Funeral
Miro el techo blanco. Patio de arañas polvosas y expectantes; una nube reseca, extendida y fracturada entre círculos grises y manchas oscuras. Toca mi rostro un aliento de cigarro y humedad; al voltear percibo que en la esquina del techo hay un hoyo espantoso. Me absorbe la idea de oscuridad, hoyo idóneo para unos ojos amarillos, para escuchar tres golpes en la puerta, de madrugada, y hundirme, llegar al fondo, crujir de dientes, fracturar huesos bajo el agua. Pero no hay ojos ni golpes ni dientes ni huesos. Veo una varilla. Se asoma como se asomaba la penúltima vértebra en la herida que mató a mi abuela. En esa oscuridad se esconde el óxido, disfraz del metal pernicioso, de pinzas y tijeras, de quirófano clandestino. El frío del metal que brilla con luz azulada, me mira entre los bordes infectos de estas grietas, tan hirientes como el bisturí; viles como el puñal que degüella al elefante. El hoyo en el techo es una cueva de la que se exhala un último suspiro, posa sobre mi desnudez, la desnudez despojada del cadáver. Corteza ya sin nombre, el peso de la muerte es rabioso, desesperante como mordida profunda en carne cruda: óxido en la saliva, la varilla perfora la garganta. Herida indeleble: grieta, cueva, boca humeante, espuma de agua oxigenada y sangre. Rojo comiendo blanco, gris matando negro y morado. El verde del desecho devorando una vida que se hacía piedra en los ojos.
No sé de qué sirven estas despedidas. Inútil sollozar en la puerta de una casa abandonada.
Solo sé que la muerte huele a cebolla, vinagre y rosas blancas.
Día, noche: péndulo…………….(tic)
el recuerdo, verdad y mentira………….(tac)
el desierto se desgrana…………….(tic)
la vida, la muerte…………………………..(tac)
………….y el péndulo.
Al sueño
Vivo para tus noches de ofrenda:
noches de altar, soles y viandas
preparadas con labios
de amores imposibles.
Bailamos la muerte
sobre una montaña de cuerpos desnudos,
…………vientos de oboe y violín,
palabras mudas, hermosas,
…………erótico juego descubrirnos.
Reconoce tuya esta piel mía
que haces rozar lenta
entre deseos prohibidos;
son tuyas estas venas
que se abren y expulsan pétalos de buganvilia.
Cómo corresponder, libertad misteriosa y hambrienta.
Cómo corresponder al obsequio de tu laberinto,
reconversión del tiempo, del mito (oh, Ariadna)
donde no deseo escape sinocentro
y las paredes son hilos de oro
y Teseo es el Minotauro
y el Minotauro
soy yo.
- Tres poemas de Francisco Muñiz Guerrero - lunes 7 de junio de 2021
