Lunar o punto de inflexión
Cogí la palma de la mano del aire,
sobre la desnuda forma del árbol
y en medio de harapos,
encontré su nombre deshojado.
¡Cuánto exceso queda!
Ahora soy el lunar
que duerme en tu espalda
inexacta,
incompleta,
apareando el silencio.
(Punto de ebullición u origen)
También me brotaron
orquídeas negras entre las clavículas,
y algún personaje emerge,
de la punta de mis extremidades.
Y creí
poder descolgarme de los ojos el abismo,
mientras me iba descosiendo…
Grito o ruido muerto
De nubes encrespadas
el abandono viene náufrago
bajo el vientre,
entrañas a cuestas
extirpando las hojas secas,
el punto abierto de la mandíbula,
la carta huérfana,
los orificios al pasado
el cántico de los sueños
incapaces
de
(…)
sostenerme.
El fuego se gesta
entre mi boca
y mis raíces;
y alguna especie de ave
emerge de mí,
para enredarse en mi cabeza:
El grito azul
de otras bocas saladas.
Ligero
El aire,
mis manos,
tres segundos.
La danza de mi cabellera al viento,
incesante.
El reflejo que levita inexorable
a mis rodillas cruzadas;
el cuerpo ciego,
sin peso,
en el exilio de mi propia voz.
Vientre de flores
¿Recuerdas que dijiste
que me esperarías?
Yo camino a la deriva,
a escondidas y vociferando,
expulsando flores amarillas
desde el torso;
no puedo contenerlas.
Suceder en este instante,
es llenar de agujeros negros el vientre,
boca abajo,
con tanto peso encima.
¿Recuerdas cómo sonaban nuestros pasos?
Yo duermo a cuestas,
vida adentro,
detenida en la asfixia intermitente,
contando hasta diez,
para dibujar (me),
otra vez;
de brazos torcidos,
no comprendo el movimiento
hacia arriba,
y no distingo las formas rectas,
mas todo han sido círculos en mi vida.
No hay origen,
tiempo,
espacios,
o lunares
en donde detenerme,
todo permanece suspendido,
el aire,
los días.
Yo levito ahora,
y no acontece nada.
- Cinco poemas de Matilde Cari - miércoles 22 de diciembre de 2021
