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Poemas de Marianela Garrido

miércoles 28 de junio de 2023
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Hohlraum o la búsqueda de pares artificiales

La angustia, dice,
es la única emoción verdadera;
llena así el vacío
del héroe y su tumba excavada.

No se sabe si alguna vez bailó,
pero en esta cavidad cabemos los dos
por el tiempo ilimitado
que entierran los grillos
en el espacio donde no cavamos más
la luna de borde amarillo en el Cusco
de la noche de naranja circunferencia,
a la cual le proferí tu luz,
y el centro innegablemente blanco,
a la cual le otorgué tu ceguera paliativa
para nublar nuestros conceptos del amor.

La nada atrapada en nuestras palabras,
sólo por el gusto de coleccionar signos,
ha sido escrito en la lengua que murió tus labios.

 

Tras el cristal desempaño

La pequeña salamanqueja oculta
tras la vitral mirada de una copa me recuerda
la inocencia perdida,
………………………………………………………….malversada;
aquella que se preserva
junto a los insectos inertes
que en sus frascos protegen
…………………………………………………….al polvo del tiempo.

Mi madre dice que recolectando exoesqueletos
me parezco a mi bisabuelo.
Nunca lo conocí,

quizás nació muerto.

(Pero todo espectro rodea
los humos de su hoguera.
Pistolas empuñadas por hijos,
brazos vacíos para las hijas;
fuegos fatuos y vapores condensados.)

Escribiendo desde la naturaleza,
la Tierra cobra una mayúscula superlativa
a las lenguas prohibidas
que en el canto de las cigarras toman cuerpo;

las resonancias dentro del tórax anochecen
las intermitencias de una melodía
frecuentes al colapso de un astro.

Y la soledad,
tan sola ella,
recolecta en sus cabellos las historias sueltas
que recorren sus yemas en una cinta de Moebius;

desorientados arribas y abajos
nunca se atan los cabos.

De ese borde nos aferramos
cuando la transparencia no tiene otro lado.

(Cae la noche y tiemblan las hojas del molle
como el habla de mi ausencia extraña)

No tengo más rostro,

los cuerpos son sólo momentos;

juega en contra el afán etéreo

de andar los pasos efímeros.

La imagen es imprecisa,
su lectura a un anhelo atribuida.

(Como Ícaro asolado,
me asedio
con las brasas de las alas quemadas
y las cenizas en una mejilla dispersas)

Tras el cristal desempaño
las palabras, meros engaños,
de estos retratos orgánicos.

 

Cambiaforma

Cambiar la forma para poder sentir
—la diferencia—
que demanda la vida que desconozco

pues a los años supe de ti.
“Buenas noches”,
y como quiera así comerse la carne en la hoja,
en todo lo demás

como sea, a mí me da paz.
Mis manos dan cuenta
de la marca de la hora
y no contestan nada

que se pueda hacer al momento
en el que recuerdo
la implicancia del fonema
en la presencia del afecto

cuando creo haberme llegado el día.
Estoy en esos pensamientos.
Entre tantos ejemplos
que dan el cuerpo tipo

que se olvida en la escritura
cuando se deja calmar,
cuando se deja clamar
la vida,

como quien limpia cabeza sobre cuerpo.
Gratitud de niños
y lo que diría
el diario que no he escrito

desde la periferia de un espejo
que se quiebra cuando te siento
y el desborde es sólo un proyecto
en el quehacer de un verso.

 

Aquí falta un nombre

“Paisita, ¿me invitas algo de comer?”

Estos audífonos guardianes de certeza
dificultan reconocer el llamado
hasta que el giro te revela.

Desobedezco el impuso,
la fuga del ser visto,
y asiento con el miedo
incrustado en nuestras pupilas

café para despertar mi letargo;
A las 6 iniciaron las ayunas de mis horas.
Un pan para abrigar
tu joven desamparo,
la cuenca vacía que cargan tus manos.

La cafeína entumece mi desidia.
Masticando mis dudas,
desconecto mi lengua,
…………vuelve a ser,
un estorbo;
duelo mi mirada,
…………otra vez,
un artificio.

A pesar de mi camuflaje bélico
pudiste hallar los rastros camaleónicos
del saberse de este lado de la ciudad extraños.
Cumplimos un rol,
luego nos vamos

porque hace dos meses no recibo mi sueldo
y estos bocados son los últimos respiros de mi padre.
Tú no necesitas saber eso,
nuestros fantasmas no habitan palabras
en esa porción de empíreo.

Tchaikovski y la curva de mi espalda
se cansan de no mirarte.
Si preexistiera el vaivén de tiempos,
mi exoesqueleto hubiera dejado de esconderse de sí mismo,
parasitado con las letras
plagadas de las luces
del placer, dolor y estruendo

de haber matado a la niña
que en tus ojos pequeños
descubre al otro compañero
…………vivo.

Estas carencias
que en su distancia se encuentran
no escapan de un mausoleo
de dime-tu-nombre atorados
en esta muerte del silencio.
Mis manos intentan recrear
lo que el quiebre ha fracturado.

Un fin de los tiempos desplegado
mientras yo sigo apagando las llamas
que llamo pensamiento.

Toda esta humanidad que perece
en el renacimiento
de no ser cuando.

 

Ouroboro

Entre remolinos de polvo
se alzan millares de cuerpos
aplastados bajo el peso del sueldo
que transforma su minimalismo en un coloso
…………hambriento
…………………….enfermo
………………………………..e insomne.

¿Cómo soñar cuando los ojos
han de mantenerse siempre abiertos?
La amenaza de una navaja o el clamor de un cañón,
que la sangre reclama más que ira
y la pena no puede ser con un billete
recompensada.

Dicen que viene una quinta ola,
pero la crecida de la marea lleva años inundando
a la ciudad que se come a sí misma
para mantener las bocas cerradas
y las maletas vacías,
porque el triunfar en la huida
es tan difícil como sobrevivir en la permanencia.

No tengo suelo, patria o matria,
a sabiendas de que a veces son sólo palabras.
Lo que tengo son miradas,
………….huellas y escamas,
dispersas entre las hojas y las alas,
que claman una tierra sana
………….menos humano-clasificada
y en sus singularidades
atomizada.

 

A espaldas del asomo del cautiverio

Con un pie adentro
…………y el otro afuera
se lleva el maltiempo en los hombros
…………y el fin en la frente.

El adiós atorado en la garganta,
cuarentena del alma,
acumula los muertos
que escapan de sus ausencias.

Quisiera decirte que me pesa
nuevamente el brazo izquierdo,
pero en estos siniestros
nuestras voces ya no renacen

para reencontrarse
entre rutinarios renacimientos.

Nuestras miradas ya no colisionan más
fuera de los cristales empañados.

Si ya sabíamos de la fútil
………….libertad
y las formas incesantemente transmutables,
que nadie más nos oyera
fuera de nuestros cuatro velos
no significa más que el que ahora
no oigamos la expiración
………….de los alientos cortados.

Queda por resolver el acertijo de los cabellos
y coordenadas que saben a silencio
en el tacto ámbar de un verso,

en las manos que se toman a espaldas
del asomo del cautiverio.

Marianela Garrido
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