Una pipa
El tabaco agrava la soledad
y suma ideas al café.
Meditación en lo neutro,
lo abstracto del interrogante,
su vigilia, su exilio.
Desde un rincón del estante
aún respira su museo de espectros,
conjeturas.
La melancolía no acaba de irse.
Memoria pálida,
volutas, resonancias.
El poema es la conciencia de un consuelo.
El humo será olvido.
Los ojos del búho
No soy filósofo.
Antes de preguntarme el porqué de las cosas,
prefiero vivir.
Soy incapaz de entender
qué pasó con nuestras ansias,
caídas, ambiciones.
¿Qué fue de aquel amor que duró tantos años
sin haber sido nunca?
¿Cómo entrever esperanza
en el revés de la tristeza?
Tras el espejo de la realidad
hay una imagen secreta,
y en el fondo, otra más fiel,
que nadie conoce y apenas vislumbra.
La verdad es puro maquillaje.
Quizás, para sentirse en calma,
habría que eludir los pensamientos,
huir del cuerpo y elevarse en oración
como los místicos o los mendigos.
Quizás, para sentirse pleno,
habría que abandonar todo,
ofrendarse al viento en un cáliz
como los amantes o los suicidas.
Las dudas sacuden el ánimo,
el tiempo nos suspende en un patíbulo
y las pupilas del misterio eclipsan la fe.
No soy filósofo.
La sabiduría también es maquillaje.
Es poderosa la voz del Altísimo
Hay claves insondables
murmullos
lógicas autistas
¿hilos que sólo perciben los justos?
aquel que bebió aguas negras
se ahogó
…………..se liberó
en el momento más distante
en el minuto más mismo
…………..se golpeó
¿debía un sacrificio de amor por una recompensa?
¿perdió su oportunidad?
¿fue terror o inspiración?
¿león o tulipán?
cambió quien era para siempre
Subida al Monte Carmelo
Una piedra custodia un cactus a la sombra de un laurel
Irás peregrinando hacia la nada del último adiós
Solitario, irás dejándote, despojando
Reconociéndote vagabundo como tantos,
equivocado más que muchos,
serás llevado al silencio
Y cuanto más alto subiendo
menos entendiendo la tenebrosa noche
Ni envidioso ni envidiado,
huérfano llegando al umbral
Adentrándote humilde ignorando qué
Convirtiendo mezquindad en misericordia
Hasta entregarte por fin a la espesura
Y no poseyendo más, arrodillado
alcanzarás la suma cima,
tu nombre definitivo,
de otro reino.
Alfredo y yo
Lo primero que debo decir es que no lo tengo muy presente.
Tampoco sé si él a mí.
Estaría bueno reencontrarse a la vuelta de los años.
Él se ve en un espejo convexo y encuentra mi rostro.
Yo me pongo frente al espejo y me da vuelta la cara.
Quiero vivir de acuerdo conmigo mismo y no me sale.
Hago cosas que desaprueba.
No me da igual.
Soy otro con dos o tres vidas antes.
Ni el poeta / ni el abogado / ni el espadachín
ni el profesor / ni el traductor
aciertan.
No sé cómo estamos siendo.
Fugamos tanto como un sueño
y ahora somos un secreto en su pura soledad.
Me identifico con lo que les voy diciendo.
Me quedo en blanco con palabras que no alcanzo.
Tengo sombras que se reiteran en cada pesadilla.
Intento borrar errores con un perdón fugitivo
con un perdón demorado.
Las letras los cubrirán.
Pienso en el deterioro que arrastran los días / los pánicos
la fragilidad del amor / la sensación de acabarse
la incertidumbre de cómo sigue.
Entonces la mañana me pesa como un búfalo.
La esperanza y la voluntad son plumas del ánimo.
El sentimiento del absurdo inmoviliza.
¿Qué haré con este cuerpo? ¿Me darás una mano?
¿Me sostendrás? ¿Deberé apoyarme en un bastón?
Las lluvias sudan tristezas tempranas.
La belleza se ensucia y la suerte muda con la luna.
Una música cualquiera puede azuzar melancolías.
Se va nublando el prodigio del sol.
Tiemblan los templos de la purificación.
Resucitan témpanos, hachas, heridas grises.
Sentimos las pérdidas obtenidas / las pérdidas que supimos conseguir.
Pero al perder aceptamos apostar para ganarle al fracaso.
Las sandías salpican sus jugos rojos sobre el deseo y el duelo.
Una carroza plateada llega a una vieja taberna.
Cuesta ponerse de acuerdo. Suele entenderse al revés.
No es fácil esconder neurosis bajo la alfombra.
El futuro puede fatigar y defraudar.
El alma es una metáfora.
El tiempo es lo más huido que obtenemos.
A mí, la verdad me asusta.
En cambio él, la busca más allá de la física.
Uno se engaña y el otro deja pasar.
Jamás sabré si estoy dentro o fuera.
La literatura dibuja un recuerdo lejano.
Mientras leo y escribo
él se ríe de mi logro y lo encuentra flojo.
Para mí es fundamental su opinión.
Sustantivos, adjetivos, frases…
A nadie le parece que estén bien.
Ni siquiera yo lo creo.
Considero de mal gusto que el autor necesite de una historia
para resolver un conflicto propio.
Él jamás caería en la autocomplacencia.
Ninguno figura en una antología.
De los muchos idos, aún él sobrevive.
Yo persisto.
Persistimos por ahora, vos y los demás.
Tarareamos la balada de los últimos.
Me guardo para el ángel.
No puedo ni quiero transar con le mot juste.
Al final de mí, ¿estará?
Quizás coincida. Quizás me encuentre.
Escribir no aporta demasiado.
Escribir es una pasión inútil.
Sigo trepado al árbol de un paraíso artificial.
Me entrego al olvido sabiendo que apenas estamos los dos.
Yo le propuse vivir en su casa un verano.
Compartimos la cama con tres azafatas.
¡Gloria al placer que aún se nos permite!
- Cinco poemas de Alfredo Lemon - miércoles 6 de septiembre de 2023