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Sergio Ramírez recibe apoyo unánime ante acoso del gobierno nicaragüense

miércoles 15 de septiembre de 2021
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Sergio Ramírez
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez en el Instituto Cervantes, flanqueado por el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares.

La persecución de que ha sido objeto el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, por parte del gobierno de su país, ha despertado la reacción del mundo cultural hispanoparlante, que se ha volcado en apoyo hacia el autor de Margarita, está linda la mar.

El martes 7 de septiembre, el Ministerio Público nicaragüense acusó en los Juzgados de Managua al escritor por “realizar actos que fomentan e incitan al odio y la violencia”, como informamos el jueves 9, así como por recibir fondos de la extinta Fundación Violeta Barrios de Chamorro.

Los cargos imputados contra el escritor son los mismos que la Fiscalía de Nicaragua le atribuye a 34 opositores y críticos del régimen de Ortega, entre ellos siete aspirantes a la Presidencia. Todos fueron detenidos entre junio y agosto.

En un comunicado emitido el sábado 11, la Real Academia Española (RAE) “protesta con toda energía por la orden de detención cursada por la fiscalía de Nicaragua contra el académico nicaragüense, miembro correspondiente de la RAE y escritor don Sergio Ramírez”.

“La RAE defiende las libertades de pensamiento y expresión como los primeros valores de cualquier sistema de convivencia y lamenta el grave intento de cercenarlas para evitar el debate libre sobre las opiniones e ideas”, continúa el comunicado.

“Las palabras tienen que ser usadas en libertad por todos; evitar la manifestación libre de toda clase de opiniones, muy especialmente de contenido político, es la forma más intolerable de ejercicio arbitrario del poder porque conduce a la opresión de los ciudadanos en beneficio exclusivo de los imperantes. Exigimos el levantamiento inmediato de las medidas adoptadas contra nuestro admirado compañero don Sergio Ramírez”, concluye el documento, al que se sumaron la mayoría de las academias del mundo de habla hispana.

 

500 firmas en apoyo a Sergio Ramírez

Al día siguiente de conocerse la postura de las academias, se difundió una carta pública en apoyo al autor con firmas de más de quinientas personalidades del mundo de la cultura. “Sergio Ramírez no sólo es un intelectual de primer orden, sino que también ha sido siempre un hombre comprometido con el destino de su país, al que ha rendido servicios inolvidables”, indica el documento, que se encuentra abierto a adhesiones.

“Los cargos que se han fabricado contra él —y contra casi cuarenta presos políticos— son la demostración palpable de la deriva represora del régimen, decidido a acallar a sus opositores mediante la cárcel u obligándolos al exilio”, se agrega en la carta, que ha sido firmada por Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte, Héctor Abad Faciolince, Leonardo Padura y Guillermo Arriaga, entre otros escritores.

También se manifiesta que “la persecución que lleva a cabo el Gobierno de Nicaragua contra el escritor Sergio Ramírez es un atentado a la libertad y un insulto a la inteligencia” y afirma que “los abajo firmantes mostramos solidaridad con Sergio Ramírez y, de este modo, también con la sociedad nicaragüense, sometida ahora a una dictadura cuya escalada represiva está lejos de terminar”.

Entre las firmas que suscriben esta comunicación se encuentran Edda Armas, Ana Belén, Víctor Manuel, Miguel Ríos, Aitana Sánchez Gijón, Juan José Campanella, Enrique Krauze, Javier Estefanía, Enric Juliana, Juan Cruz, Álex Grijelmo, Elvira Lindo, Luis Landero, Juan Gabriel Vásquez, Rosa Montero, Jorge Lanata, Julio Llamazares, Antonio Muñoz Molina, Julia Navarro, Élmer Mendoza, William Ospina, José Ovejero, Patricio Pron, Benjamín Prado y Jorge Volpi.

 

Regresar sería la muerte

El escritor, que se encontraba fuera de su país cuando se hizo pública la persecución gubernamental, llegó a Madrid el fin de semana y el lunes 13 participó en una actividad en el marco del trigésimo aniversario del Instituto Cervantes con la presencia del ministro de Relaciones Exteriores de España, José Manuel Albares.

Ramírez depositó en la Caja de las Letras un legado del poeta Rubén Darío (1867-1916) consistente en una cajita de madera con tierra del jardín de la casa del autor modernista en León y una primera edición (de 1905) de Cantos de vida y esperanza, considerada como la obra cumbre de la poesía dariana.

En el acto también dejó su legado el escritor cubano Leonardo Padura, quien depositó en la caja 697 la primera versión de La novela de mi vida (2002), un copioso conjunto de folios que contienen múltiples anotaciones de la directora-fundadora de Tusquets, Beatriz de Moura.

“Regresar a mi país significaría la cárcel y por lo tanto la muerte para mí”, dijo el escritor durante la actividad en el Cervantes. “A mi edad no puedo estar preso sin los auxilios de un médico. Y ellos son muy despiadados. Hay prisioneros que pasan las veinticuatro horas del día con la luz encendida, otros en aislamiento… Son condiciones que yo no voy a ir a buscar. Ya me ha puesto ocho cargos penales, ¿qué puedo esperar? Pasar del aeropuerto al centro de detención de El Chipote, que es un lugar terrible”, añadió.

 

La novela detonante

Ramírez sostiene que el ataque del gobierno nicaragüense tiene que ver con su actividad literaria y no con la política, de la que se retiró en 1998, y que el “detonante” fue su nueva novela, Tongolele no sabía bailar (Alfaguara), que sale a la venta en España el jueves 16 de septiembre y en la que narra las protestas de Nicaragua de 2018, y especialmente cómo el Gobierno las aplastó.

“Es una novela que desnuda los atropellos y la violación de derechos humanos que se produjeron en las calles de Managua y otras ciudades del país en 2018. El libro ha sido prohibido, ha sido retenido en la aduana y no lo dejarán entrar. Las dictaduras, dichosamente, no tienen invención y responden a la mediocridad”, aseveró Ramírez.

Tongolele no sabía bailar es una novela negra ambientada en las protestas de 2018 y cuyo protagonista, un oscuro agente de la revolución sandinista, se ha convertido en el presente en un mercenario que sirve de enlace entre los bajos fondos y las élites de la dictadura. La obra comparte tema, escenario, tono y algunos de los personajes con su libro anterior, Ya nadie llora por mí (2018).

Las autoridades han reclamado a Alfaguara varios informes que resuman la trama para liberar o mantener el secuestro de los ejemplares enviados por la editorial española. Mientras tanto, el texto ya circula en el país vía WhatsApp.

El escritor se estableció ya en Costa Rica, y mientras participa en varias actividades en las sedes del Cervantes en Reino Unido, Alemania y Francia, decide si se establece definitivamente en México o España, país este último del que tiene la nacionalidad. Duda que regrese alguna vez a su patria y afirma que para él el exilio es “la peor circunstancia que alguien puede atravesar”.

Fuentes: ABCEl MundoInstituto CervantesLa RazónRAE
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