
El escritor argentino César Aira (Coronel Pringles, 1949) recibió el sábado 9 de octubre el Prix Formentor 2021 en el Hotel Barceló Sevilla Renacimiento, en un acto en el que repasó su trayectoria vital y literaria, y que sirvió de antesala a las Conversaciones Literarias de Formentor, que bajo el lema “Náufragos, peregrinos y argonautas” se desarrollan el 10 y el 11 de octubre.
La concesión del Prix Formentor a Aira “por la infatigable recreación del ímpetu narrativo, por la versatilidad de su inacabable relato y por la ironía lúdica de su impaciente imaginación” fue anunciada en abril, como informamos en Letralia 368, tras la reunión del jurado en Sevilla.
Con más de cien obras publicadas —que desde 1992 lanza a razón de dos o más cada año—, César Aira ha obtenido galardones como el Roger Caillois 2014 y el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas 2016. Además, fue nombrado por el gobierno francés Chevalier dans l’Ordre des Arts et Lettres.
En su discurso del sábado Aira agradeció el galardón, aunque “un premio tiene algo de final de partida, porque mira en una sola dirección: a lo ya hecho”, según dijo. “Pero si la partida se jugó respetando las reglas, éstas quedan vigentes después del final, de modo que el juego seguirá, no en un ilusorio futuro de revanchas sino en un plano del presente estriado por los tiempos posibles, entre los cuales tanto el pasado como el futuro son fichas disponibles para nuevas jugadas”, añadió.
Posteriormente, reconoció el impacto que tuvo en su trayectoria vital su “educación defectuosa”, eje sobre el que giró todo su discurso. “Una educación es un proceso temporal. Una buena educación pone al tiempo de su parte, para lo cual lo ordena comedidamente en paralelo a su experiencia. No fue mi caso: por una decisión que escapó a mi control, tuve una educación defectuosa”, afirmó.
Reconoció que de niño estuvo convencido de su “superioridad mental” que afectaría su sentido común. Así, concluyó pronto la etapa de aprendizaje “por la prisa de empezar a ejercitar mis imperfecciones como otras tantas elegancias literarias”, dijo, y en torno a esa prisa contó un sueño recurrente en el que llega tarde a algún objetivo —una reunión, un sitio donde lo esperan.
Admitió que en su vida había reservado la atención “para lo maravilloso”, y en torno al oficio literario explicó que desembocó en él por su “propensión invencible a no hacer otra cosa que leer”, aclarando que los libros que leía procedían “de la zona de golpes bajos de la literatura” y que de ellos “emanaba un gas alucinógeno que producía células de ficción”.
Dotado con 50.000 euros y sostenido con el mecenazgo de las familias Barceló y Buadas, el Prix Formentor es un reconocimiento a la calidad e integridad de los autores cuya obra consolida el prestigio y la influencia de la gran literatura.
Fue creado en 1960 por las editoriales Seix-Barral, Gallimard, Einaudi, Rowolth, Weidenfeld y Grove Press y se entregó a autores como Dacia Maraini, Jorge Luis Borges o Saul Bellow. Fue recuperado en 2011 y antes de Aira lo han recibido Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Calasso, Alberto Manguel, Mircea Cărtărescu, Annie Ernaux y Cees Nooteboom.
Fuente: Europa Press
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