
En “Maspleonasmo” se materializa la concepción de Hugo Friedrich sobre la lírica moderna y la escisión en la poesía románica. Los estudios de Hugo Friedrich marcan una diferencia en la tradición del lenguaje poético porque observa en la lírica moderna, especialmente la francesa, una anomalía en la expresión y una arbitrariedad del poeta al romper con ciertas estructuras en vías del alejamiento de una expresión unívoca. Revisa a los principales fundadores de la poesía moderna francesa —Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé— para mostrar la novedad y la ruptura con la tradición precedente. Describe los rasgos definitorios de la poesía moderna, todos ellos ligados indisolublemente con el objetivo primordial del arte moderno, la tensión disonante: contrapuntos, renuncia a la referencialidad, inteligibilidad, preponderancia de la sugestión sonora, fusión de lo heterogéneo, intraducibilidad, fragmentarismo, actividad autística, tensiones formales, contraste en el comparativo, oscurecimiento, individualidad, yuxtaposición, abstracción, deformación y extrañamiento del lenguaje.
La búsqueda de una eminente sonoridad permea la totalidad del poemario En la masmédula.
Friedrich señala la escisión de la poesía románica alrededor del período romántico; subraya la preponderancia que ha adquirido la sonoridad en la composición poética, una superioridad que inclusive implica el soterramiento de los contenidos temáticos, procedimiento inoperable en la antigua poesía:
Se escriben versos que suenan más que no dicen. El material sonoro del lenguaje adquiere poder sugestivo. En combinación con un material léxico apropiado para los movimientos asociativos, da paso a infinitas posibilidades de ensueño (…). Se descubre la posibilidad de crear un poema a base de una combinación que opere con los elementos rítmicos y musicales del lenguaje como con fórmulas mágicas. Su sentido deriva de esta combinación, no del programa temático.1
La búsqueda de una eminente sonoridad permea la totalidad del poemario En la masmédula (1956),2 del cual forma parte “Maspleonasmo”:
En Girondo hay una verdadera sensualidad de la palabra como sonido, pero más que eso todavía, una búsqueda de la secreta homología entre sonido y significado. Esta homología supone una verdadera relación mágica, según el principio de las correspondencias, que resulta paralela a la antigua relación mágica entre forma visual y significado.3
La peculiar manifestación del poder sonoro de los versos en el poema, patente en las múltiples aliteraciones, no lo exime de contenido; en términos generales, las palabras que satisfacen las insistentes repeticiones de fonemas de la aliteración también poseen unidades mínimas de significado lexical armónicas. A nivel léxico-semántico, el material lingüístico se divide en dos campos de imágenes fuertemente ligados entre sí, incluso comparten material semántico: uno relativo a la experiencia erótica y otro ligado al trance místico.
Girondo emplea la crasis con la finalidad de producir una fusión de significados. La intersección parcial de los significantes permite un enriquecimiento de los contenidos: sexotumba, oxímoron relativo a la gestación de la vida por medio del acto sexual y el sepulcro como metonimia de muerte; diosemen anuncia el vínculo entre erotismo y divinidad, experiencias ambas de la otredad; enfatiza rasgos de bestialidad e irracionalidad por medio de la repetición de sustantivos en lorosimio. Asimismo, además de las crasis con simple yuxtaposición sin pérdida de letras y las que aparecen con pérdida vocálica y adición de consonante, tales como llagánima y vaterripio, utiliza elementos prefijales para formar palabras con significados añadidos conexos en su mayoría a la denotación de superioridad y exceso: hipermelosas, postedio, plusramera, ineterna, panentrega, prenoser, implume, hiperhoras, cotedio, dubiengendros.
El traslape de palabras en la crasis despunta como el mecanismo retórico que en principio seduce y desorienta al lector; no obstante, después de varias lecturas, se advierten los dos campos de imágenes señalados con anterioridad, los relativos a la experiencia mística y al erotismo. I. A. Richards, crítico literario y semántico inglés, en sus estudios advierte que la teoría tradicional de la metáfora nota únicamente unos pocos de los modelos de la metáfora y limita la aplicación del término metáfora únicamente a algunos de ellos. En su formulación simple, cuando empleamos una metáfora tenemos dos pensamientos activos de cosas diferentes respaldados por una sola palabra o frase, cuyo significado es el resultado de su interacción. Existe una inmensa variedad en estos modos de interacción entre pensamientos copresentes o, en términos del contexto teorético, entre diferentes partes faltantes o aspectos de los diferentes contextos del mundo del significado. En consecuencia, se ha hecho parecer a la metáfora como un asunto verbal, un cambio y desplazamiento de palabras, mientras que fundamentalmente la metáfora se define como: “a borrowing between and intercourse of thoughts, a transaction between contexts”.4 El pensamiento es metafórico, las metáforas del lenguaje derivan de allí. Al cuestionar el funcionamiento del lenguaje, afirma Richards, se inquiere, sin duda, sobre el pensamiento, el sentimiento y todos los otros modos de la actividad mental.
Max Black, en sus aportaciones sobre filosofía del lenguaje, retoma la definición de metáfora propuesta por Richards y propone una tipología de análisis para la metáfora en la que destaca lo que él nombra interaction view of metaphor, metáfora predominante en la poesía moderna. Formula pensar la metáfora como un filtro en el que opera lo que él ha denominado como system of associated commonplaces, es decir, las intuiciones de conocimiento que el lector llano posee sobre distintos tópicos:
From the expert’s standpoint, the system of commonplaces may include half-truths or downright mistakes (as when a whale is classified as a fish); but the important thing for the metaphor’s effectiveness is not that the commonplaces shall be true, but that they should be readily and freely evoked (…) a metaphor that works in one society may seem preposterous in another. (…) literal uses of the word normally commit the speaker to acceptance of a set of standard beliefs about wolves (current platitudes) that are the common possession of the members of some speech community.5
La metáfora, desde la perspectiva de Black, opera al aplicarle al sujeto principal un sistema de implicaciones asociadas (system of associated commonplaces) característico del sujeto subsidiario. La metáfora selecciona, enfatiza, suprime y organiza las características del sujeto principal al implicarlas con afirmaciones propias del sujeto subsidiario:
This use of a ‘subsidiary subject’ to foster insight into a ‘principal subject’ is a distinctive intellectual operation (though one familiar enough through our experiences of learning anything whatever), demanding simultaneous awareness of both subjects but not reducible to any comparison between the two.6
Lo anterior encuentra correspondencia con los estudios sobre la semántica de la metáfora atrevida de Harald Weinrich, quien retoma las consideraciones de Friedrich en torno a la desaparición de la analogía en la metáfora moderna con el fin de reformular la noción de margen de la imagen y proponer el concepto de la contradeteminación, a partir del cual definirá a la metáfora. Asevera que empleamos las palabras del lenguaje unidas siempre a otras en los textos, lo cual promueve que de modo recíproco entre ellas tanto se proporcionen contexto como se determinen mutuamente, es decir, que reduzcan el alcance de su significado.
Por consiguiente, enuncia que las metáforas jamás se desligarán de las condiciones del contexto:
Una metáfora, y esta es en el fondo la única definición posible, es una palabra dentro de un contexto, a través del cual es determinada de manera que quiere decir algo totalmente diferente de lo que significa. Del contexto depende esencialmente si una metáfora se interpreta a sí misma o permanece indescifrable (…); una metáfora audaz por su misma estructura interna puede ser despojada de su audacia por un determinado contexto y a su vez, otra metáfora no audaz por sí misma puede recibir tal carácter por su especial posición en el contexto y en la tradición literaria.7
En consecuencia, deriva el concepto de contradeterminación, productor de un efecto de tensión entre el significado de la palabra concedido por el uso comunicativo del lenguaje y su reactualización provocada por el contexto: “La determinación efectiva discurre en una dirección contraria a la que era probable. La palabra ciertamente quiere decir algo (tiene un modo significativo), pero esto no se halla en el ámbito que se presume”.8
La sucinta revisión de algunas teorías cognitivas de la metáfora permitirá mostrar la operatividad del lenguaje en la metáfora y su construcción de sentido en el producto textual. Se han señalado dos campos de imágenes (system of associated commonplaces) preponderantes en el poema, uno de ellos se liga con aquello absolutamente heterogéneo al hombre imposible de conmensurarse con la esencia humana: lo numinoso. El teólogo alemán protestante y filósofo Rudolf Otto, influencia directa de Mircea Eliade y Paul Johannes Tillich, emplea este neologismo para referirse a la divinidad vislumbrándola más allá de los predicados absolutos morales denotativos de la bondad perfecta. Lo numinoso se encuentra bajo todos los credos y posee tanto valencia positiva como negativa: se revela paradójico, de tal manera que se le puede considerar tanto la bondad absoluta como el horror absoluto.
Se manifiesta en “Maspleonasmo” un sentimiento de criatura, definido por el teólogo protestante como aquello que incita al sujeto humano a valorarse como algo no real de verdad, algo no esencial. Esta valoración responde al sentimiento de irrestricta superioridad de lo numinoso. La desvalorización humana se metamorfosea en una exigencia muy concreta: en el aniquilamiento del yo. En consecuencia, se reconoce la total realidad del numen prepotente comparado con la percepción que se tiene de uno mismo como algo enteramente nulo, pasivo ante la acción de la otredad:
Nimios saldos terráqueos en colapso y panentrega extrema desde las ramas óseas hasta la córnea pánica.9
Manifestado a nivel semántico, las palabras —ligadas tanto por sus semas constitutivos como por las alusiones ligadas con la tradición que el propio contexto sugiere (la blancura como adjetivo de lo divino, por ejemplo)— llagánima, sino, mago, rapto, alba, albatros, sacra, diosemen, salmos, deliquio y santo configuran el campo de imágenes construido por Girondo para referirse a lo numinoso con imágenes cristianas, el cual está cargado de valencia negativa (“sino orate”, “lacios salmos mudos”). La apertura y el final del poema remiten a la cotidianeidad y el tedio inherente a ella: “Más zafio tranco diario” / “aunque el cotedio azuce sus jaurías sorbentes ventosas de bostezos”.10 Inmerso en este ambiente, se presenta el erotismo como la única posibilidad para acceder a la experiencia mística a la vez que se exaltan los rasgos que identifican al erotismo como una transgresión en el contexto cristiano.
Más sacra carne carmen de hipermelosas púberes vibrátiles de sexotumba góndola
en las fauces del cauce fuera de fértil madre del diosemen
aunque el postedio tienda sus cangrejales lechos ante el
eunuco olvido11
Deberá leerse “Maspleonasmo” como un organismo articulador de uno mayor: En la masmédula, metáfora total cuyo eje rector es el intento de aproximación a lo numinoso.
Girondo logra lo que Friedrich denomina notas semánticas superiores, es decir, significados que sólo se ubican en las zonas límites de una palabra o que se producen al enlazar palabras de un modo anormal. El campo de imágenes relativas al erotismo se configura a través de las palabras masturbio, carne, hipermelosas, púberes, vibrátiles, sexotumba, góndola (la cual, por su ligamento en el contexto y su referente físico se puede ligar con una imagen del útero femenino), fértil, cause (resignificada por el contexto connota el canal vaginal), diosemen, lecho, lacios, espasmos, mamas, feto, cogitar (que en una falsa etimología pareciera referirse a una acepción del acto sexual). Georges Bataille distingue entre erotismo de los corazones, erotismo de los cuerpos y erotismo sagrado. Los versos describen un coito interrumpido, posible representación del erotismo de los cuerpos: no le interesa la fertilidad, es estéril, se aparta del precepto bíblico “creced y multiplicaos”, no es la mera consecución de un instinto; el acto sexual es el fin en sí mismo, procura el placer por sí mismo. La acción erótica disuelve a los seres: el estado de éxtasis deriva en una pérdida de la identidad personal, se pierde la memoria de alguna manera (“eunuco olvido”). El rasgo característico del erotismo es la búsqueda de la continuidad de dos seres discontinuos:
A la vez, la búsqueda de una continua del ser llevada a cabo sistemáticamente más allá del mundo inmediato, designa una manera de proceder esencialmente religiosa; bajo su forma familiar en Occidente, el erotismo sagrado se confunde con la búsqueda o, más exactamente, con el amor de Dios.12
En el poema se manifiesta esta búsqueda de continuidad a dos niveles, en principio, desde la experiencia del erotismo de los corazones, creadora de vasos comunicantes con la visión occidental del erotismo sagrado, el cual pretende la integración a una entidad superior, en este caso lo numinoso, acción que eximiría de la necesidad de decidir y de asumir la responsabilidad por el destino del yo y las dudas colaterales a las decisiones; sin embargo, lo numinoso, concebido como lo absolutamente heterogéneo al hombre, también puede equipararse con la nada, esa es la vertiente que explora el poema: en vértigo, se aproxima a una experiencia numinosa para percatarse de la nulidad de aquello que se pensaba superior, así es como regresa al estado de tedio cotidiano.
Las propias tensiones disonantes del poema son un paralelismo directo de la noción sobre la incomprensibilidad de lo numinoso que se presenta irracional, pues no está por encima de toda razón, sino que parece ir contra la razón. El numen se vincula con la inefabilidad: es casi imposible expresarse sobre lo que es totalmente distinto a la naturaleza humana y sus medios. Las propias tensiones en los mecanismos formales del poema encaminadas a alejarlo de referentes objetivos, a crear una realidad nueva en el lenguaje, incitan “un proceso por medio del cual el lenguaje confiere al objeto aquella ausencia que, en cuanto categoría, lo equipara al absoluto (o sea a la nada) y hace posible su pura presencia (libre de toda objetividad) en la palabra”.13 La definición ampliada de la metáfora concebida por Weinrich la considera como un texto en una situación contradeterminante; de este modo, deberá leerse “Maspleonasmo” como un organismo articulador de uno mayor: En la masmédula, metáfora total cuyo eje rector es el intento de aproximación a lo numinoso, en el que la experiencia de lo sublime, paulatinamente, se materializa en la insuficiencia del lenguaje para evocarlo.
Bibliografía
- Bataille, Georges, El erotismo, trad. de Antoni Vicens, México: Tusquets, 1997.
- Black, Max, “Metaphor”, en Philosophical Perspectives on Metaphor, ed. de Mark Johnson, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1981, pp. 63-80.
- Friedrich, Hugo, Estructura de la lírica moderna. De Baudelaire hasta nuestros días, trad. de Juan Petit, Barcelona: Edit. Seix Barral, 1959.
- Girondo, Oliverio, Obras, pról. de Enrique Molina, Buenos Aires: Losada, 1998, p. 453.
- Otto, Rudolf, Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios, de Fernando Vela, Madrid: Alianza, 1996.
- Richards, I. A., “The Philosophy of Retoric”, en Philosophical Perspectives on Metaphor, ed. de Mark Johnson, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1981, pp. 48-62.
- Weinrich, Harald, Lenguaje en textos, trad. de Francisco Meno Blanco, Madrid: Gredos, 2000 (Biblioteca Románica Hispánica, II Estudios y Ensayos, 312), pp. 369-436.
- Yurkiévich, Saúl, “La pupila del cero”, en Suma Crítica, México: Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 262.
- “Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo”, de Mariana Enríquez:
El advenimiento del horror - lunes 6 de junio de 2022 - “Maspleonasmo” de Oliverio Girondo: misticismo y erotismo - lunes 31 de julio de 2017
Notas
- Hugo Friedrich, Estructura de la lírica moderna. De Baudelaire hasta nuestros días, trad. de Juan Petit, Barcelona: Edit. Seix Barral, 1959, pp. 78-79.
- “Inserto en el absurdo, en la arbitrariedad del universo, sin fe, sin un conocimiento que dilucide el enigma del vivir, que desentrañe el sentido último de la realidad, sin doble, sin descendencia, sin herencia que obre de contrapeso contra la desaparición, sin asideros válidos, sin paraderos —culturales, sociales, históricos—, sin esperanza, sin religión, sin nada que contrarreste el vacío, Girondo da vueltas y revueltas para, aunque más no sea, entorpecer la aplanadora nada”. Saúl Yurkiévich, “La pupila del cero”, en Suma Crítica, México: Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 262.
- Aldo Pellegrini cit. en “Hacia el fuego central o la poesía de Oliverio Girondo”, en Oliverio Girondo, Obras, pról. de Enrique Molina, Buenos Aires: Losada, 1998, p. 41.
- I. A. Richards, “The Philosophy of Retoric”, en Philosophical Perspectives on Metaphor, ed. de Mark Johnson, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1981, p. 51.
- Max Black, “Metaphor”, en Philosophical Perspectives on Metaphor, ed. de Mark Johnson, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1981, pp. 229-230.
- Ibíd., p. 234.
- Harald Weinrich, Lenguaje en textos, trad. de Francisco Meno Blanco, Madrid: Gredos, 2000 (Biblioteca Románica Hispánica, II Estudios y Ensayos, 312), p. 396.
- Ibíd., p. 408.
- Oliverio Girondo, “Maspleonasmo”, en Obras, pról. de Enrique Molina, Buenos Aires: Losada, 1998, p. 453.
- Ídem.
- Ídem.
- Georges Bataille, El erotismo, trad. de Antoni Vicens, México: Tusquets, 1997, p. 20.
- Hugo Friedrich, Estructura de la lírica moderna. De Baudelaire hasta nuestros días, trad. de Juan Petit, Barcelona: Edit. Seix Barral, 1959, p. 199.