Publica tu libro con Letralia y FBLibros Saltar al contenido

Tomás Chascarrillo

lunes 9 de septiembre de 2019
¡Comparte esto en tus redes sociales!
Tomás Carrasquilla
Tomás Carrasquilla (1858-1940).
Nadie, absolutamente nadie, puede erigirse en juez
de esa literatura menor que nace en la mofa,
que se desarrolla en la mofa, que muere en la mofa.
Roberto Bolaño.

Este ensayo, querido lector, habla de la construcción de la comicidad dentro del cuento “San Antoñito” del colombiano Tomás Carrasquilla (1858-1940). Es importante valorar la literatura que se atreve a ubicarse en el territorio de lo cómico, ya que a lo largo de la historia se ha discutido sobre dicho terreno y sobre el valor que el humor tiene dentro de las artes y en la sociedad. Así como esta literatura es la que está más cerca de la vida misma, a través del humor se puede acceder a una visión de las generalidades de la realidad.

Son múltiples los puntos de vista que existen sobre el humor y su causa: Platón ha mencionado que al descubrir los vicios de otro se produce la risa. Efectivamente, se ríe de los defectos de nuestros semejantes, pero también de sus virtudes, todo esto dependiendo del grado de sensibilidad con que éstos sean presentados o percibidos. En su ensayo La risa, Henri Bergson (2011) habla sobre las condiciones que los personajes de una obra literaria deben cumplir para crear el efecto de comicidad, las cuales identifica como la insociabilidad del personaje y la insensibilidad del lector.

La distracción de los personajes los vuelve insociables y la insociabilidad los instala en el ridículo, este aislamiento es lo que alimenta la comicidad.

El elemento humorístico se presenta a los lectores de este cuento de Carrasquilla a través de los caracteres plasmados dentro de él. Es por el modo en que estos personajes se manifiestan mediante sus gestos,1 los cuales se oponen a las acciones que realizarían los personajes de un drama o una novela ajena al humorismo. Pues, mientras una acción es premeditada y a ésta se entrega el personaje y es parte fundamental de su personalidad total, el gesto manifiesta una parte aislada y automatizada de la personalidad total del carácter.2

El automatismo de los gestos es la clave según Henri Bergson para que el personaje de la comedia (el carácter) adquiera su esencia humorística:

No hay nada esencialmente risible sino lo que se ejecuta automáticamente. Se trata de un defecto o de una buena cualidad, lo cómico es aquello mediante lo cual el personaje se entrega sin saberlo, el gesto involuntario, la palabra inconsciente (Bergson, 2011, pág. 59).

Esta entrega inconsciente del personaje cómico es parte de lo que Henri Bergson llama distracción, la cual aísla al personaje de la realidad objetiva inscrita en su historia. Pone como ejemplo a don Quijote, pues no existe personaje más cómico y que explique mejor la distracción. La distracción de los personajes los vuelve insociables y la insociabilidad los instala en el ridículo, este aislamiento es lo que alimenta la comicidad.

En el cuento de Tomás Carrasquilla este automatismo se presenta al final del cuento:

—Camine a almorzar, Damiancito… —le dice doña Fulgencia, como en un trémolo de terneza y amargura.

Sentóse la criatura y de todo comió con mastiqueo nervioso, y no alzó a mirar a Fulgencita ni aun cuando ésta le sirvió la inusitada taza de agua de panela.

Con el último trago le ofrece doña Fulgencia un manojo de tabacos, como lo hacía con frecuencia. Recíbelos San Antoñito, enciende y vase a su cuarto.

Doña Pacha, terminada la faena del almuerzo, fue a buscar al protestante. Entra a la pieza y no lo encuentra; ni la maleta, ni el tendido de la cama (Naranjo, 1996, pág. 50).

La escena del almuerzo se repite a lo largo del cuento, es una rutina: la manera de comer de Damiancito Rada, los cigarrillos liados especialmente para él, la retirada de San Antoñito fumando. Sin embargo, esta rutina, este rito, se cumple aun cuando las doñas acaban de descubrir el engaño del joven a quien creían santo. La rigidez de esta escena está construida por los gestos de todos los personajes participantes; olvidan la situación en la que están inmersos, la distracción es grande al final del cuento y cada uno de los participantes se olvida de sí mismo y de los demás; la insociabilidad se manifiesta en el cuento y, “por consciente que pueda ser cuanto diga y cuanto haga, el personaje resultará cómico, porque hay un aspecto de su persona que él mismo ignora, un aspecto por donde se escapa a sí mismo, y por eso tan sólo es por lo que nos hace reír” (Bergson, 2011, pág. 60). Según Henri Bergson, la comedia dentro del texto está completa.

Un lector que no haya advertido el automatismo de la escena del almuerzo, y los guiños o chistes dejados por Carrasquilla a lo largo del cuento, leería este final conmovido.

Una particularidad, en este cuento nos encontramos con múltiples personajes cómicos, no es una obra donde sólo hay un gracioso. Doña Fulgencia, doña Pacha, doña Aguedita Paz, todas ellas son personajes, caracteres, distraídos e insociables. Es mediante ellas que obtenemos una focalización de Damiancito Rada que lo transforma en santo. Estas mujeres estarán enmarcadas dentro la santidad que le atribuyen a Damiancito Rada porque de este modo los personajes lograrán distraerse de sí mismos, se instalarían en un espacio ya hecho: las protectoras del santo. Al acto de instalarse dentro de un marco, Henri Bergson lo llama “solidificarse dentro de un carácter” (Bergson, 2011, pág. 61); lo curioso de esta solidificación es que ésta no fue llevada a cabo por el personaje que termina siendo marco, sino que fueron los otros personajes (los verdaderos caracteres del cuento) quienes le dan esa función dentro del texto.

Ya hemos visto cómo la insociabilidad de los personajes genera en el texto la comicidad. Para finalizar comentemos brevemente la parte que tiene el lector para que la comedia sea entendida como tal y no como tragedia. Un lector que no haya advertido el automatismo de la escena del almuerzo, y los guiños o chistes dejados por Carrasquilla a lo largo del cuento, leería este final conmovido, pues su sensibilidad sólo fue alimentada a lo largo del cuento. Aquí es donde entra en juego la relación entre la insociabilidad de los personajes y la insensibilidad de los lectores, pues “allí donde el prójimo deja de conmovernos deja de ser tragedia” (Bergson, 2011, pág. 55). El intermediario de esta relación debe ser el autor, que mediante la ironía logrará que el lector reduzca su sensibilidad para pasar al umbral de la comedia.

 

Referencias

  • Bergson, H. (2011). La risa. Buenos Aires: Ediciones Godot.
  • Naranjo, T. C. (1996). Cuentos. Colombia: Magistra Editores.
Lictor Sebastián Ramírez Covarrubias
Últimas entradas de Lictor Sebastián Ramírez Covarrubias (ver todo)

Notas

  1. En este ensayo se entiende la palabra gestos de acuerdo a como Henri Bergson la define en su ensayo La risa: “Entiendo aquí por gestos las actitudes, los movimientos y aun las palabras por medio de las cuales se manifiesta un estado de alma que se ha producido sin finalidad que lo justifique, sin provecho para el individuo, por efecto tan sólo de una comezón interior”.
  2. Al igual que con la palabra gestos, la palabra carácter será entendida desde la perspectiva de Henri Bergson: “Todo lo que hay de hecho en nuestra persona, todo lo que se halla en nosotros en el estado de mecanismo capaz de funcionar automáticamente, todo lo que hay en nosotros como ya fabricado. Por ahí es por donde nos repetimos nosotros mismos, y por ahí también es por donde otros pueden repetirnos”.
¡Comparte esto en tus redes sociales!
correcciondetextos.org: el mejor servicio de corrección de textos y corrección de estilo al mejor precio