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Anatomía sensible: un adiós a los bancos de metáforas

lunes 30 de marzo de 2020
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Andrés Neuman
Neuman propone una renovación abierta y plural del nuevo canon, aún sin nombre, que se ajuste a las estructuras morales y tolerantes de la nueva sociedad en la que cada persona, metaforizada en cada cuerpo o parte, tenga cabida. Fotografía: Larry D. Moore

Primeros vestigios: huellas en las hojas

La semejanza entre las hojas y las huellas dactilares que se evidencia en el poema “Regreso ligeramente tardío de la hoja”, de Andrés Neuman, apenas comienza por adelantar la importancia que este elemento natural poseerá simbólicamente en gran parte de su creación estética. Su capacidad de incidir en los elementos naturales menos destacados, como metáfora del cuerpo humano, desromantizando la belleza y la fealdad, no tratará sino de crear un marco de referencia nuevo a falta de uno que se adapte completamente a los principios de nuestra sociedad actual, en contra de los criterios que normalizan lo ordinario.

Esta recurrencia simbólica adquirirá un nuevo significado, precisamente, en el mismo poema, con el adelanto de la estrofa final “Esta insistencia / en retener algún minuto / cuando las hojas vuelvan y yo no” (Neuman, 2018). Una constante que se resemantiza adquiriendo una distanciación nueva, ajena a la vida humana: entendiéndose el árbol como una sucesión de creación vital, las hojas se regeneran en las ramas en modo opuesto a la vida humana, con final enviciado que ya muestra la importancia en cada palabra. La importancia, en suma, de la lengua. Para más inri, no se reduce a esto la significación de las hojas: “Hoja caída / Sobre el cristal del coche. / Envejecer” (Neuman, 2007), poetizará otro de los haikús de nuestro autor argentino compendiando la mirada infinita de un recorrido poético por la vida humana en toda su amplitud. La tácita celebración del nacimiento de la hoja y su trágico final al desprenderse el pecíolo de las desgastadas ramas y el omnisciente morir.

“Anatomía sensible”, de Andrés Neuman
Anatomía sensible, de Andrés Neuman (Páginas de Espuma, 2019). Disponible en Amazon

Andrés Neuman apenas comienza por adelantar la importancia que el cuerpo poseerá simbólicamente en gran parte de su creación estética. Se trata, en suma, de la representación de lo efímero de un instante, de lo cotidiano y de lo transgresivo de la proeza de la senectud, aun en su valor negativo.

Un rechazo al carpe diem expuesto en el clasicismo habitual como aprovechamiento de la vida en plenitud, en pro del acercamiento de la vejez al modelo literario como creación de un nuevo marco canónico, principio poético que alcanzará su clímax en Anatomía sensible (2019).

No obstante, antes de penetrar en la construcción poética de este recopilatorio del cuerpo humano hemos de hacer mención a su celebrada Fractura, una obra que comienza a estudiar desde las mismas cicatrices la profundidad de las hendiduras que en algún punto terminan por conectar con la misma alma. Todas las cosas rotas “tienen algo en común. Una grieta las une a su pasado” (25), escribía en el mismo libro. De modo que esa fisura remite al mismo tiempo a la singularidad: es el registro, la marca de una vida (Cabello, 2018). Una marca que deja de convertirse en la otredad del cuerpo para formar conjunto inexorable junto a cada una de las “imperfecciones” de un todo inaceptable por los cánones actuales.

 

Anatomía sensible

Porque la verdadera obra artística debe contener —y contiene— una auténtica presencia humana, viva, fuerte, incuestionable, conmovida, constantemente en alerta. El objetivo de la obra de arte no es simplemente divertirnos. Tiene que consolarnos (Nikos Engonópoulos, Conferencia en la inauguración de su exposición individual de pintura, 1963).

Frente a las críticas que de esta producción se han extraído sobre el consuelo o el excesivo agrado que busca el argentino, una lectura analítica del texto permite aprehender y comprender que no se habla de complacencia sino de una fenomenología causal por el paso del tiempo. En otras palabras, frente a la cultura del Photoshop o del retoque, moral y físico, de la sociedad capitalista, se nos presenta una visión democratizada de aceptación propia hacia nuestro propio cuerpo, como metáfora y materialidad latente. Si el marco canónico y social en el que nos hemos visto obligados a desarrollarnos no se ajusta, entonces, propone el autor, quizá sea hora de reformarlo y construir uno nuevo.

Para más inri, no se trata únicamente de una visión individualista de conciencia con el propio cuerpo, sino que hablamos de una mirada consecuente y generalizada, global, incluso. Una rebelión en boca de los aforismos y la prosa más poética como medio para alcanzar el fin que ha ido planteando toda su producción estética, como veíamos anteriormente.

No es sólo aceptación, quedarse en este punto abocaría su obra a la lectura parcial; es la crítica constante enmascarada en los silencios, en cada palabra atentamente escrita; no hay puntada, en esta obra, sin hilo: la falta de mención a los bancos de metáforas ya podridos como los dorados cabellos, la blanca tez y los orbes zafiro nos adelantan la nueva cosmovisión que se dará en el libro: la totalidad de un cuerpo que no es normativo, sino real. Y todo ello envuelto en un narrador pansexual, un conjunto de yos multiformes que aceptan la tolerancia como su única voz, porque es la única posible.

Se trata de poner sobre la mesa lo que ha ido sucediendo en estos últimos años, de dejar de poner en el nombre la excusa para caminar en una dirección de construcción de cánones alternativos cuyo resultado sea la formación de polisistemas distintos, alternativos en contra del arraigado hegemónico y occidental.

Una vez descubiertos los trazos que marcarían la sucesión hacia la experiencia última de conocimiento humano, pasamos a analizar en su totalidad Anatomía sensible, una obra que evoluciona hacia una versatilidad innovadora capaz de fusionar palabras, anatomía y alma humana en un libro capaz de renovar en conciencia los límites conceptuales canónicos establecidos. Desde el detenimiento en la piel, pasando por la cabeza, el cabello, la vagina, el pene, el talón y la axila, entre otros muchos, Neuman alcanza la plenitud del cuerpo arribando en el alma:

Posee la sutileza del cartílago, cierta disponibilidad para amortiguar. La solidez del hueso y su vocación verdadera tampoco le resultan ajenas. El alma es nervio, un manojo de impulsos que se comunican. Pero también mucosa, porque protege lo más íntimo y anida en los rincones. Y desde luego arteria, cuando colma su vaso sangre. Y órgano vital, entregada sin tregua a funciones primordiales para su supervivencia. Por último, es cutánea: un misterio que toca superficie, un temblor aquí ahora (Neuman, 2019: 110).

La nimiedad, el aspecto más débil para la voluntad estética, adquiere de nuevo su significado, olvidado por los poetas, produciéndose una polarización ética del posicionamiento exocanónico. A tenor de esto, precisamente, el carácter continuista del canon pretende ser segmentado ya desde la misma estructura del libro que fragmenta y delimita cada parte del cuerpo sirviéndose del lenguaje que, a su vez, las une y comparte hasta que, como ellas, el nuevo modelo reformista sea aceptado.

 

Último instante

Los forcejeos arrancan en su gramática. ¿El miembro ejerce de sujeto, objeto o circunstancial? ¿Cuántas voces pasivas exigen una voz activa? Ebrio de propiedad, el diccionario delira que penetrar equivale a poseer. Acaso penetrar, como ser penetrado, signifique transformarse en el otro (Neuman, 2019:28).

La conflictividad en la percepción irá superándose paulatinamente a través de las oraciones retóricas y las numerosas cuestiones que nos abocan a la afirmación de la propia voz, un experimento del lenguaje que nos permite explorar y autoconocernos para plantear nuestra propia vida. Es la metaliteratura encarnada en cada cuerpo, porque a todos se les da voz en este libro.

En suma, Neuman propone una renovación abierta y plural del nuevo canon, aún sin nombre, que se ajuste a las estructuras morales y tolerantes de la nueva sociedad en la que cada persona, metaforizada en cada cuerpo o parte, tenga cabida. Una revolución sistemática y global desde las mismas letras.

 

Bibliografía

Sofía Bernardo Méndez
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