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La mentalidad de la superación: ideas y poder en Venezuela

lunes 26 de octubre de 2020
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La mentalidad de la superación: ideas y poder en Venezuela, por Salvador Montoya
El dominó de nuestro país: cómo se supera el venezolano.
A Roshandry, por su luz

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Mi abuelo paterno me ha educado de una forma muy peculiar. Uno de sus juegos favoritos es el dominó. Así que, cuando suelo jugar con él, a veces me quedo meditando sobre la jugada más correcta, más acertada. Entonces mi abuelo Cruz se desespera. A él le gusta el juego rápido, versátil y candente. Por eso cuando termino mi meditación y mi matemática y pongo la pieza, mi abuelo Cruz suele decirme: “Tanto pensar para ser burro”, ya que mi jugada no estuvo a la altura del tiempo que tomé para pensar. Por tanto, hay que pensar para superarse. Es pensar para romper mentalidades de atraso y de opresiones.

 

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¿Cómo se supera el venezolano? El venezolano se supera con lo mejor de su pensamiento, con lo mejor de su conciencia, con lo mejor de su cultura. Y lo mejor de su mentalidad lo encontramos, mayormente, en cinco estaciones de su historia intelectual. Primero, el venezolano se supera con lo mejor del pensamiento independentista-republicano. Allí a partir de 1780 a 1830 tenemos el fluir de ideas poderosas por parte de Simón Rodríguez, Andrés Bello, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Juan Germán Roscio y Francisco Javier Pirela, entre muchos más. Ellos demostraron que se puede accionar con soberanía política, con estrategia de poder. Y aunque la república adolecía de mayores inclusiones para esclavos y mestizos, sin embargo logró la emancipación. Es la cultura de la afirmación del ser venezolano.

Estos pensadores proponen la democracia como el único sustento de la sociedad venezolana.

Segundo, el venezolano se supera con lo mejor del pensamiento conservador y liberal. Hubo voces asertivas y disidentes a ese pensamiento y muchas veces quedaron solitarias, excluidas, pero su huella es indeleble en nosotros por José María Vargas, Rafael María Baralt, Fermín Toro, Juan Vicente González y Cecilio Acosta, entre muchos más. Ellos se enfrentaron a los caudillismos, latifundismos, guerras campesinas e imperialismos entre 1830 y casi finales del siglo XIX. No obstante, nos legaron ejemplos, historias, ficciones, estudios, diseños republicanos para ser ciudadanos de alto nivel.

 

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Tercero, el venezolano se supera con lo mejor del pensamiento positivista. Esto a pesar de que sabemos que el pensamiento positivista fue altamente racista porque manifestaba que nuestro atraso y barbarie como pueblo era “congénita” debido a nuestra “raza y color” y la única solución era que nos gobernara un gendarme, un autócrata. Sin embargo, el pensamiento positivista desde 1880 predicó el orden, la superación y las investigaciones científicas para superar barbaries sistémicas de ignorancia y atraso por medio de Rafael Villavicencio, Adolfo Ernst, Lisandro Alvarado, José Gil Fourtoul y Laureano Vallenilla Lanz entre muchos otros relevantes.

Cuarto, el venezolano se supera con lo mejor del pensamiento democrático-humanista del siglo XX. El cerco positivista se rompe y se refuta por importantes figuras intelectuales que lo cuestionarán luego de la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935: Arturo Uslar Pietri, Alberto Adriani, Augusto Mijares, Mariano Picón Salas, Mario Briceño Iragorry y José Rafael Pocaterra. Estos pensadores proponen la democracia como el único sustento de la sociedad venezolana. Muchos de ellos fundan partidos políticos o se hacen aliados de partidos y de proyectos políticos progresistas. Entonces surge el mundo bipolar entre la Rusia soviética y los Estados Unidos. Así que nuestros pensadores y los intérpretes de nuestra historia tomaron esas tesis para plantear desde esos focos epistémicos nuestros proyectos presentes y futuros.

 

Con la toma del poder por parte del proyecto popular bolivariano y su consecuente desmadre en todos los ámbitos, el país ha desembocado en una degradación lacerante.

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Quinto, el venezolano se supera con lo mejor de su pensamiento contemporáneo. Dos de los más grandes exégetas del pensamiento ensayístico del país, Oscar Rodríguez Ortiz y Miguel Gomes, afirman que a partir de los años de 1960 nuestro pensamiento obtuvo una “autonomía letrada”, significando esto que: “lo que se debate son tanto los avatares del saber como la trayectoria de las ideas en la interioridad individual”. Ahora bien, ese discurso intelectual se expande cuando se articula con el lenguaje político de corriente: marxista, socialista reformista, desarrollismo, tecnocrático y neoliberal. Debemos tomar en cuenta que por los años 80 hizo crack el sueño de la “Venezuela saudita” y se entró en propuestas de la antipolítica y la execración partidista debido a la profunda corrupción y al manejo errático de las políticas públicas. De acuerdo a Juan Nuño aquí se ha pensado desde la fenomenología, el existencialismo, el historicismo hegeliano, el estructuralismo y en las diversas vertientes filosóficas actuales con las metodologías de las ciencias. Es decir, es un pensamiento plural y revisionista.

Después, con la toma del poder por parte del proyecto popular bolivariano y su consecuente desmadre en todos los ámbitos, el país ha desembocado en una degradación lacerante. Así que, en el pensamiento venezolano, está la redención de todos. Y este pensamiento contemporáneo venezolano es como un álbum de familia (Michelle Roche dixit). Allí están los diversos espectros políticos, desde la derecha hasta la izquierda, y sus campos independientes y escépticos. Nombremos algunos exponentes: Rodolfo Quintero, Carlos Rangel, José Manuel Briceño Guerrero, Juan Liscano, Francisco Herrera Luque, Ludovico Silva, Asdrúbal Baptista, Domingo Maza Zavala, Antonio Pasquali, Luis Britto García, Iraida Vargas, Ana Teresa Torres, Juan David García Bacca, Federico Brito Figueroa, José Balza, Juan Carlos Santaella, Rafael Cadenas, Ramón J. Velázquez y Manuel Caballero, entre muchos otros más.

 

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Mi abuelo Cruz ha seguido educándome a través del dominó. Algunas veces, cuando jugamos e intuye que tengo una buena mano, y nota que cuando pienso y actúo poniendo la pieza menos efectiva, teniendo yo otra pieza que le haría más daño a nuestros oponentes, suele decirme: “Usted no gana porque es demasiado manso”. Es decir, según él, yo debería jugar con mucha más astucia, con mucha más sagacidad. Tal cual nosotros los venezolanos: para poder superarnos, nuestra lucha siempre va a estar en sacar lo mejor de nuestro pensamiento histórico sin complejidades o mezquindades. Porque es pensar y actuar para superarnos. El dominó de nuestro país: cómo se supera el venezolano.

Salvador Montoya

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