Acerca de la construcción de la Realidad
o Augusto Vampiro empalado por su propio deseo
Sergio Holas
"Era su mano una sentencia.
Y me arrastré como un gusano...".
Job.
"Depón tu vida, cobarde; besa el asco de la muerte:
¡entra en mi tumba de olvido y dejarás de existir!
—¡No puedo, no!
¡La eternidad de tus ojos ha caído sobre mí!".
Julio Herrera y Reissig
Bulles bosta buey empalado en tu propio cuerno
Por ello tu rostro hueco no me asusta
en el reino de la noche
tus ojos vacíos
rehuyen el miasma de la muerte
pero nadas en él
gozando el dolor
que no te cura
Borracho en tu veneno no atinas a tino alguno
"Cretino"
"cretino"
el monstruo de Creta
crepita murmurando en tu oído
ido mientras el agua corre
sólida por el banco del río
¿la sientes decir algo?
¿a golpes su lengua herida?
¿gorgoteando silencios gemidos
idos
mientras el agua ronda lejos
más allá de las rojas avenidas?
¿La escuchas?
¿La sientes correr y limpiar la sangre
que de tu boca se resbala ahogada?
Como la serpiente te tocas
te penetras
te gozas
pero la putrefacta flatulencia te corre
como un río muerto por la boca del culo
Tú destruiste el mito
lo dejaste ir
reventaste el pecho de tu puta madre
con el cuerno absurdo de tu deseo
fuiste tu padre
y tu hijo
Augusto éste es el ausente nombre que se recogió
en el diccionario que levantaste para no ser olvidado
Constituiste una pobre y estática realidad
una Constitución para un sólo ciudadano
repetido infinitamente en la locura
de tu pensamiento
Ahora no tienes escape
atrapado en tu propio deseo
has muerto al que tanto temías
tu Salvador
Tú viste su cuerpo
hurgaste en su quimera luminosa
y te ensañaste en tu búsqueda
de lo sólido
sentiste también el calor de su vida
enfriándose entre tus dedos fríos
Llegaste más lejos que nadie en la sangre
hurgando Drácula la trama de tus hilos invisibles
Araña sin tierra
urdiste la usura de esta telaraña
y el daño añorado
de esta uñada que aun en la me/moría
siente tu zarpazo
¿Lo recuerdas?
Buey embalsamado
tu cuerpo seco
lleno del hueco
que de flatus vocis llenaste
no atina a eco amado
¡chueco!
¿Sientes el punzón penetrarte en la carne gusana?
Encerrado en la cárcel dorada de tus palabras
nada te ayuda
has cortado la mano tuya
la que te criaste con el pavor de los animales
que ladran sanguinolentos
¿Cómo podrías tocarte y sentirte humano
si has cercenado esas manos para que no te traicionen?
En la cena orgiástica de tu miedo
bebiste todo el rojo vino de la vida
engulliste toda la carne
Y en los sexos hermosos
destruiste la flor ida
engendraste los monstruos que ahora gobiernan
Ya no estan aquí los que mataste
con la ley seca de tu mirada
Hueco entre tus deseos
te sientas con placer en el cuerno podrido
de tu sexo lacio relleno de huesos robados
Títere tiritas
asustado del vacío que te rodea
y te penetra
¿Quién te escuchará y tendrá misericordia de ti ahora?
Al dios sobre el que vivíamos también lo devoraste
En la tartamudez de tu verborrea
no respetaste la tierra que te cubriría
La empaladura eterna te dice
"aquí no hay muerte"
¿Es ésta la eternidad que deseabas?
En este reino circular
tu muerte se repite infinitamente
en los espejos de tu palacio
laberinto en el que te cojes
para siempre
con el cuerno sanguinolento de tu deseo
¡Gózalo perro!
gózalo en la bosta de tu miedo
que bulle negra
cayendo por el culo de tu boca
putrefacta
¿Qué dices?
¿Qué atinas a decir?
No se escucha en el bullir murmurante de la sangre
A tu lejano alrededor
fantasmas todos se levantan y te aplauden
así lo exigiste en la enciclopedia de tu autoría
Afuera
amanece pobre el día
y la hora del suspenso se acerca
Entre los dedos de los jóvenes un silencio se escapa
todo es algarabía
frenesí del objeto
del virus de la palabra
que suplanta al cuerpo
y a la memoria
ceguera sorda del espectáculo
plano como tu discurso
Sólo los árboles de las grandes avenidas recuerdan
sus hojas
algo dicen
algo quieren decir
¿atinas a escuchar?
¿Atinas a escuchar entre tanta bulla y discurso
la voz delicada de la memoria?
Fantasmas líquidos recorren y cruzan
los bordes de las palabras
y las esquinas
se filtran por los hoyos de la me moría despedazada
A veces un olor te recuerda algo
deja vu
niebla sin volumen
que se adelanta a los ojos sin vida
de los que crecieron a tu sombra
A veces te ves bobo
con la vista perdida entre las aguas
que se han ido
zombie de palabras
has llenado el vacío con discursos
Un rumor lejano permanece
el viento lo trae
descuajaringado
en jirones permanentes
flotando en la atmósfera
Adentro
el aplauso continuará
hasta que tú decretes
tu propio deceso
Después de todo es el veneno el que nutre tu escritura
empalado estás por tus palabras
"esta no es una dictadura" —señores—
"es una dictablanda"
¡Gózala!
mientras el pene duro escribe tu desgarradura
flac(s)cida
en la hoja de tu culo
¡macho!
guacho feliz
empalado en tu propio infierno