Poemas
Arturo Quetzalcoatl Torres Herrera
Tu calvario
Soy tu calvario,
no es necesario que lo digas,
cargas la cruz de todas mis locuras,
mis palabras son espinas
que lastiman y sangran tu paciencia,
he besado y traicionado muchas veces
también he negado tu nombre
en madrugadas de alcohol y de lujuria,
te has caído y levantado por mi culpa
y has bebido de mis labios
el cáliz del dolor y la desdicha.
Soy tu calvario y no lo niego
yo clavé tus manos con mi ego,
yo herí tu costado con mi lengua
yo gané tus vestidos jugando
a los dados en tu cama,
y me embriagué bebiéndome
el aura que en las mañanas
siempre te envolvía.
Ahora no me queda más
que arrepentirme
y adorarte como un Judas,
atando a mi cuello las cuerdas
de tu desamor mal disimulado,
y morir colgado del árbol
de la desventura,
ahogándome con el vinagre
que me dejan en la garganta
los recuerdos de tu piel desnuda
flagelada por el látigo de
mis caricias falsas.
Solo te pido que no finjas amor
que no perdones por costumbre,
te juro que no he hecho nada
para merecer tal sacrificio,
bájate ya de esa cruz
te aseguro que no ha de llevarte
al paraíso,
Yo soy tu Calvario y tu Semana Santa
pero irremediablemente
te devolveré la vida el próximo domingo...
Canto a Pinochet
Hay heridas que no cierran
con el tiempo General
y muertos que ni se mueren
ni se olvidan;
no salga de noche General
porque los ojos de sus muertos
son estrellas que vigilan desde el cielo
y también son vitalicias.
Usted piensa que ha vencido
sólo porque el tiempo
lo ha traído hasta este día,
pero no salga a la calle General
porque en Chile
las paredes nunca olvidan
y hay un nombre en cada esquina
y una foto en cada poste
y cantos y consignas que entonan
las madres que nunca más
vieron a sus hijos,
las mujeres que no volvieron
a besar al compañero,
y hasta los niños que aún no entienden
la palabra vitalicio.
No beba de este vino tan chileno General
porque lleva el color de la sangre
que usted ha derramado,
sabe a lágrimas y a Patria
eso que usted no ha conocido.
En esta tierra no sólo hay generales
también hay Mujeres y Hombres verdaderos
así que no se muera General
porque en Chile está cercano el día
de la Patria Liberada
y queremos que usted también la viva
y la salude desde su silla vitalicia,
esa que quemaremos en Santiago.
Hay heridas que no cierran
con el tiempo General
y muertos que ni se mueren
ni se olvidan.
No salga de día General
ni se le ocurra asomar su vitalicia frente
porque hay un Sol que todavía
brilla sobre Chile
y no se asuste General
pero se llama Salvador Allende.
La blasfemia y otros mitos
Vengo cada tarde
hasta el altar de tu cuerpo,
discretamente me quito la ropa
y con habilidad de tintorero
la doblo y acomodo junto a la tuya;
tú casi siempre me esperas desnuda
(¿o te desnudas mientras me esperas?)
cuando no es así
la ceremonia de amarnos
empieza con la caída de tu falda
(tu sostén es la tercera llamada).
Me gusta hacer una pequeña confesión
antes de sorber el cáliz de tu sexo
(húmedo y caliente),
así, pues, te digo cosas de amantes
como:
"hueles a estación de tren sin regreso"
"me he masturbado mil veces en tu honor"
"no soy digno de que te vengas conmigo,
pero una caricia tuya bastará para intentarlo";
después de vaciar mi conciencia
(sin cumplir penitencia alguna)
me hundo y me pierdo en nuestro Rito,
en esa sabrosa combinación
de carne y vino que nos hemos inventado;
en donde tú y yo somos todos los extremos,
el círculo y el triángulo,
la risa y el llanto,
la Blasfemia y otros Mitos.
Matutina (12 de octubre)
Largo es el día del amor,
mañanas mojadas con sudor y suspiros,
los amantes furtivos se incorporan
y se incendian nuevamente
en el fuego matutino,
es mejor un poco de muerte
antes del olvido.
El amor a la patria amanece sin novedad,
en los cuarteles y las comisarías
despiertan los hombres y mujeres
que dejaron de ver el sol desde las calles,
ven la luz a través de los barrotes de sus celdas
y las cadenas arrastrándose se vuelven himno
y las banderas en los patios recién barridos
se vuelven toda la patria que les tocará este día.
Largo es el día del amor ocupado en tu recuerdo,
me imagino enredado en ti,
compañera tan de pronto amanecida,
sueño que me ahogas con tu aliento;
en estas mañanas en que el aire
sabe a canela del puerto
que descargan los marinos,
mi memoria sólo tiene espacio libre
para el aroma de tu cuerpo,
ese olor a yerba fresca que dejaste olvidado
y que de tanto respirarlo
se me vuelve abismo.
El amor de las madres es el mismo
de todas las mañanas,
se mueven en las calles
con los monederos y los estómagos vacíos,
los ojos llenos de esperanza
y la convicción de ser las piedras
en donde se apoyará el mundo del futuro,
¿qué las impulsa a luchar contra molinos?
Quijotescas mujeres de mi tierra
son ustedes el crisol
en el que el pueblo forja su destino.
Matutina II
Largo es el día del amor,
los obreros van armando un mundo
de máquinas y ruidos,
canto elemental del hombre en nuestro siglo,
los campesinos siembran odas:
a la tierra, al maíz, al fruto del cultivo,
el poeta escribe y vive en todos y en ninguno,
su batalla cotidiana es inflamar los corazones
sus armas son las palabras y los signos.
Largo es el día del amor,
a los niños el amanecer les pone alas,
algunos vuelan alegres,
otros maltratados por el hambre
ya no vuelan,
sólo van flotando como el humo,
pero todos unidos en el alba
reciben al sol que ya levanta,
ha regresado la promesa de la vida,
cada día en cada niño
germina la semilla de una nueva raza.
Amanece otra vez,
largo es el día del amor,
ya lo he dicho.
Ninfa
Te rescaté de uno de mis sueños,
te puse un nombre
y te traje al mundo real,
al de los despiertos.
Te llevo en el bolsillo de mi camisa
como paquete de cigarrillos
y como a ellos,
te saco para calmar mis nervios
cada vez que mis manos
no saben qué tocar
o dónde posarse;
te miro y te remiro
hasta que me calmo.
Me gustan tus gestos,
tus movimientos de gata preñada
y tu risa que espanta
los malos pensamientos,
por eso te pongo en el buró
cada noche y repito tu nombre
Ninfa, Ninfa, Ninfa...
hasta que me duermo
y te vuelvo a encontrar en mis sueños.