Oleajes
Pablo Montanaro
(Nota del editor: Oleajes, publicado en mayo de 1999 por su
autor, es el quinto poemario de Pablo Montanaro. Con un dibujo de Matisse
en la portada, el pequeño volumen de 20 páginas fue premiado —salvo los
poemas "Atardecer en los ojos" y "Caminos", que incluimos en esta
selección— en el Concurso Nacional de Poesía "Homenaje al Comandante
Ernesto Che Guevara a 30 años de su muerte", de la Multisectorial de
Solidaridad con Cuba y la Federación Universitaria de Buenos Aires, Fuba,
en 1997).
De profundis
"Desde entonces, el alma tiembla
y se asombra".
Paul Verlaine.
pregunta por el poema escrito
en el territorio de la derrota / las hojas en blanco,
humedecidas por tanta ilusión puesta
en recordar ese perfil de palabras
ahora permanece solitario (aunque no lo parezca)
detiene sus pasos, mira la calle
y decide hundirse en el sueño
envolverse en la realidad
parecida al destierro
reconoce el camino por un largo muro
en donde la nocturna armonía avanza
y el aire duele.
De regreso
pensando,
juntando las miradas
como si fueran
enormes crepúsculos /
ocupando plenamente
los rincones de la casa
y cantando la cercanía
de la noche,
es decir
el mundo tibio
de los abrazos /
somos futuro
astros crecidos
en el amor /
única palabra /
ofrenda /
suave / oleajes.
Testimonio
en la tarde / la visible
permanencia de los fulgores /
y la respiración cruzando los pliegues
del tiempo que pasa
en otro lugar / lejos de aquí /
la imagen de un hombre
recorta la línea del mar,
una metáfora del sueño.
Desnudez
en el origen mismo
al compás de las sonatas
y del viento
el exacto arco iris.
Oleajes
palabras que empujan los cimientos del miedo
agitación / claridades /
en superficie con forma de distancia /
indescifrable sensación la de reflejarse
en el vacío / y del otro lado /
el juego con que nos alumbramos /
alargar las caricias /
reencontrarse con las fábulas /
con la realidad lenta que no acaba.
Atardecer en los ojos
las montañas son testigos que protegen /
el agua del río / claridad crepuscular /
nadie quiere dejar de bañarse
en la serenidad de su calidez /
y aparecen las gaviotas cruzando sobre todos /
se posan en las piedras más altas /
juegan con la trascendencia de sus sombras /
y sobre el paisaje del río / dibujan breves formas
de la ternura /
la serenidad del lugar inaugura saudades.
Mina Clavero, febrero 1999
Caminos
los signos del instante /
descubrir en la escritura
el rastro de las visiones /
el viento desvanece lo real
e interminable del fuego /
un vuelo en el alba / fuga /
atravesando el silencio
de las horas /
el vacío de las máscaras /
afilada blancura que se dispersa.