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Estética literaria o ¿qué es literatura?

martes 10 de octubre de 2023
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Estética literaria o ¿qué es literatura?, por Stella Alvarado
La omisión o el desinterés por el arte literario y sus cultores es, mediante la diseminación de sus miembros y la disolución de los conocimientos, la destrucción de la literatura.

Son literarios aquellos textos materiales que devienen de una gnoseología literaria, es decir, de un análisis científico y categorial que los conceptualiza —desde criterios lógicos y materiales— como materiales literarios.

Decir que algo es literario porque así lo decide un público determinado, social o históricamente dado, es de una vulgaridad extraordinaria. El público, sin más, no dispone de competencias para determinar qué es literario y qué no es literario. Ni le interesa saberlo. El público no selecciona ni escoge: recibe lo que le dan. Y lo consume. El público aporta a la literatura una dimensión espectacular y social, de consecuencias desbordantes en múltiples campos, de naturaleza económica, política, ideológica, demográfica, lingüística, religiosa, etc., pero no confiere por sí solo ninguna literariedad a ningún tipo de material.

La literatura exige ser interpretada como sistema de ideas, desde el momento mismo en que tales ideas están formalmente objetivadas en los materiales literarios. En consecuencia, la literatura exige escritores formados y, asimismo, lectores capaces de interpretar esas ideas desde criterios gnoseológicos, categoriales y lógicos.

Cuando uno sabe lo que quiere decir, no imagina que, habiéndolo escrito, no haya quedado dicho.

En la tarea de escribir se abre un espacio de investigación y laboreo donde la experimentación ocupa un lugar central. Un lugar para cometer errores y donde pensar las líneas y desafíos que un texto presenta, y abrir la lectura fluctuante de los propios textos, al acecho de aquello que se muestra entre los hallazgos y las fallas de la escritura, tratando de percibir lo que se está persiguiendo concretar. Escribir genera una distancia entre el momento de la concepción de la idea y el de su materialización en determinada forma, en determinado texto.

Es difícil leerse a uno mismo: cuando uno sabe lo que quiere decir, no imagina que, habiéndolo escrito, no haya quedado dicho. Y hay cosas que sólo se pueden pensar en medio del acto de escribir.

La propuesta de la escritura consiste en descubrir esa distancia y tender un puente. Abrir un espacio donde esa dificultad de leerse a uno mismo, lejos de hacer naufragar la idea en el texto, sea la ocasión para hacerla crecer y enriquecerla. Cada texto (cada autor) tiene necesidades particulares y propone sus propias maneras de resolverlas. Por tanto, la modalidad de trabajo apunta a la lectura de lo que el texto dice y cómo lo dice, más allá de lo que se pretende o se quiso decir.

Cuando hay un problema en la escritura, hay un problema en el pensamiento. Y viceversa. El trabajo consiste, entonces, en ejercitarse en la construcción narrativa o poética que siga la intriga de lo que tenemos para decir.

La prensa diaria no forma lectores, sino criaturas ideológicamente activas (o pasivas); las instituciones religiosas no educan para leer obras literarias, sino para multiplicar el número de fieles, cuyas mentes se vean inmersas en el idealismo teológico; las grandes empresas comerciales no se dedican a la difusión y comercialización de las obras literarias, sino de las obras literarias comerciales que con frecuencia son una invención del mercado, de los medios de información de masas, o de los premios de la política nacional o internacional.

Cuando el interés por los artistas, los verdaderamente creadores, deja de existir, la comunidad deja de existir con él, se disuelve como sociedad política y vive una suerte de destierro, exilio u ostracismo tribal. Del mismo modo, la omisión o el desinterés por el arte literario y sus cultores es, mediante la diseminación de sus miembros y la disolución de los conocimientos, la destrucción de la literatura. Y el triunfo de Babel que —como es sabido— fue el triunfo de la nada.

Stella Alvarado
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