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Claudio Pozzani
“Un festival a 360 grados y sobre todo poesía en relación con todas las artes”

domingo 2 de agosto de 2015
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Claudio Pozzani: “La edición del año pasado reiteró su importancia en Italia como manifestación, con alrededor de 120 eventos gratuitos y la presencia de más de 70 poetas y artistas extranjeros”.
Claudio Pozzani: “La edición del año pasado reiteró su importancia en Italia como manifestación, con alrededor de 120 eventos gratuitos y la presencia de más de 70 poetas y artistas extranjeros”.

“Génova es una ciudad con una gran historia poética. Basta recordar a Eugenio Montale, Giorgio Caproni o Camillo Sbarbaro. Es tierra cuna de cantautores. Un territorio de poesía y música”. Así comenzó Claudio Pozzani, director artístico del Festival Internacional de Poesía, a responder nuestra entrevista, que tuvo como objetivo recorrer los veinte años ininterrumpidamente cumplidos en junio de 2014 por esta actividad; el encuentro se realizó en La Stanza della Poesia, a pocos pasos del Palacio Ducal, la sede central de la manifestación.

Más de novecientos autores han sido protagonistas de la actividad, que se desarrolla del 6 al 16 de junio de cada año, y siempre logramos ofrecer al público poesía proveniente de todos los rincones del mundo.

Por su labor en la organización de este festival, el año pasado Pozzani recibió por parte de la Alcaldía de Génova el galardón “El Genovino”, el más alto reconocimiento que otorga la ciudad: “Un reconocimiento que es certificación de calidad y de la fuerza que tiene este festival por su capacidad de agregación para poner en muestra la ciudad, sus callejones, sus museos, sus parques, sus palacios, etc.”, explicó.

—En sus inicios —recuerda Pozzani— el festival fue visto con desconfianza por parte del mundo académico, que era un poco reacio a las novedades y no sabía qué posición asumir; no obstante, casi enseguida comenzó a participar y supo interactuar con el evento. También nos preocupaba mucho el público, pero en ese aspecto el festival se ha adjudicado una victoria dado que en todo este tiempo ha sido el público quien nos ha brindado las mayores satisfacciones. Muchísima gente que no leía poesía se acercó a ella y hasta el poeta extranjero inédito siempre logra una óptima apreciación por parte del público; estimo mucho esta particularidad porque significa que se ha activado la curiosidad intelectual que un poco se estaba perdiendo.

—¿Cómo surge la idea de poner en pie un festival de poesía en Génova?

—Todo comenzó en 1994. En aquel año el alcalde de Génova era Adriano Sansa, quien es inclusive un óptimo poeta. Fue él quien me pidió que presentara una propuesta de festival, entonces pensé en una gran manifestación internacional que durara dos semanas como mínimo. Y así fue. La primera que organizamos duró casi veinte días, ¡una locura! Ese año con el proyecto del festival participamos en el Programa Caleidoscopio de la Unión Europea y ganamos, así que en 1995 comenzamos con el soporte económico de la Unión Europea, que en aquel período era aún en ECU. Vinieron a Génova poetas de toda Europa porque en el principio era un festival de nivel europeo, pero a partir de 1996 se extendió y comenzaron a llegar los grandes de todo el mundo. Han participado premios Nobel como Wole Soyinka, Czeslaw Milosz, John Coetzee o Derek Walcott. Vinieron Álvaro Mutis, Horacio Ferrer, Alejandro Jodorowsky, Juan Gelman, etc. Así poco a poco nos fuimos ensanchando sin limitarnos a una zona geográfica en particular.

Más de novecientos autores han sido protagonistas de la actividad, que se desarrolla del 6 al 16 de junio de cada año, y siempre logramos ofrecer al público poesía proveniente de todos los rincones del mundo. Han participado poetas asiáticos, de Oceanía, africanos, medio orientales, como: Adonis, Maram al Massri, Amjad Nasser, Saadi Yusef, Joumana Haddad, Tamirace Fakhouri, Ghassan Zaqtan, Jihad Hudaib, Mourid Al Bargouti o Mahmoud Darwish, etc. Poesía a 360º y sobre todo en relación con todas las artes, como la música, el cine, las artes plásticas, el video, etc.

Cada año somos fieles a la innovación y uno de nuestros objetivos principales es distanciarnos de los estereotipos y las homologaciones.

—La vigésima edición se caracterizó por un título muy singular, mantuvo el título habitual del festival: “Palabras de Par en Par” (“Parole Spalancate”), pero se le añadió “Venti di Poesia”, ¿qué significado particular tenía?

—La palabra “venti” en italiano es un vocablo homónimo que significa tanto “veinte”, el número, como “vientos”, así que usamos este juego que permite el término como leitmotiv de la vigésima edición. La idea de “Vientos de Poesía” era contribuir a liberar de las nubes de la indiferencia, la arrogancia, para tejer nuevas redes internacionales; innovar nuevas estrategias culturales y no dejarse enjaular por mentes limitadas. “Vientos de Poesía” para contribuir al renacimiento de nuestra ciudad y de su vida cultural, suscitar curiosidad intelectual que conlleva a descubrir nuevos mundos e ideas, para traer el mundo a Génova y hacer trascender Génova en el mundo. Mientras, la edición de este año llevó el título de “La reconstrucción poética del universo” y la inauguración consistió en un espectáculo basado en un funeral y entierro cuya metáfora era sepultar la ignorancia y la indiferencia para dar vida a una nueva reconstrucción poética.

—En síntesis, ¿cómo puede describir la vigésima edición?

—La edición del año pasado reiteró su importancia en Italia como manifestación, con alrededor de 120 eventos gratuitos y la presencia de más de 70 poetas y artistas extranjeros. ¡Un auténtico record! Cifras que evidencian el carácter internacional del festival. Los eventos se realizaron no sólo en Génova sino en localidades del territorio Ligur como Rapallo, Bogliasco, La Spezia y Lavagna, y además abrieron o consolidaron nuevos gemelajes con Francia (Voix Vives), Rusia, Armenia, México, Venezuela, Rumania, Zambia, Albania, Túnez, Indonesia, etc.

Cada año somos fieles a la innovación y uno de nuestros objetivos principales es distanciarnos de los estereotipos y las homologaciones, por eso ofrecemos alternativas, como la de hacer vivir la noche en modo diferente. El año pasado organizamos una velada de poesía a orillas del mar y en espera del alba, la cual consistió en un ritual indígena coordinado por el poeta náhuatl Pedro Martínez Escamilla, presidente de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas (Eliac), ceremonia durante la cual se me concedió el reconocimiento “El Árbol de la Vida” por promover la difusión de la poesía en lenguas originarias. Un momento con sabor ancestral donde participaron otros poetas indígenas mexicanos de lengua otomí, mixteca y maya entre los que cabe señalar a Javier López Sánchez, presidente del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas de México (Inali), un evento cuyo valor como emoción no tiene precio.

—¿Venezuela participa en el festival?

—En la edición de este año debió haber participado el poeta Juan Calzadilla, pero no pudo llegar a Génova, no obstante ofrecimos al público una muestra de su obra artística en una exposición conjunta con la artista plástica Adriana González Toledo. También en 2012 contamos con la presencia del poeta wayuu José Ángel Fernández.

—¿El festival tiene concursos de poesía?

—Sí, pero son concursos muy particulares, como “Poesía en la Enseñanza”, que tiene como objetivo proponer nuevos métodos de aprendizaje de la poesía en las escuelas. La primera edición contó con el patrocinio del Ministerio de Educación y contó con la participación de más de cincuenta personas de toda Italia. Tenemos otro concurso que se llama “Suena la Poesía” donde participan entre quinientos y setecientos músicos; es un concurso dirigido a los músicos que lleven a música textos de poetas italianos. También existe el Premio “Poesía en Botella”, reconocimiento que consiste en la entrega de una dotación de vinos de reservas exclusivas; lo otorgamos cada año al artista que de su relación con la poesía ha hecho algo muy significativo. Hemos premiado a Tonino Guerra, Manuel Agnelli (el cantante del grupo Afterhours), a Michele Serra (periodista), Giuseppe Cederna y el año pasado lo concedimos a Greg Lake, quien es el primer extranjero en ser reconocido.

Concursos de poesía estrechamente relacionados con el festival no hacemos porque ya existen muchos, pero somos los referentes del concurso Mi Debut (Il Mio Esordio) del grupo editorial L’Espresso que premia al libro de poesía, entre otros.

—¿Cómo ve la situación actual de la poesía italiana?

—A principios del novecientos con el futurismo, Giuseppe Ungaretti, Salvatore Quasimodo, Eugenio Montale, etc., fue una poesía de trascendencia planetaria, existían muchos autores y todos ellos eran conocidos a nivel mundial. Después de la segunda guerra mundial nuestra poesía sufre una involución y sucesivamente, a partir de los años sesenta, una involución casi total. Le ha sucedido algo parecido a lo que le pasó al cine, donde contábamos con grandes directores como Michelangelo Antonioni, Federico Fellini, Luchino Visconti o Luigi Comencini, hoy, en cambio, tenemos a Paolo Sorrentino que es un director endulzado. Claro, Italia sigue teniendo poetas muy buenos, es necesario citar a Patrizia Cavalli, a Attilio Lolini, que publica con Einaudi y me gusta mucho, también a Milo de Angelis o a Mussapi, pero los poetas italianos de hoy no logran tener una trascendencia mundial como la lograron los poetas de las primeras décadas del novecientos.

La poesía la llevaba en la sangre y en vez de aprender a tocar un instrumento o a pintar tomé la decisión de escribir poesía.

—Ha citado diferentes poetas, ¿cuál ha sido el que ha ejercido mayor influencia en usted?

—Son poetas que pertenecen a épocas diferentes, uno es Filippo Tommaso Marinetti porque siempre me ha gustado el futurismo como filosofía y como modelo de intuiciones sintácticas y de estilo, además Marinetti era un gran organizador de eventos. El segundo es Giuseppe Ungaretti, porque aprecio su poesía seca (poesia asciutta es la expresión original en italiano), y el tercero, que lamentablemente en el exterior no es un poeta conocido, Camillo Sbarbaro. Quizás este último es el poeta italiano más importante del novecientos, nació en Santa Margherita, un pueblito del litoral a 30 kilómetros de Génova, ¡es ligur! Sbarbaro es el más afín a mi sensibilidad, lo considero muy cercano a Charles Baudelaire, otro gran poeta que ha ejercido mucha influencia en mí.

—¡Además de ser el director artístico del festival, usted es poeta de profesión!

—Porque un poco la poesía la llevaba en la sangre y en vez de aprender a tocar un instrumento o a pintar tomé la decisión de escribir poesía. Desde pequeño he escrito versos como han hecho tantas personas, y a los dieciocho años empecé a hacer espectáculos porque la poesía es oralidad; la transmisión oral es fundamental tanto así que los libros de poesía no es que vendan mucho. Entonces junto a otras personas creábamos grupos poéticos, y poco a poco esta actividad se convirtió en mi profesión, así que en un determinado momento me bifurqué por una parte en poeta y por la otra en organizador de eventos; tengo que reconocer que como poeta soy más considerado en el exterior que en Italia, casi todos mis libros son publicados en el exterior.

—¿Cuántos libros ha publicado?

—Más de diez hasta los momentos y en diferentes idiomas. Han sido traducidos al francés, finlandés, español, albanés, alemán, inglés, ruso y portugués. En abril de este año la casa editorial Verbum puso en circulación en España uno de mis últimos poemarios: La marcha de la sombra.

—¿En su libro La marcha de la sombra critica la Italia de hoy?

La marcha de la sombra es poesía contra la guerra, fue un texto que nació durante una reunión de la Unesco donde cada participante, éramos todos poetas, debía escribir algo sobre la guerra, entonces pensé en la guerra como en un bombardeo de nudos que nos atrapan y a los cuales debemos disolver. Nudos alrededor de todos nosotros que nos convierten en indiferentes hacia nuestros semejantes. Pero en una lectura sucesiva de este trabajo constaté que también podía ser una metáfora de la guerra contra la ignorancia y la indiferencia cultural que estamos padeciendo. Italia, ¡ay de mí!, es un país donde la indiferencia hacia la cuestión cultural ha alcanzado vértices increíbles, y pensar que el ochenta por ciento del patrimonio artístico del mundo se encuentra en esta tierra. En La marcha de la sombra creé un ejército sombra que sigue a la oscuridad de la ignorancia; para salvarnos de un contexto similar tenemos que mantener los ojos abiertos y alimentar la luz de la curiosidad intelectual, del querer conocer y experimentar, y por ende el texto se convirtió en un manifiesto: ¡en mi credo! Si hubiese pensado en lo que era más importante para mi vida a nivel material habría escogido otra profesión, en cambio soy poeta de oficio, mientras hubiese podido optar por ser profesor universitario u otra cosa, a mí lo único que me salva es que gracias a la poesía estoy dando vueltas por todo el mundo. Este año estuve en Georgia, Marruecos, Nicaragua y España.

—Quien desde cualquier rincón del mundo desee obtener información sobre el festival, ¿dónde puede encontrarla?

—Pueden entrar a la página web www.festivalpoesia.org.

Mayela Barragán Zambrano

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