
Antonio Ramírez Córdova (Bayamón, Puerto Rico, 1941) es crítico literario, dramaturgo, ensayista, narrador y poeta. Desde 2015 es catedrático jubilado de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Utuado. Estudió su licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona. Realizó estudios graduados en la Universidad Interamericana de Puerto Rico y en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en San Juan (Puerto Rico). Es doctor honoris causa por la Fundación Hispana (Funhi) y Prodepecor de Perú (febrero de 2022). Parte de su obra ha sido premiada por el Ateneo Puertorriqueño (1976), Ediciones Mairena (1984), el PEN de Puerto Rico Internacional (1985), el Certamen Nacional de Poesía José Gautier Benítez (2009), el Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico (2019), la Universidad Politécnica de Puerto Rico (2020) y el Certamen Nacional de Poesía Hiram Sánchez Barreto (2022). Tiene en su haber unos trece libros publicados. Una gran parte de su obra se encuentra publicada en antologías de Hispanoamérica y en revistas culturales y literarias de Puerto Rico y el exterior. Parte de su obra poética ha sido traducida al francés, inglés, islandés y portugués. Antonio ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.
Hace algún tiempo publicó Un caballo violeta para el sueño (2000). ¿De qué trata este poemario y cómo recorre usted entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarlo?
Gracias por la oportunidad de aclarar que Un caballo violeta para el sueño (publicado por la Editorial Isla Negra) es una edición nueva del poemario original. Está compuesto por Si la violeta cayese de tus manos (publicado en 1984), el Premio Internacional de Ediciones Mairena y el que obtuvo al año siguiente (1985) el Premio de Poesía Nacional del PEN de Puerto Rico Internacional. A ese libro se le sumó una colección de poemas nuevos: En el lugar azul. Mi obra versa en torno al tema amoroso, a los matices del amor que lo transforma todo.
Cobré conciencia de la musicalidad de las palabras y el amor por las mismas, y me lancé a la voluntad de escribir.
Desde la adolescencia y temprana juventud, estando en casa de un entrañable amigo, tuve la experiencia de escuchar un disco de poesía puertorriqueña, por el declamador Bartolomei, que contenía poemas de José Antonio Dávila, José de Diego, Luis Lloréns Torres, P. H. Hernández, Felipe Arana y César G. Torres, poetas con los cuales quedé fascinado. A partir de esa experiencia cobré conciencia de la musicalidad de las palabras y el amor por las mismas, y me lancé a la voluntad de escribir. Desde entonces decidí ser fiel a la poesía. Leí profundamente todo lo que tuve a mi alcance en libros, revistas y poemarios. Me adentré así en el mundo misterioso, en el mismo misterio de conocer lo que es la poesía, porque tantos años después sigo con la misma opinión. Es decir que no sé, a ciencia cierta, lo que es en sí misma la poesía. Como bien dijo Francisco Matos Paoli: “La poesía es raíz y vuelo a la vez”, y añadió Juan Ramón Jiménez que “la poesía es sólo para la inmensa minoría”, denotando precisamente que se debe cautivar a los lectores con miras a que se interesen por la poesía, que es un género escrito para algo más que expresar sólo sentimientos, porque ella evoluciona con los tiempos, se adapta a ellos y nos ofrece su testimonio sobre la realidad. La poesía camina de la mano con la vida, por eso no nos podemos desligar de ella; sin embargo, esa dualidad la estamos perdiendo en los tiempos actuales. Octavio Paz acertadamente señaló que la poesía “es la historia de todas las revelaciones y de todas las revoluciones”. Hay mucha imaginación y fantasía conjugándose en la poesía versus otros géneros literarios donde se requiere mayor cantidad de ficción o irrealidad.
¿Qué relación tiene Un caballo violeta para el sueño con su trabajo creativo anterior y hoy?
Si la violeta cayese de tus manos es la obra lírica premiada en Puerto Rico por Ediciones Mairena (1984) y por el PEN Club respectivamente (1985), como aclaré previamente, siendo una edición nueva Un caballo violeta para el sueño.
Para propósitos cronológicos de mi trayectoria, les comparto que, en 1962, mientras estudiaba en la Universidad de Barcelona, la editorial Rumbos publicó mi primer poemario, Humo y viento. Obra que trazó verdaderamente mi destino de poeta, y que plasmó la poesía de aquellos primeros años, bisoños, en este quehacer. Pero es sin lugar a dudas Si la violeta cayese de tus manos la obra que permitió se abriera una ventana para mí y la oportunidad de dar a conocer mis obras futuras. Permitiéndome, por tanto, incursionar en otros géneros tales como narrativa, ensayos, décimas, dramaturgia y poesía haikú durante los años en que fui catedrático de la Universidad de Puerto Rico. Pocos conocen que, luego de regresar de España, me mudé a Nueva York desde 1972 hasta 1977, y allí trabajé en el Lehman College como profesor de Literatura. Luego, interesado en la dramaturgia, residí una temporada en México (1979) para estudiar la técnica y nutrirme en las destrezas de cómo hacer teatro, interés que desarrollé estando en Nueva York, cuando asistía a presentaciones teatrales off-Broadway y tomé un curso breve de teatro. En Puerto Rico, curiosamente se conoció mi teatro primero y a raíz de mis logros, la poesía, luego.
Mirando la llamarada ganó el Premio del Ateneo Puertorriqueño en 1976, y varios años más tarde se publicó como Renovada penumbra, por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico en 2003.
Al pie del sigilo (Editorial Magna Cultura) fue el poemario con el cual logré el segundo premio en el Certamen de Poesía José Gautier Benítez (2009), dedicado al mundo taíno. Fue concebido durante mis constantes visitas al Centro Ceremonial Indígena de Caguana.
Indeclinable asombro, libro de poesía haikú, fue publicado en Costa Rica por Casa de la Poesía (2006). Y su segunda edición, en 2008, en Perú por Ediciones Alejo y traducido al francés por el reverendo Agustín González.
Más allá de las sombras ganó el XI Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico Vicente Rodríguez Nietzsche (2019). Participé y obtuve el segundo premio en el Segundo Certamen Nacional de Poesía Hiram Sánchez Barreto (2022) con poemas que formarán parte de un libro próximamente.
La evolución y crecimiento del hombre, dentro del quehacer literario, va siempre en un continuo.
Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritor, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo inicial con el de hoy?
Por supuesto ambos están relacionados. La evolución y crecimiento del hombre, dentro del quehacer literario, va siempre en un continuo. En mi caso y con el paso de los años se traduce en la búsqueda de la brevedad. Me encamino siempre hacia la síntesis. Los temas que nos atañen a todos son comunes y afines a la humanidad en general. Van surgiendo de las experiencias, así como de las vivencias personales y colectivas. Temas que se tornan universales y afines a la humanidad: la vida, la muerte, el amor y el desamor, la búsqueda de la verdad, la naturaleza humana tales como la justicia, la igualdad, los derechos naturales, la libertad, la patria, la divinidad, solidaridad, el sufrimiento, temas filosóficos y metafísicos, el paso del tiempo, entre tantos otros temas significativos.
Siempre he sido de pocas palabras y por ende se ve reflejado en mis obras y en los demás géneros literarios que persigo.
¿Cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera?
Mi poesía es fundamentalmente lírica, metafísica y a veces surrealista, pero es el dramaturgo, a través de su voz, quien transmite su visión de mundo con el oído en tierra, para denotar su sentir social, cultural y político en monólogos, poemas escénicos, teatro, microrrelatos y microteatros más abiertamente que en la poesía.
Se dice que pertenezco a la generación del sesenta. Estimo que al clasificarme en dicha categoría debe estar relacionada más con la edad, con los años, supongo. Esto es, porque me encontraba estudiando en la Universidad de Barcelona entonces. Sin embargo, nunca estuve ajeno a los trabajos de mis congéneres ni de los poetas contemporáneos de la isla. A pesar de que realmente no pertenecí al grupo de Guajana per se. Dicha generación, en cuanto a referente o momento literario, fue la que sin duda marcó notablemente la poesía por aquellos años. Respondía al momento histórico nacional y mundial. Siendo marcadamente poesía social, de protesta y patriótica como en el resto de la Antillas y en el mundo. Dicha generación me acogió con los brazos abiertos en la amistad y la poesía. Entre los cuales destaco con gran afecto a los grandes: Vicente Rodríguez Nietzsche, Edgardo López, Andrés Castro Ríos, Juan Sáez Burgos, Wenceslao Serra Deliz y Marcos Rodríguez Fresse. Fui incluido en el 25º aniversario de la Generación de Guajana en la publicación En una sola torre: 100 años de poesía puertorriqueña (1987).
En términos de la brecha generacional, no me gusta ser encasillado o conceptualizarme dentro de una generación en particular. Comparto y destaco a escritores de diversas generaciones o edades, por su visión de mundo compatible o afín con el mío, más que por los años que cargan. Siempre me consideré más bien como un outsider. Sin pertenecer realmente a ningún grupo en particular.
Es una triste realidad que en la isla, tanto como en otros países, leer como pasatiempo está al final de la lista, no es prioridad.
¿Cómo concibe la recepción a su trabajo creativo dentro de Puerto Rico, y la de sus pares, bien sean escritores de poesía u otro género?
Es una triste realidad que en la isla, tanto como en otros países, leer como pasatiempo está al final de la lista, no es prioridad. Sin embargo, resalto y agradezco eternamente la solidaridad de José Emilio González, Alberto Martínez Márquez, la doctora Carmen Cazurro, Andrés Castro Ríos, el doctor Ernesto Álvarez (quien me dedicó un libro: Antonio Ramírez Córdova: presencia, identidad, sigilo, de Ediciones Boán en su Colección de Voces del Abacoa; 2019), Francisco Lluch Mora, Ferdinand Padrón Jiménez, Juan Martínez Capó y la doctora Mercedes López Baralt que en el libro Literatura puertorriqueña del siglo XX: antología (2004), de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, me sumó a esa abarcadora mirada a la literatura puertorriqueña, con su trasfondo cultural y social donde queda matizada la palabra escrita. Igualmente fui incluido en el Diccionario de autores puertorriqueños contemporáneos de Víctor Federico Torres (2009) de la editorial Plaza Mayor. Mi gratitud infinita por las nobles críticas literarias que recibieran mis obras y su inclusión en varios libros, en virtud de que fueron hechas por estos intelectuales de vasto conocimiento, gran prestigio y a quienes distingo.
Varios de mis poemas fueron publicados en otras antologías de Hispanoamérica y Puerto Rico que dejaré para otro momento mencionarlas. Algunos de mis poemas han sido traducidos al francés, inglés, portugués e islandés. Agradezco el que fuera considerado para formar parte de la antología Como ángeles en llamas por la Editorial Marimelina (Perú, 2003), y atesoro las palabras de su prologuista, la doctora Rosa Tezanos Pinto, catedrática de la Universidad Purdue de Indiana, quien dijo en relación con las mismas lo que expresó en su escrito de introducción: “Antonio Ramírez Córdova (Puerto Rico) posiblemente es uno de los poetas del siglo XX que mejor hayan cantado al sentimiento del amor. Sus versos rivalizan en belleza con Neruda y Paz”.
Debido a las restricciones que trajo la pandemia, lo positivo fue que la gente se entusiasmó un poco más con las redes sociales, plataformas, medios digitales, contenidos y enlaces. Los lectores comenzaron a buscar géneros literarios con los cuales recrearse en el encierro. Para mí ha sido una gran bendición haber incursionado y dar a conocer mi quehacer a través de dichas plataformas, antes de la pandemia. Reconozco que el crédito es para un antiguo discípulo y amigo, Carlos J. Arzola Torres, que me instó a incursionar en la tecnológica cibernética y, a pesar de que sigue siendo un universo desconocido para mí, voy a paso lento pero seguro, dominando las herramientas disponibles a mi alcance, y advierto que aún me falta un buen trecho que recorrer. Gracias a dicha conectividad he tenido la oportunidad y la fortuna de participar en eventos poéticos virtuales en distintos países y ver sumadas publicaciones en revistas, periódicos, muros y antologías de Hispanoamérica. Gracias a invitaciones, lecturas, convocatorias, concursos y enlaces, provenientes del mundo cibernético, tengo una significativa presencia en las redes amén de una mayor cantidad de amigos y lectores. No es un secreto que en Puerto Rico no es costo efectivo hacer publicaciones y menos cuando de poesía se trata, pero existen nuevos empresarios literarios que se aventuran en esta dirección, trayendo con ello anchas esperanzas. Recientemente regresé de Perú con libros publicados en aquel hermano país y gracias a dos distinguidos poetas: Carlos Zúñiga Segura y Santiago Risso Bendezú (Editorial Alejo), quienes aparte de ser valiosos poetas en buena lid, son también extraordinarios editores. Entre las nuevas publicaciones están un libro de bolsillo en torno al Microteatro, un poemario Caballito de sueños con ilustraciones de lujo y una edición artesanal de libro de haikú Canto de pájaros. Además de otras antologías que al presente se están editando.
Sé que es usted de Puerto Rico. ¿Se considera un autor puertorriqueño o no? O, más bien, un autor de literatura, sea ésta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente usted?
Me considero un autor orgullosamente puertorriqueño. ¡Puertorriqueñísimo de tierra adentro sin duda! Nací prematuramente en Santurce, ya que contaba con siete meses de gestado. Pero estoy convencido de que esa fue la génesis en mi camino hacia la poesía, ya que me impuse a tan corta edad al retar a mis progenitores con esa llegada inesperada; desde entonces crecí y me crie en Bayamón hasta que me fui a estudiar a España.
Al presente, pertenezco a la serranía utuadeña y no la cambiaría por ningún lugar del mundo. Aquí encuentro solaz, estoy en contacto directo con la naturaleza, en estrecha conexión con el mundo espiritual y la vida sosegada, ideal para seguir escribiendo desde esta preciosa niebla de Otoao. Es una fuente inconmensurable de inspiración porque allí fluye sin distracciones la creatividad.
Sin lugar a dudas, a José Luis González se le dotó en México con el reconocimiento que no recibió en Puerto Rico. Tal vez adoptó identificarse con el suelo azteca al no ser considerado como “profeta en su tierra”. Me parece que se sintió feliz y pleno en aquella tierra de grandes escritores y nobles poetas.
Me gusta mucho plasmar en décimas mi sentir sobre lo que acontece en la isla y destacar a los que amaron, aman y defienden la patria.
¿Cómo integra su identidad étnica y de género y su ideología política con o en su trabajo creativo?
Soy puertorriqueño, caribeño y antillano, y me gusta mucho plasmar en décimas mi sentir sobre lo que acontece en la isla y destacar a los que amaron, aman y defienden la patria. Siempre hay magia en las décimas y cobran protagonismo mayormente en la época navideña para resaltar la puertorriqueñidad y lo que nos une como pueblo, con esa música típica que encierra lo costumbrista. Es una voz de protesta o de doloroso sentir en algunas instancias, asimismo, como divulgación de verdades sobre un tema personal o colectivo que nos toca el alma. Debo resaltar que gracias a la amistad y reto que me extendiera el gran decimista Miguel Santiago Díaz, es que hoy cultivo décimas. Tanto fue mi entusiasmo que publiqué el decimario Para cantarle al amor en 1998. Tuve además el grandísimo privilegio de que el prologuista del mismo fuera el poeta yaucano, trascendentalista, Francisco Lluch Mora. Agradezco a El Jíbaro, Andrés Jiménez, al otrora grupo Sonata en Verde y al cantautor uruguayo Abel García el haber acogido mis décimas queridas en sus grabaciones.
¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor hoy?
Hoy, al hacer una introspección, considero que me encuentro dentro de un buen marco de referencia, es decir, en relación con mi quehacer poético.
Esto me permite desarrollar mis inquietudes en otros géneros de mi interés. Mi norte es llegar a pertenecer al gran grupo de dramaturgos de mi país. Los espacios digitales me han hecho cobrar presencia dentro de este género literario y presentar mis obras. La revista Esencia, de Peñuelas, cuyo editor es el poeta Carlos J. Velázquez, publicó varios de mis microteatros en su edición en 2021. De igual modo, la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña me ha publicado seis piezas de teatro en su edición #14, Lo distinto (enero de 2021), y recientemente fue publicada la obra Las paredes oyen con motivo del centenario de la doctora Victoria Espinoza. En la edición especial y conmemorativa para destacar la vida y aportación de esta valiosa conocedora maestra del teatro puertorriqueño.
Asimismo, destacan las obras Yin y Yoni, Los diablos, Vacío tambor y Collage para un teatro total, que han visto la luz en algunas salas del país para las décadas de los 70 y 80. De igual modo los monólogos, y entre éstos El actor tiene permiso, representado por los primerísimos actores Julián Garnik en el Festival de Monólogos en Cienfuegos de Cuba y Reinaldo Santana presentándose por primera vez, de forma virtual, durante el Festival de Monólogos Rojo en Puerto Rico en 2021. Previamente dicho monólogo estuvo bajo la dirección de Rafael Acevedo, en el año 2014, cuando subió a escena en el Centro de Bellas Artes incluido en el Festival de Monólogos “El arte del monólogo”, celebración del 50º Aniversario Internacional de Monólogos del Instituto de Cultura Puertorriqueña. En la sala Raúl Juliá, Pedrito Santaliz subió a las tablas tres de mis poemas escénicos, los que fueron magistralmente interpretados por actores de la talla de José Capó, Reinaldo Santana y la primerísima actriz Lourdes Morán. El 25º Certamen de la Literatura de la Universidad Politécnica de Puerto Rico (2020) me otorgó un segundo lugar por la pieza El equilibrista I. Gracias a la publicación del libro Dichos de Antón (2019), uno de corte filosófico y cuyo contenido son aforismos, me abrió las puertas con miembros de la Facultad de Drama de la Pontificia Universidad Católica de Ponce y el colectivo de estudiantes del Teatro Rodante Luis Torres Nadal, quienes me regalaron una genial presentación en escena, de una extraordinaria adaptación del libro, convirtiéndolo en teatro, a cargo de la profesora Rosita Archevald. En Perú, el reconocido actor chalaco y profesor de teatro Miguel Ángel Gutiérrez presentó mi monólogo Adán enloquecido durante la Feria del Libro de Bellavista, en febrero de 2022, que pude disfrutar en vivo. De igual modo, el distinguido dramaturgo puertorriqueño Roberto Ramos Perea se expresó en torno a los microteatros que pauto en mi muro mediante la siguiente evaluación: “Antonio Ramírez Córdova es un innovador en la literatura puertorriqueña y su incursión en el ‘microteatro’ es una prueba de ello. Me cuenta Antonio que este es un teatro de vanguardia, pues son obras cortas diseñadas para pocos espectadores que se pueden presentar tanto en un café teatro como en una tertulia familiar. Antonio se inspiró en los trabajos de Achille Campanile, un escritor italiano que ya desde comienzos del siglo pasado había comenzado a escribir esta clase de teatro. A mí me parece fascinante cómo el microteatro se amolda a nuestra época donde lo queremos todo rápido y sin perder tiempo. Me ha recalcado mucho: este es un teatro pobre o sencillo, pues consta de apenas dos parlamentos, y es un teatro para los directores, que son los responsables de darles vida a los actores y el ingenio al poner la obra en escena”.
Ahora tengo más lectores con los cuales compartir mis obras y participo de presentaciones virtuales.
¿Qué diferencia observa, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?
Confieso que es otro mundo el de las redes sociales. Integrarme a ellas me ha sido de gran utilidad. Es una herramienta que me ha abierto caminos. Ha sido de apertura, de ventana al mundo para dar a conocer mi trayectoria profesional. Ahora tengo más lectores con los cuales compartir mis obras y participo de presentaciones virtuales. Fui honrado con la distinción honoris causa (febrero de 2022) por la Fundación Universidad Hispana (Funhi) y Prodepecor de Perú, por participar en temas sobre la migración en honor al legado del poeta universal César Vallejo. En Puerto Rico recibí un homenaje celebrado por Los Hijos del Josco en Utuado, con una velada poética desde la serranía. Obtuve varios reconocimientos durante la celebración del Festival del Libro de Bellavista (Callao) y en la celebración del 20º aniversario de Mammalia Cultura y Comunicación en Perú, país al cual me unen profundos lazos de amistad y edición literaria (febrero de 2022). Por la revista Esencia, de Peñuelas, y durante la celebración de la Semana de la Lengua Española y Puertorriqueña por el Atenas College en Manatí (eventos celebrados en abril de 2022). Como resultado de exponer mis poemas en las redes sociales, los lectores han ido adquiriendo mayor noción de mi trabajo y están más receptivos a mis escritos. En torno al trabajo creativo en todos los géneros voy encaminado a destacar la brevedad. La gente siempre va de prisa en todos los renglones de su vida. Ahora mis poemas son más cortos, me muevo en torno a la síntesis y transito los géneros teniendo en cuenta este compromiso. Me provoca jugar con las palabras y procuro decir más con menos, pero cuidando siempre que aquellas que emplee sean certeras y rotundas. Que sirvan para recoger sentimientos y vivencias con las cuales se puedan identificar los demás. Y las cuales me permitan crear esa conectividad con el lector. Antón Chéjov lo resume muy bien: “El arte de escribir consiste en decir mucho con pocas palabras”.
¿Qué otros proyectos creativos tiene usted recientes y pendientes?
Quiero seguir escribiendo haikú, poemas, décimas, teatro breve, monólogos del absurdo, microteatro y microrrelatos. Me encamino a destacar más al dramaturgo. A plasmar su profunda voz, esto es, sin dejar la musa poética, por supuesto. Entre las nuevas publicaciones están un libro de bolsillo llamado Microteatro, el poemario Caballito de sueños con ilustraciones de lujo y una edición artesanal del libro de haikú Canto de pájaros, una edición para coleccionistas. Más allá de las sombras (Ediciones Tablado), del amigo poeta y editor Ebrahím Narváez. La segunda edición de Renovada penumbra. Un libro de narrativa deportiva. Las contribuciones a la página del Deporte del Paso Fino de Puerto Rico. La publicación de dos poemarios inéditos. Un nuevo libro de haikú. Además de otras antologías que al presente se están editando. Los poemas premiados en el II Certamen Nacional de Poesía Hiram Sánchez Barreto 2022, convocado por la Casa Yaucana, formarán parte de un libro pendiente de editar.
Aún me quedan tesoros por encontrar dentro de mi baúl. Pero te aseguro que jamás me verás escribir una novela. De la literatura, es el único género que disfruto como lector. Puedo llegar a apostar la mejor botella de buen whisky, de cierto, a que no vislumbro en mi camino escribir una novela ni siquiera corta. Como escritor soy y seré eternamente amante de la síntesis. ¡Cada cual domina y resuena su tambor!
- Fulgencio Martínez:
“Soy un poeta español, es decir, en español” - domingo 4 de junio de 2023 - Javier Febo Santiago:
“La literatura parte de la realidad, no de la ficción” - domingo 28 de mayo de 2023 - Tere Marichal:
“La narración oral de cuentos nos ayuda a definir nuestra identidad” - domingo 21 de mayo de 2023