
Los espíritus, aunque sean semejantes en capacidad,
no siempre lo son en aplicaciones y gustos.
Montaigne. Ensayos (III)
Cada lectura es una experiencia nueva, genuina. Así debe ser. Pasa con los libros esenciales que dejan una pluralidad en la existencia del lector. Creemos que las formas de entenderse con el poema van con la existencia de un espejo, el espejo del otro. Aquel que desentierra los ocasos y las algarabías de un vacío en la mirada que se acerca o aleja en la intensidad del vocablo hecho metáfora acompañada con los giros y colocaciones de un lenguaje. Es el universo del otro que me dice en su alteridad. Lo no dicho se hace presente con ademán de la imagen. En el espacio, en el silencio, en lo inaudito de la experiencia del ser, va una estela que atañe al desvanecimiento de una substancia, llámese también alma, espíritu, esencia y aliento —en este caso lo reiterativo es necesario. Sucede con el poemario Lo oculto (Pre-textos, 2023) de Miguel Marcotrigiano.
Está la posibilidad de que en lo dicho se escape todo o casi todo, y en lo no dicho se condensen los susurros/ruidos, sombras/verdad, sangre/sonido. Aquello que se busca con la palabra. El vocablo que reinicia una devoción de la vida. Al escribir el poema, se dice y se transforma en lo mirado con los afectos:
Más allá de la última palabra
hay un cuerpo construido por voces inexistenteses el del creador (¿?)
ese pequeño dios
con una enorme capacidad de olvido
Un componente hecho cuerpo que se reinventa desde aquellas voces inexistentes. Partimos de la voluntad de describirse que anda con la intensidad manifiesta en el verso. Realidad e imaginación circundan con la necesidad de una misma respiración y no es convencer porque no es lo más importante, todo va por el sentido honesto del tempo poético. Nos percatamos de la existencia del verso en su transparencia con las pausas o espacios prolongados, tal es el caso de (…) más vanos…….sí (…). Les están vedadas las palabras ciertas…….certeras…….razonables. Espacios para pensar o reencontrarse con la fuerza de cualquier día, noche o muralla afectiva. Luego, las reiteraciones de una dicción-fonema, veamos: (…) —ínfimo infinito— y la combinación de ambos recursos, tanto las pausas como la reincidencia del vocablo: (…) y melodía…….antigua melodía (subrayado nuestro); con todo, la imagen se erige en su tejido original para dar cuerpo a una existencia en la frecuencia poética: la estructura está dada y entre espacios prolongados toda una vida y quizás hasta dos.

Lo oculto
Miguel Marcotrigiano
Poesía
Editorial Pre-Textos
Valencia (España), 2023
ISBN: 978-84-19633-52-1
92 páginas
Ahora, para lograr esta silueta poética es necesario recorrer en la lectura y hacerla como el agua en su sentido diáfano. Se dice fácil, aun así, debe apelarse a la conciencia para comprenderse en lo no dicho como las ánimas del bosque. Me refiero a lo incomprensible del ser en el ejercicio de la invención de una acción acompañada de la libertad desde lo oculto, pues siendo contradictorio, lo percibo así: el acto que se acerca más al sentido de libertad es desde lo no visto por el otro. La historia está en lo no contado, y quizás esa es la auténtica historia.
Decir oculto es acercarse al silencio, al refugio y a la contención, o velar y callar en un estado que no es el común o el de siempre. Decir poema ¿será decir verdad?, ¿será perentoria en la condición de la existencia humana? Porque el tiempo en el poema no es el mismo tiempo al que estamos acostumbrados, acá va por el delirio de su detención en la memoria. El tiempo se desvanece y retoma su andar sin testigos como el lenguaje de las sombras:
En ocasiones puedo
entender este sentimiento de lo oculto
cercarlo con palabras
enfrentarlopero no se puede ser objetivo
ni traducir esto
que intento describirAunque a ratos crea verlo
incluso ser uno con ellopues la verdad tiene que ver con los años
y es por esto que no hay buen poeta joven
apenas si acaso encaminadoEs difícil de entender
lo sé
el ego deformado
no lo permite
El sendero de la palabra está en el poema, leamos: (…) las palabras se extravían en un párrafo // pero no en un poema… Esos seres encantadores y fantásticos —feéricos— van acompañados de las otras miradas, las de la voz poética; entonces, héroes y hadas circundan espacios, no sólo en la casa, sino en aquello que es incomprensible como el de la evocación de casa, miedo, silencio… Se conjugan con rasgos mitológicos que se acomodan en otros lugares intangibles como el de la ilusión, por ejemplo. Es como que sólo existiera espacio para el poema, él lo dilucida con las imágenes. La palabra y la sombra se acompañan en la composición de lo efímero que es el poema, pues la permanencia no tiene cabida en el juego de las alucinaciones. La existencia de un componente poético que carece de reglas porque se reinventa en cada encuentro con el lector. La segmentación va como el pensamiento en lo vivido con capas sobre capas para reinventarse en la piel del silencio.
El poema transita su ruta para estremecer al lector. Entre idas y vueltas con héroes legendarios o terrenales, como el caso de la figura y el recuerdo de una madre que hilvana historias inconclusas. Allí, en ese instante, se redimensiona el trazo del poema al igual que la memoria. Bien lo expresa el escritor Alberto Hernández al final del poemario: “La poesía se construye con palabras”. Pareciera evidente, pero sabemos que no lo es. Hernández nos comenta de un “epifenómeno” así como puede aparecer cualquier héroe para matar un dragón, tal como lo hace Sigurd en sus hazañas germánicas, como hazañas son las vividas por esta voz que suelta estrofas con el único signo del asombro, lo inesperado y lo oculto. Las historias se escriben a partir de las ausencias que vuelan en la remembranza.
Noche, nocturno, soñar, onírico, oscuridad, sombra, tinieblas, entre otras, es el compendio de palabras que, aunque nos remiten a un estado del tiempo, son signos que pueden aparecen en el instante del día a pleno sol; lo que quiero significar es el estado que se crea con el vocablo en el poema. Las historias se apropian de las sensaciones, conflictos y ausencias para dar corpus a una naturaleza sentida. Pensamiento que apacigua el arrebato amatorio. El poema da para alucinar historias completas, es un todo, luego vamos al precipicio de la nada porque surge el pensamiento para cautivar ese espíritu que habla y desanda en el vértigo. El acantilado de la lucidez se desgasta en el interior de las instancias.
(…) desaparecen bajo su forma humana // pero persisten en sus poemas. Luego, el ritmo lo impone el lector. Todo será un elemento sugerido para que quien lea sea el otro autor de Lo oculto. La complicidad en el vuelo del sentir y la razón. Es el tamiz por el cual pasan estos poemas.
La voz poética se desgaja en la sustancia de la palabra. Leer Lo oculto, de Miguel Marcotrigiano, place por la manera de su escritura. Luego se convertirá en un hallazgo en el lector. Reflexión e imaginario confluyen en la totalidad de su invención.
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