Poema I
Entre tu verdad más honda
y mi verdad más estrecha
hay un abismo de
apenas un milímetro.
Pero ese espacio se
mide en tiempo,
en los kilómetros/hora
que tardo en abrir los ojos.
Entre tu pesar más grave
y mi indiferencia
sólo está el diámetro
de tu cintura
imposible de recorrer
una sola vez
porque me pierdo
en la infinidad del círculo.
Si supieras que esta vez
una gota no seguirá a otra,
tal vez creyeras que
la tierra se va a secar
la tierra que nos separa,
como nunca separó el mar,
en futuros a corto plazo
con un interés real del 50%
del que sólo se aplica
tu mitad.
Poema II
Los amores de carne y hueso
siempre tienen un defecto:
no se miran al espejo.
Viven en un pueblo
al que imitan con desprecio
como si no fueran ellos
los dueños de sus carnes
y los dueños de sus huesos
tersos y agujereados
por las balas de mil años
en guerra y enfrentados
unos contra otros
sin saber que eran hermanos
que vivían separados
por sus carnes y sus huesos.
Poema III
Las flores que tú no ves
—las mismas que veo yo—
Nacen solas, desterradas,
apartadas a un rincón
muy estrecho y muy decente
regadas con aguardiente.
Van a ser cortadas pronto
para ser la ornamentación
del cajón de alguien valiente
que murió sin el perdón
del Papa ni de la gente
que asistió a la función.
Poema IV
Si te quito lo que no eres tú, me quedaré con la idea.
Con la idea de no verte ya nunca más detrás
de mis párpados cerrados por el frío del mar.
Si te quito lo que no eres tú, no podré volverte a mirar.
Volverte a mirar ni tocar ni rezar por tu piel.
Lloraré la distancia que nunca recorrí con los pies.
Si te quito lo que no eres tú, encontraré un espejo.
Un espejo roto que sólo me refleja a mí
desnuda en un templo bajo una tormenta gris.
Si te quito todo lo que no eres tú, espero no amarte.
No amarte jamás sin la luz transparente
que estudia tu nombre y lo guarda en la mente.
Poema V
Te vi llegar en un coche sin frenos
ya entonces lo debí sospechar
atropellarías mis capacidades
de dar una vuelta de campana
al mundo real que no quieres
mirar por miedo a perder
tu autonomía.
Y sin querer
te dejas llevar al manantial
de las causas perdidas
sin remedio, perdón
ni redención.
Misericordia
olvidaron tus hijos
por no saber que tenías
la obligación de parecerte
a ti apartándote de tu
camino sin ruta ni fecha
de inicio pero con la misión
de recoger la mecha y
crear un incendio que
iluminara el presente
envuelto en papel transparente.
Poema VI (El tiempo)
Eterno, infinito,
sereno, duradero,
continuo.
Pasajero, pesado,
sólo, acostumbrado,
extraño.
Veloz, fugaz,
terrorífico, finito,
mortal.
- Seis poemas de Paula Sánchez Mayor - miércoles 29 de junio de 2016