Relatos breves para leer desordenados
Guillermina Borges
Microficción
Halley Ediciones
Buenos Aires (Argentina), 2023
109 páginas
Las voces
Le preguntaron cómo hacía siempre para saber las cosas que le pasarían. Las voces le dijeron que conteste que era sólo su intuición.
Antagonías
Un estampido de colores cubrió el cielo de la tarde. En la tierra, el griterío y el llanto rodeaban al vendedor de globos que estaba tirado en la calle.
Evidencia
Llegó a la escena del crimen con la seriedad que lo caracterizaba. Dio órdenes y observó el lugar. Junto a las escaleras, notó la huella de un zapato, suela febo, número cuarenta y dos. Sin dudar sacó su pañuelo y limpió el piso de madera. Un descuido así no le podía volver a suceder.
Atasco
Se sentaba frente a la hoja en blanco a esperar que las palabras surgieran. Ninguna recurría a su auxilio. En la noche, la tinta le quedaba atorada y la hoja se mantenía impoluta.
Artificios
Cuando llegó a la casa del chamán, el sol ya se estaba ocultando. El aspecto del rancho le daba un poco de miedo, pero iba decidido a olvidarlo todo.
El chamán le dijo que no era imposible, pero que hay caminos que no pueden evitar ser recorridos. Le preparó un té de sabor amargo. Al terminarlo, se sintió mareado, notó que se le nublaba la vista y luego perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba sentado en el banco de una plaza. Enfrente, una chica leía un libro. La observó un rato. Ella levantó la vista y lo miró. Él vio sus ojos verdes e inmediatamente supo que serían imposibles de olvidar.
Máscaras
Lo cruzó una tarde por la calle. Vio en su cara, marcada por los años, la misma falsedad que mostraba cuando ella era chica.
Comprobó que los lobos con piel de cordero también salen a pasear.
Sonidos
Se acuesta, apaga la luz, se tapa, deja un brazo afuera. Cierra los ojos, se dispone a dormir.
Cree que así el sueño llega más rápido. Escucha maullar al gato del vecino. Una moto que acelera. La canilla del baño sigue perdiendo, la tiene que arreglar. El vecino mira una película argentina, lo sabe por el volumen del televisor y el tono de los diálogos. Se da vuelta, cuenta ovejitas como cuando era chica. Los sentidos se van durmiendo y al filo de la vigilia siente pasos. Cerca, muy cerca. Cree que ya está soñando. No abre los ojos, quiere dormir. Ya no hay pasos, pero los sentidos se activan cuando escucha su nombre en el silencio de esa habitación, solitaria y a oscuras.
- Relatos breves para leer desordenados, de Guillermina Borges
(selección) - sábado 29 de abril de 2023