En esta ocasión se presentan algunos poemas de un autor del sureste de México. Alejandro Rejón desarrolla ciertos elementos del neobarroco, la brevedad en el discurso y regularmente un evento real como motivo poético. En general, Alejandro Rejón le otorga a sus poemas un título que responde a un sustantivo y su adjetivo, es decir, la acción en realidad deriva del pensamiento y no del hecho señalado en el poema. El corte de su obra está más cercano a la brevedad.
Fernando Salazar Torres
Responsable de la selección
De la serie Voces actuales de México
Caudal óptico
Una parvada de signos deglute con sus cristales
el estupor que se ilumina.
el oído del diluvio deja abierta la jaula de sonidos
que flotan en el borde de la imagen.
se desdobla un espejo en el fondo de la vista:
hilos de piel costuran los símbolos.
Lago volátil
Las mujeres saben que el sueño
descalzo sobre el umbral
no es una piel de algo
sino la espora deglutiendo
todo el paisaje inamovible:
la nieve que es líquido vientre
de flor eyaculada desde la superficie.
se vierten desde las bisagras
como un diluvio que consagra toda la
amputación del cardumen,
y piensan el latir desde una sombra que arrecia las nubes,
acarrean todo hasta ese arroyo
donde sangran las espigas,
dejando el todo al aire:
Ciénega retratada.
Canción del sueño
La nada se entreteje con los párpados del aire,
llueve como hilera entre el envés de los sueños.
aquella hilera dulce de joyas y escamas
ya no acongoja tu vientre,
se ha vuelto salitre de luz,
impávido surco que se extingue de mareas.
Cierro la memoria.
En este borde flotan riscos que se extienden hasta el alma.
Flotan pies que se abren con las nubes,
Se detiene un círculo entre la niebla,
Dibuja sus manos con luciérnagas de agua.
Hay una ruina líquida detrás del sueño,
Tus cabellos se mecen,
Moléculas explotan en el incesto de los astros,
El ángel se incinera la vista con sal y opio.
Las hileras han vuelto, amor,
los días caen a mis espaldas,
Entran como silbidos en la migraña de la casa,
Y nosotros,
Otro pliegue entre el agua de tu sombra.
Poema
Un tallo se derrama
verbalizando
los oídos que brotan
desde el ventanal
donde dialoga la luz.
Sin título IV
Se detiene la llovizna sobre el párpado del agua.
La luz se quebranta
Y fluye en los ojos de la madera,
Es un ángel sediento
Sobre la puerta del párpado que abre el hollín
en el espíritu de las cenizas.
Las cosas tienen movimiento
Para A.Z
Vayámonos en el abismo,
Entre los autos, el aire de la muerte, la iglesia y los árboles que nos cubren el sueño,
Soñemos en el fondo de una carne cuya luz no ha sido derrumbada,
Crucemos entre la paja del espejo,
Tomemos un vaso de ron mientras las aves se deslizan en tu piel.
Hoy no quiero ver el aire oscuro en que te escondes,
Tan sólo la noche entrando en el mar de los diluvios,
Una hoja que estalla en el centro de tu lengua
Y toca con sus huesos el halo de tu estero,
Pues en esta filigrana te desvistes hacia el sonido de la imagen:
tan clara como las aguas de tu estrella.
El latido de la tarde diluye los sentidos
que abiertos en la ventana despliegan el tacto de la muerte
como la frente del sol que lo inunda todo
desde aquella sombra que reposa tus lloviznas.
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