Poemas de una niña, de Daniela Jaimes-Borges, será presentado el viernes 16 de julio por el escritor Fedosy Santaella, mediante una transmisión en Facebook Live (6 de la tarde, hora de Colombia; 7 de la noche, hora de Venezuela). Se puede ingresar a la actividad haciendo clic aquí.
Poemas de una niña, del que hoy ofrecemos una selección, es el primer poemario que publica la poeta y dramaturga venezolana Daniela Jaimes-Borges. “Una verdadera indagación en la vida privada, utilizando un lenguaje que se distingue por su honestidad a toda prueba”, dice el poeta Igor Barreto en el texto de contraportada de este libro que aparece en la colección Voz Aislada de El Taller Blanco Ediciones.
Desamparada
La desamparada
vive debajo de la mesa,
su familia está comiendo,
hay velitas para su cumpleaños.
La desamparada
espera el abrazo,
sólo perdona al tiempo
porque es el culpable.
La desamparada se ilusiona
cuando en casa alguien le deja pan
en el horno,
hasta que sabe que no era para ella.
La desamparada
construye su casa
en la caridad
de otros,
esa morada de papel
que puede desplomarse
en los pliegues de sus costillas.
La desamparada
está remendada
por el fino hilo de las sobras
que le pudo pelear a un perro.
La desamparada
nunca está sola,
se acompaña de un dulce
que la anestesie de su enfermedad
y de su dolorosa cura.
La desamparada
ya no sabe de fe,
porque la hiel perfuma su sangre.
La desamparada
le dice adiós a todo esto
que es algo que no existe.
Esto
Esto no es un poema,
el poema tiene un ritmo y una descendencia,
espíritu y lenguaje,
y el poeta tiene un cuerpo incierto.
Esto no es un poema,
es mi impotencia que no sabe
qué hacer con las palabras
que las rehago,
que las deshago,
y no puedo escribir.
Esto no es un poema,
digo lo que no puedo,
pienso y digo lo que no puedo.
Esto no es un poema
acaso un caballo que surge
yendo sobre lo que le molesta.
Esto no es un poema,
un poema insiste
por la misma fracción de tenerse
de darse.
Esto no es un poema,
es mi resistencia,
es mi fragmentación
y su despedida.
Yo te dije
a Josué
Yo te dije
los finales no existen
y lloraste
pero tú sabes,
los finales son ciegos
son el humo de las madrugadas,
la lluvia, las invenciones, los pájaros en la ventana
nuestro árbol en fuga,
pero lloraste
y entonces te pedí
—camina conmigo.
Ahora lo sabes,
seguimos donde hemos estado,
detenidas apenas.
Los finales son ciegos
son el humo de las madrugadas:
la lluvia, las invenciones, los pájaros,
nuestra ventana.
Ahora empiezo a llorar
y tú caminas conmigo
y recordamos las fotos
y el mismo perfume.
- Poemas de una niña, de Daniela Jaimes-Borges
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