La perpetuidad de la brevedad
La felicidad
es parpadeo de niños,
gotear del barro hecho cántaro,
abrazo íntimo y multitudinario,
hierba fresca en el camino,
rayo de luz anidando
en el cuenco de las manos,
beso de alondras en la adolescencia
y en la ancianidad.
La felicidad
es la circunferencia del amor
hecha humanidad,
humanidad
y nuevamente
humanidad.
Contrastes
Hoy desperté reposado
y vi el apartamento
acogedor, armonioso
e iluminado.
Completamente iluminado.
De pronto
leí un manuscrito
y evoqué
los tiempos arduos,
el camino recorrido,
la solidaridad hecha humanidad,
los amores y desamores,
y me hundí como una balsa herida
en el llanto
y la penumbra.
Llenando el vacío
A Ana B.
Cuando el vacío
se llena de
pétalos de orquídea;
sol refulgente;
rejas secas y mohosas;
sonrisas en los rincones;
helados de fresa, coco y chocolate;
sandalias trajinadas;
hierba nueva en el camino
significa que
has crecido por dentro,
has abierto las ventanas galopantes
del tiempo,
y tu vida, tu breve existencia,
aquella acumulación de milenios,
ha derrotado a las sombras,
a la mercancía pueril
de la esperanza.
Pensé
A Andrea y Alexander
Ayer
celebramos el año nuevo
con botellas de vino.
Charlamos de nuestras vidas,
del tiempo transcurrido,
de nuestros sueños,
de nuestras promesas cumplidas
e incumplidas.
Charlamos también
de lo que sucede alrededor nuestro,
del mundo que habitamos,
de las guerras,
de los refugiados,
de los derechos humanos.
Charlamos hasta el amanecer
y pensé
en mis seres queridos,
en los que viven
y en los ausentes.
Pensé
en el camino transitado.
Pensé
en el río.
Pensé
en el verano
y en el otoño.
Pensé…
La simplicidad de la vida
A mi entrañable patria
La vida, la existencia humana
a veces
parece sencilla, cándida,
e incita simplificarla.
Disfrutar un café humeante
en el rincón preferido de casa.
Leer una novela criticada y censurada
en la banca mejor soleada del parque.
Contemplar en calma y sin sobresalto
el vuelo vivaz de los gorriones.
Imaginar la colorida y fecunda danza
de los colibríes.
Sentir el agua fresca del río
en la piel de mayo.
Escribir versos y obsequiarlos
al amor de tu vida, a la familia
y a los amigos.
Todo parece estar al alcance
de nuestras manos.
La vida, a veces,
parece sencilla, cándida,
e incita simplificarla.
Pero cuando se vive
en un país (o en un mundo)
que enjaula las aves
y prohíbe los libros, las artes,
los sueños rompeataduras,
destruye estrellas imperecederas
y al maravilloso arco iris.
Es cuando al fin
comprendemos
que la vida, la existencia humana,
aquel goteo de felicidad añorada
no es sencilla, cándida,
y de ningún modo
—repito,
de ningún modo—
amerita
simplificarla.
Exilio I
Pedro, María, Víctor, Dorotea
no llaman a sus familias,
patrias lejanas.
No llaman.
Pedro, María, Víctor, Dorotea
aprenden extraños idiomas,
nuevos códigos socioculturales
en países desconocidos y distantes.
Pedro, María, Víctor, Dorotea
son originarios de América Latina,
salieron de cárceles tumba
y sus juventudes
se las tragaron los muros
y las sombras.
Pedro, María, Víctor, Dorotea
no tienen hijos,
la tortura y la cárcel les arrancó
aquel don de la naturaleza.
Pedro, María, Víctor, Dorotea
no llaman a sus familias,
patrias lejanas.
No llaman.
El tiempo, la incertidumbre y la osadía
narrarán (con ojos enrojecidos y desorbitados)
más adelante (cuando el mundo
sea verdaderamente mundo)
el destino y peregrinaje de ellos
y sus añoradas
familias.
Raíces
Escuchar con devoción a Inti-Illimani.
Leer, reflexionar y reír
con las historias de Mafalda.
Contemplar y sentir la yerba de mi infancia.
Hundirme en este bosque
de sueño y risa liberada.
Sentir las manos tibias
de mi madre y mi abuela.
Releer al osito Winnie
y El libro de la selva.
Oler la tierra ancestral y milenaria.
Volver.
Volver a las raíces.
Volver al origen del mundo,
al epicentro de mi universo,
para seguir caminando,
para seguir soñando,
soñando.
Volver a las raíces,
nuestras raíces.
Insomnio
Deseo navegar
en tus sueños
en el limbo fragante de
tu subconsciente
cada noche,
cada madrugada,
en suave brisa
y en un velero escarchado
para decirte,
contarte,
explicarte
que no me he marchado,
nunca logré hacerlo,
salvo la temprana muerte
en el crepúsculo
de nuestro propio miedo.
Camino de algarrobos
A mi abuela Genoveva Chanamé
La abuela camina,
me conversa,
me sujeta de la mano.
La abuela me lleva
por un camino poblado de algarrobos,
una acequia, una casa de adobe,
y me ofrece
un sabroso plato de arroz con pato.
La abuela
me platica,
me abraza,
me aconseja.
La abuela
me mira, me sonríe,
está frente a mis pupilas,
en tanto por los cristales
veo un paisaje invernal
habitado de abedules, pinos y silencio,
y el tren deslizándose
sobre los rieles
del añorado tiempo.
Barcelona
La ciudad es
una oleada enigmática de revelaciones e historia,
una selva turbulenta de voces,
una vorágine de fuego, bosque y arena.
He retornado
después de un tiempo sin memoria
a abrazar sus calles de laberinto,
a sentir sus palpitaciones de barrio y metrópoli,
a beber el agua idiomática de mi infancia.
Estoy con Gaudí y Picasso
entre gaviotas, nubes oníricas y tigres de bengala;
entre lo efímero y lo eterno;
entre el amor y el desamor;
entre versos caminantes, pinceles trajinados
y fotografías agujereadas.
La ciudad
recorre mi corazón, pulmones y arterias,
y mi voz, unicornio de cristal, se quiebra
en un eco de luz
y sombra.
Más allá,
en la orilla de la playa,
duerme un balón de fútbol
al cobijo de mi mirada
y la tarde, como nunca,
se deshoja, se deshoja,
se hace nada.
(El poemario Travesía íntima, del escritor peruano Marco Minguillo, fue publicado en España en julio de 2021)
- Poemas de Travesía íntima, de Marco Minguillo - viernes 19 de noviembre de 2021