Petición del crucificado
Fui ladrón a tu izquierda un viernes santo
(conspiran tras mi sombra los vestigios).
Yo pedí desde el margen tus prodigios
y, ciego en mi dolor, arrojé el manto.
Olvidar que fui espina de tu llanto.
Mil pregones con estériles ofertas.
Pretendo no acordarme de otras puertas,
del ritual y mi nombre en las mañanas,
de mi rostro. Olvidarme de las ganas.
De los muertos y sus palabras muertas.
Apostasías de ultramar
Primero el barco, luego las estelas.
Fingir que sigues vivo es un perjurio.
Quien nos puede salvar del mal augurio
no es el cabo, ni el mástil, ni las velas.
Viento en popa o sublimes bagatelas.
Metafórico muelle al que conduces.
Presumir no está bien de nuestras luces
si alumbran nada más en noche santa.
Placer es el silencio a tu garganta,
no invoques a la orilla, no hagas cruces.
Enumeraciones
Numerales que suman en la lista.
Engrosamos por edicto el inventario.
Todos cabrán en nuestro formulario.
El uno… el dos… el curda y el artista,
el tres… el cuatro… el caricaturista.
Somos un factor, nunca el resultado
del cómputo. Somos el enunciado,
pero jamás la esencia del teorema.
Guarismos integrantes de un esquema
que ha sido una y mil veces calculado.
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