Y esa sonrisa suya
(A una mujer bonita)
Había un piano de fondo
Dos cafés como pretexto
Mis nervios
Sus encantos
Unos poemas recitados con este corazón mío que me saltaba entre los dedos
Su sonrisa complacida al final de cada verso quebrantando mi compostura
Usted tan linda
Oyente, devota
Yo, no sé cómo,
Sobreviviendo a la tentación de sus labios
Y esa sonrisa suya minando mi resistencia
Mis nervios, ¿ya lo dije?
Dos cafés
Y esa sonrisa suya.
Venga
(A una mujer bonita)
Venga
Hábleme de sus sueños
—me importa mucho conocerlos—
Hábleme de la ardua tarea que es conquistarla
Hábleme del café
No muy caliente, ¿cierto?
De su rebeldía incorregible
Es usted, me parece, una romántica abrumada por la cotidianidad
¿Lo discutimos?
Yo estoy aquí para escucharla
Y para cantarla
¿Olvida que soy su poeta de cabecera?
Venga
Hablemos
Sólo diga
Diga
Yo me pasaría toda una tarde mirándola.
Si yo nunca le pedí un beso
(A una mujer bonita)
Nunca le pedí un beso
¿Por qué apurarse en declarar que son de otro sus labios?
Si sus labios no son míos
—y no lo han sido—
¿Para qué presentar títulos de propiedad?
¿Necesita convencerse de que no son míos sus labios?
Si yo nunca le pedí un beso.
- Tres poemas a una mujer bonita - lunes 20 de noviembre de 2023
- La venganza de Equis - martes 10 de octubre de 2023
- Fe pública - domingo 19 de junio de 2022