Editorial Conservación de los recuerdos. Un cambio en la ortografía española que nos recordó a Cortázar y a sus cronopios.
Noticias El buzón de Mario. Acaba de aparecer en España Buzón de tiempo, la más reciente colección de relatos breves de Mario Benedetti. Banderas será Rubén Darío. Antonio Banderas podría representar al poeta mayor de Nicaragua en la pantalla grande. García Márquez con cáncer. El premio Nobel de Literatura 1982 se hizo un examen en Los Ángeles y el resultado no fue muy halagador. Castellano en Brasil. Los estudiantes brasileños de secundaria estudiarán el castellano como segunda lengua. Teatro venezolano se proyecta. Los grupos de teatro de Venezuela tienen hasta mediados de octubre para postular sus proyectos a festivales y congresos internacionales.
Paso de río
Brevísimos y rápidos del río que atraviesa la Tierra de Letras.
Literatura en Internet Inlibris. La editorial Badosa EP acaba de poner en marcha un prometedor buscador literario en inglés, catalán y castellano.
La incesante angustia de un padre desesperanzado por los horrores de una
guerra civil y por la pelea ordinaria con sus sórdidas secuelas, ¿no
propiciaba exilios ininterrumpidos en órbitas utópicas?, mil veces subrayó
que el remedio no vendría de invertir papeles, porque compraríamos muy caro
un mero canje de protagonistas, de opresores a oprimidos; ¡ay, por las
tierras dramáticamente binarias!, ¿una amistad creadora frente a frente con
una enemistad destructora?, ¿el amor domado por la agresión?, ¿siempre los
males necesarios para ganar bienes?, sorprendente mezcla de coacción y
convicción, ¿con la extraña pedagogía del sufrimiento colegimos bienes de
males?, mejor barajar y dar de nuevo los naipes. Recuerdo con claridad la
exquisita serenidad de una madre esperanzada, ¿no decía Durkheim que la
religión hace humanos a los humanos?; y a pesar de las infinitas
vicisitudes que aguantó consiguió con sus desvelos que los demás de su
alrededor no visitáramos más de la cuenta los insondables desiertos del
interior profundo. ¿La mente?, ¿una suerte de bola de nieve de
sensaciones?, ¿una especie de acumulador de datos que envían los sentidos?,
¿y el concepto clave con que explicar cómo funcionamos?, de una gradación
incompleta de azules, cualquiera sospecha el que falta sin la experiencia
previa del tono en particular. ¿Qué pedimos a la vida?, respondería que
llegar a ser felices y conservarnos en tal contento, ¿por qué no
denunciamos el absurdo que evidencia una mayoría obstinada en la cruel
desdicha?; ¿acaso un ambiente déspota no engendra una sociedad de déspotas?
Y luego vino lo de cambiar de fiebres con el desarrollismo: de disponer de
sirvientes pasamos a exhibir chucherías de lujo... mudamos de un nexo
personal que implica dependencia a uno impersonal que no acostumbra a
llevar la detestable sumisión; quizá el Neanderthal moliera por designios
piadosos, ¿no deberíamos agradecer al mortero el éxito de la
agricultura?
En un planeta que más parece un gimnasio moral donde probar los tendones
del alma con que merecer la otra existencia, juraría que en los postres del
período parvulario soporté mis primeras tensiones afectivas... cierta
constelación emotiva, que calificaría de indeterminada, obligó a una
conducta en ciernes a construir un cosmos a su medida, ¿todo estímulo
externo no conforma un instrumento que motiva?; seguramente, con la
perspectiva del trecho transcurrido hallaría la causa en el difícil sosiego
de practicar la ambivalente realidad de caminar a solas o en compañía, ¿con
qué nombre llamaríamos al corazón de un niño?, Sol del microcosmos, ¿y con
qué invocación aludiríamos al Sol?, corazón del mundo. Ya que por su escasa
devoción al riesgo, la razón ni procura un despegue vertical ni sumerge sus
pies en ninguna miseria espiritual, organicé dentro de mi bullente sesera
tempranas escenas de héroes y bandidos. Por carecer de materiales más
apropiados eché mano de lápices y afiladores, ¿la punta de grafito sobre el
espigado talle de madera no encarnaba de maravilla el arrojo de los
audaces, y la acerada cuchilla a ras del achatado dado de metal no
representaba a la perfección el arma de los cobardes? Como tamaños pares de
criaturas consumían y consumían oportunidades de estudio, al final de la
clase tenía que arreglármelas deprisa y corriendo, ¿quién no aprovecha el
aviso de salida y juega a juegos distintos?, espoleado por un condenado
toque de campana aprendí a aprender con más y más velocidad; desde entonces
gasto muchas horas con los pensamientos más trascendentes en franca deriva
y saco a flote las soluciones más urgentes durante los inquietos minutos
últimos de la vorágine reflexiva. Hablo de estas cosas por un deseo de
continuar por el conocimiento flexible de mí mismo, ¿no resulta preferible
a observar las Tablas de la Ley?, prefiero el soborno al terror.
En el exasperante ritual de tomar la lección formábamos el rutinario
semicírculo en derredor de la vieja mesa... delante del desleído pizarrón
negro destacaba la maestra más atractiva de mi infancia, ¡qué fuerte
enamoramiento empecé a padecer por su espléndido plante de mujer!, ¡andaba
loco!, ¿cuándo no me fascinaron por entero sus ajustados suéteres acabados
en cuello de cisne?; en cuantas ocasiones logré superar el amargo escollo
de mi timidez le supliqué que no volviera a cumplir más años, ¿por qué
demonios insistiría erre que erre con el calendario?, ¿no entendía que yo
quería alcanzar su edad con la ingenua ilusión de casarme con ella?, sigo a
Freud con lo de "detrás de cada prohibición hay un anhelo". ¡Uf, por la
inmanencia de los hijos de Cronos en Cronos!, de poder empujar hacia atrás
el tiempo extraería de la monotonía diaria su boca con frecuencia
entreabierta por culpa de una discreta sonrisa de labios maduros, ¿sentada
en una silla encima de la tarima, no asemejaba una diosa griega en plena
juventud?, nada me importaba sino su contemplación... ni admiraba a los que
precisaban de la zanahoria de los puestos de cabeza, ni rechazaba a quienes
se dolían por constar en la cola; me bastaba con idolatrar en secreto a mi
ensoñación corpórea de cabellos ondulados vestidos de luto, ¿no me
arrebatan de pequeño las señoras de bustos turgentes y de pelo corto?,
¡lástima que nadie lleve hoy con su elegancia y soltura aquellas sugerentes
faldas estrechas!, ¿libido y conciencia proceden de idénticas raíces?, en
los sótanos de una complicidad así entran demasiados pretextos de tortura
mutua. En un infierno en el que ni levantamos ni hundimos la voz
engendradora, ¿cabe imaginar un sabor antes de que lo goce el paladar?, a
duras penas logramos componer y dividir lo poco que encontramos,
¡trabajosos modos de incrementar el patrimonio! De grande consideré que
permanecer pendiente de alguien significa estar a su merced, y que si
extendiéramos la capacidad de amar al Universo en peso, descubriríamos una
relación que no defraude la voluntad que prodigamos.