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Zoológico nazi

martes 12 de septiembre de 2017
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“The Zookeeper’s Wife”, de Niki Caro
El filme The Zookeeper’s Wife (2017) toma de base un bello libro de una escritora recursiva, Diane Ackerman.
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Primo Levi

Cuando uno cree haber visto suficiente sobre ese hecho tan memorable como el Holocausto causado por los nazis, llega un relato que de inmediato vuelve a la carga con algo sin igual. Ya esa barbarie es algo inimaginable; sin embargo, en medio de tal crueldad, algún resquicio se permite, para dar una media luz. Primo Levi, ese poeta sobreviviente, se pregunta “si esto es un hombre”, y lo hace porque, a partir de cualquier síntoma de violencia contra otro semejante, deberíamos, como menos, reaccionar y alterar nuestra existencia. Habría que trasladar su pregunta e inquietarnos con ¿qué es un animal para un fascista?

Con The Zookeeper’s Wife su sensibilidad aflorará de solo medio saber el riesgo de un bello zoológico que hace florecer sonrisas y es un campo de afectos y amor y luego un territorio de muerte.

El hecho es que la película, centrada en Polonia, donde varios crímenes se cometieron, esta vez nos deja presenciar el proyecto criminal en las entrañas de un zoológico, donde sus propietarios no tuvieron más opción que la de volcar su amor por los animales hacia los otros secuestrados en guetos.

Algo sucede en nosotros cuando sabemos que un animal es víctima de esas manos y mentes. Un escozor nos recorre, es la vida también, diversa, natural, animal, en peligro, de la cual no tienen la más mínima prudencia. Si usted de casualidad se sacudió con películas como En la oscuridad (2011), donde tratan de medio seguir respirando unos judíos en los túneles de las alcantarillas, o se conmovió hasta el llanto con El hijo de Saúl (2015), de ver cómo un hombre decide adoptar el cadáver de un niño, o se estremeció con la estética de Bastardos sin gloria (2009) y su propuesta de contar, o no tuvo cómo despegarse de sí cuando desde ese clásico tuvo la oportunidad de “asimilar” la vida de unos niños nazis que se atrincheran en El puente (1959) para defenderlo, con The Zookeeper’s Wife (2017) su sensibilidad aflorará de solo medio saber el riesgo de un bello zoológico que hace florecer sonrisas y es un campo de afectos y amor y luego un territorio de muerte, con un soplo de vida.

No hay cansancio de los judíos, ni siquiera sentimos saturación, por su deber de memoria. No sabría calcular el número de películas e historias para mantener en nuestro recuerdo las huellas de ese proceso vertiginoso de los nazis. Lo claro es que han sido del todo ingeniosos y creativos por remover nuestras emociones. Seguro tanta producción no ha dejado de generar repercusiones. No olvidamos, pero las masacres no cesan, tampoco ha parado el exterminio, ni menos esa selectiva situación de considerar unos superiores sobre otros. Lo que sucede con la narración del zoológico es focalizar el ojo en un hecho fatídico: también los animales pudieron ser arrasados y otros, por su fuerza y simbolismo, ser los portaestandartes de esos hombres descuartizadores de la humanidad.

Un ser humano puede estar cayendo al abismo y no tener escapatoria en la caída; no obstante, si cuenta con un grado de querer seguir viviendo, quizás lo logre.

Si bien la película toma de base un bello libro de una escritora recursiva, Diane Ackerman (también escribió Una historia natural de los sentidos en 1992), es una adaptación con aspectos de mucha verosimilitud. El realismo logra no abusar de llevarnos a un rincón para dejarnos aislados o sucumbir ante la crueldad, la sutileza (sin dejar a un lado la desdicha y desidia) con la que se narra, nos lleva hasta poder contagiarnos de un hálito de esperanza.

Además, el otro polo de las películas es la capacidad de sobreponerse de los individuos. Sí, puede existir una luz, derruida, sin mayores trepidaciones, pero respira. Escala paso de tortuga, y unos individuos logran colocar una gota de frescura en medio de tanta resequedad. Si los nazis actuaron con toda ferocidad y su idea fue la de arrasar (haciendo ciencia, hechizos, colocando su pensamiento y dominio en ese crimen que duró más de trece años), la de los judíos y quienes estuvieron en la mira de ser borrados de la faz de la tierra, es la de sostenerse, les asistió la resistencia para sobrevivir y no dejarse apabullar. Un ser humano puede estar cayendo al abismo y no tener escapatoria en la caída; no obstante, si cuenta con un grado de querer seguir viviendo, quizás lo logre. Tal es el caso de quienes vencen el temor, el abandono y la presión de esos bastardos asesinos. Los animales, ellos, no tienen el modo de volver de donde fueron tirados.

Una película que seguro, y sin mayores hechos para abusar de la pornomiseria humana, se convierte en otro fenómeno del deber de memoria, tan proclamado y reivindicado por los judíos, quienes han hecho la tarea de impedir que olvidemos.

 

The Zookeeper’s Wife, ficha técnica

PaísEstados Unidos
DirectorNiki Caro
GuionAngela Workman (novela de Diane Ackerman)
MúsicaHarry Gregson-Williams
FotografíaAndrij Parekh
ActoresJessica Chastain, Daniel Bruhl, Johan Heldenbergh, Iddo Goldberg,Michael McElhatton, Goran Kostic, Anna Rust, Val Maloku, Marian Mitas,Shira Haas, Slavko Sobin, Daniel Sidon, Daniel Ratimorský
ProductoraScion Films / Czech Anglo Productions / LD Entertainment
GéneroDrama • II Guerra Mundial • Basado en hechos reales
John Harold Giraldo Herrera
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