
Este texto forma parte de la antología publicada por Letralia el 20 de mayo de 2020 en su 24º aniversario
Guayaquil
Para saber de mí,
has de leer en los miedos
que se me van quedando
en las costas de una Guayaquil
sembrada de cadáveres y desolaciones.
La ciudad ha perdido el rumor incesante de los mercados,
ha desaparecido el ritmo vertiginoso de sus puertos.
Los barcos reposan silenciosos
sobre un mar convertido en herrumbre.
La gente camina cabizbaja,
con la respiración entrecortada,
y los hombros cargados de desconsuelos.
Las sombras buscan mendrugos en los rincones,
no hay refugio donde guarecerse
ni cartas a repartir.
La apuesta fue alta y la suerte te ha jugado en tu contra.
Para saber de mí
has de seguir las líneas que se escriben sobre la arena
de esta playa marchita.
Búscame en las morgues abarrotadas,
en las casas que nadie visita,
en las plegarias que nadie ha elevado,
en los santos óleos que nadie vendrá a administrarte,
en los pésames que nunca llegarán
y en tus pulmones a punto de estallar.
Ausencia
Un cuenco recoge las lágrimas que se derraman desde los rincones de tu ausencia. La biblioteca esta vacía, las páginas en blanco, las letras se escurren entre los restos de tu historia inconclusa. Ya no nos encontramos al borde del tablero. Las piezas permanecen estáticas, imperturbables, como si los movimientos se hubieran agotado antes de la primera jugada. Los escaques se borran en medio de un fuego que todo lo consume. El reloj nunca da marcha atrás, pero el futuro es incierto. Las agujas caen al ritmo de mi respiración entrecortada. Tu sillón permanece vacío.
Nueva York
Las sombras caminan bajo el reflejo
de las luces de neón,
las guía un hombre ciego,
un titiritero de la muerte,
Midas reflejado en el espejo de las contradicciones.
Central Park está vacío,
El Times Square ya no da la hora,
La libertad ya no brilla sobre el puerto.
El enemigo se ha apoderado de la ciudad.
La Quinta Avenida le pertenece.
La gente se encierra en sus casas
tratando de contener una invasión.
Los muros no amparan a la humanidad,
2020 es un año peligroso.
La ciudad silenciosa duerme el sueño de los justos.
Las bombas y los portaviones no alcanzan a salvarla.
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