Natasha Prosperi fue abusada sexualmente en su niñez y adolescencia y acaba de publicar el libro testimonial Se termina conmigo.
Para Natasha Prosperi, venezolana, el ejercicio de escribir —un hábito poco común en un químico de profesión— se convirtió en una forma de reconocimiento y sanación del pasado. Su primer libro, Se termina conmigo, editado por el sello FBLibros, es un viaje intenso por quinientas páginas que alternan confesiones, angustias, fotografías y formas de sobrevivir al abuso sexual, un trauma que la autora enfrenta desde entrada la adolescencia cuando un hombre, su tío paterno, abusó de ella.
Lectores asiduos, y otros cuyos gustos se inclinan más hacia la medicina, encuentran el libro no como una novela y tampoco como un título perteneciente al género de autoayuda. Se termina conmigo es más bien un verdadero manual para que familias enteras aprendan a identificar cuándo un familiar, amigo o vecino ha sido abusado, cuándo y de qué manera podemos intervenir y cómo podemos convertirnos en promotores de una sociedad más justa en la que el debate de estos temas ya no sea un tabú.
Me di cuenta de que los abusos sexuales crecen en el silencio y que contar mi historia era poner un rayo de luz en lo que me ocurrió.
Una vez abierta la caja de Pandora —un término que Prosperi emplea en el libro cuando describe el momento en el que decidió narrar su historia— la autora está lista para vivir nuevas etapas y seguir contando historias.
—¿Cuánto tiempo empleaste en la escritura del libro?
—Esta pregunta es complicada de responder. Primero porque en el libro está la historia de mi vida. Así que por lo menos unos cuarenta años. Luego están muchos escritos que le envié a Rob (mi terapeuta) durante el proceso de terapia, que para el momento de terminar el borrador tenía un poco más de un año. Desde el momento en que comencé el borrador hasta que lo envié al editor pasaron unos cuatro meses.
—¿Desde cuándo tenías ganas de contar tu historia?
—Nunca sentí ganas de contar mi historia. Fue un comentario de Rob, quien en una sesión y luego de una de sus tareas me dijo que escribía bastante bien y que lo que estaba escribiendo podía ayudar a muchas personas. Ahí me sugirió que escribiera un libro. Mi primera reacción fue decir que no. Luego me di cuenta de que los abusos sexuales crecen en el silencio y que contar mi historia era poner un rayo de luz en lo que me ocurrió. Es una manera de quitarle la venda de negación a la sociedad.
—¿Qué fue lo más difícil durante este proceso?
—La parte de revisión. Leer y volver a leer lo que ya había escrito era revivir esas sesiones difíciles de terapia. A veces se me salían las lágrimas cuando estaba leyendo.
—¿Cómo te sientes luego de haber mostrado al público tu historia?
—Bien. Orgullosa del proceso de terapia que he realizado y con la esperanza de que la sociedad está comenzando a cambiar y a perder el tabú alrededor del tema. El abuso es algo muy difícil de hablar y de abordar, pero todos debemos ser parte de un cambio. Hay que educarse sobre el abuso sexual en la infancia.
—¿Qué ha sucedido en tu entorno familiar y tu círculo de amistades desde la publicación del libro?
—La principal reacción ha sido sorpresa. Nadie tenía idea de por lo que yo había pasado, ni siquiera mis padres o mi esposo de más de veinte años. Mis amigos cercanos y conocidos me han ofrecido mucho apoyo. Gente que estudió o trabajó conmigo me ha contactado por privado para decirme que pasaron por experiencias similares y nunca hablaron. Me han dado las gracias por haberme atrevido a escribir el libro, porque se sienten identificadas con muchas cosas y eso los ha ayudado. Mi familia inmediata me ha apoyado muchísimo: mis padres, mis hermanos, mi esposo, mis hijos, mis cuñados han sido invaluables luego de la publicación. A todos nos ha ayudado el proceso por el cual yo he pasado. Nos ha acercado más como familia. En cuanto a mi familia materna, algunos se han puesto del lado de uno de mis abusadores, un tío materno. Han enviado cartas tratando de descalificarme e intimidarme, y poniendo en duda mi historia. Otros no han dicho nada y algunos me han apoyado en privado. Mi tío paterno, el que abusó de mí cuando yo tenía doce años, niega todo. Dice que es un ser impecable aún cuando en un tribunal de menores está la declaración de mi hermana en la que relata que también trató de abusar de ella cuando tenía once años. Desde ese momento mi papá rompió relaciones y contacto con él sin saber lo que mi tío ya me había hecho. Mi tío sencillamente me llama loca, aunque no me ha visto ni sabía nada de mí desde que yo tenía doce o trece años.
Ha habido mucho interés en Se termina conmigo porque es único. No sólo cuenta mi historia sino también el proceso de superación y recuperación.
—¿Sientes que luego de publicar tienes forma de ayudar a personas que, como tú, hayan sufrido algún tipo de abuso?
—Varias personas me han contactado por privado. Yo las entiendo, sé por lo que están pasando. Siento esa conexión y empatía que es muy difícil de describir pero siempre les recomiendo buscar ayuda profesional. Muchas me han dicho que el libro las ha ayudado de alguna manera, se ven reflejadas y entienden comportamientos de ellas mismas. Antes de publicar me había leído cerca de ochenta títulos en el área de psicología, trauma, emociones, relaciones personales, y eso me está capacitando para ayudar. Dentro de mis planes inmediatos está comenzar en agosto una maestría en Trabajo Social en la Universidad de Houston. Espero especializarme en el área de trauma y poder ayudar de manera más formal. Por ahora estoy de voluntaria en una agencia que atiende a niños abusados sexualmente, donde ejerzo de mentora.
—¿Cómo ha sido el movimiento del libro desde la publicación?
—Ha habido mucho interés en el libro porque es único. No sólo cuenta mi historia sino también el proceso de superación y recuperación. Los psicólogos y otros especialistas en el área de salud mental lo consiguen muy valioso. El libro está escrito principalmente para los sobrevivientes de abuso sexual, pero también es un libro muy útil para cualquier padre o madre que quiera estar informado en esta área y desee prevenir que esto le ocurra con sus hijos. Todos los niños están expuestos a este tipo de abuso, indiferentemente de la clase social y nivel de estudio. Puede ocurrir en cualquier escenario: en 95% de los casos el niño conoce al abusador y confía en él.
—¿Qué te gustaría que sucediera con el libro?
—Que fuese una herramienta de educación y de esperanza, que muestre que es posible sanar y superar lo que ha ocurrido en la infancia. Que si uno no trabaja esos traumas siguen afectando el resto de la vida, aunque uno crea que no es así. A la vez es una denuncia pública porque las personas que abusaron de mi todavía están vivas y nunca es una sola la persona de la que abusan. Quiero que el libro les dé una voz a las personas que han sido abusadas.
—¿Has considerado la posibilidad de escribir de nuevo?
—Sí. Tengo varios proyectos en la cabeza. Me gustaría escribir algo sobre resiliencia. Todavía sigo escribiendo y reflexionando en mi proceso de terapia. Y con el comienzo de esta nueva etapa de mi vida estoy segura de que voy a querer expresar mis vivencias y experiencias.
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