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Silda Cordoliani:
“El espíritu de nuestra época tiende más a diseccionar el lado adverso de la realidad que el de una posible heroicidad”

domingo 4 de junio de 2023
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Silda Cordoliani
“El espíritu de nuestra época tiende más a diseccionar el lado adverso de la realidad que el de una posible heroicidad”, dice en esta entrevista la venezolana Silda Cordoliani, quien estará presente en el festival Benengeli 2023, que celebrará el Instituto Cervantes en ocho ciudades del 12 al 16 de junio. Michell Brit

Silda Cordoliani nace en Ciudad Bolívar, Venezuela, en 1953. Estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela, y en la Universidad de Barcelona cine y literatura. Según el estilo en que se aproxima a la escritura pensaríamos que, de no haberse dedicado a la edición y a escribir, habría sido directora de cine. Sin embargo, afirma que hubiese sido arquitecto.

Una autora entregada a “hacer ver a través de las palabras” a la que de ningún modo le interesa la moraleja. En su narrativa destaca el desenvolvimiento de la mujer en la sociedad, sus contradicciones, y la expansión del mundo propio en busca de la comprensión del caos exterior. Sus cuentos son una exploración de distintas sensibilidades, que va recogiendo y plasmando en personajes que parecen arrastrarse entre la nostalgia y la resignación.

La atención que despierta la complejidad de sus personajes femeninos no distrae de su sensibilidad política. Su prosa se conforma y complementa desde lo onírico y anecdótico. Su narrativa es una bisagra desde donde la mirada bordea, toca y penetra, como una ligera luz que cambia.

Su inclusión en la antología Vindictas: cuentistas latinoamericanas (selección de Socorro Venegas y Juan Casamayor; Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2020) confirma su lugar en el panorama narrativo actual. Espacio que confirma su presencia en el evento Benengeli 2023, organizado por el Instituto Cervantes.

Algunas de sus obras más recientes son En lugar del corazón (2008), La mujer por la ventana (2009), Verdades, mentiras y silencios: cuentos reunidos (2018) y Tiempo de ratas frías y otras historias (2014). Ha sido traducida al inglés, al francés y al esloveno.

 


 

—¿Podría agrupar tres narraciones de hazañas legendarias en que las protagonistas sean mujeres?

Las protagonistas femeninas en la literatura han realizado (y lo siguen haciendo) la mayor de las hazañas: impulsar el cambio de los patrones de género de nuestra sociedad.

—Lo primero que se me viene a la cabeza es Antígona, pero no tiene mucho sentido seguir por ese camino, porque considero que los personajes femeninos en la narrativa universal no destacan precisamente por ser protagonistas de importantes hazañas. El ámbito de lo épico ha sido siempre un coto masculino por excelencia. A la mujer le tocó sobre todo el espacio privado de lo doméstico y los íntimos sentimientos, lo que se hizo aún más evidente cuando comenzó a darse a conocer la narrativa escrita por las propias mujeres. Pero eso no quiere decir que no tengamos cientos de ejemplos de grandes heroínas literarias, sólo que sus batallas, de las que no pocas veces han salido triunfantes, se han librado en medio de los cotidianos deberes hogareños y de mustios matrimonios o amores frustrantes. Han sido rebeldes y contestatarias, inconformes y luchadoras sin descanso. No tengo la menor duda de que las protagonistas femeninas en la literatura han realizado (y lo siguen haciendo) la mayor de las hazañas: impulsar el cambio de los patrones de género de nuestra sociedad.

—Ana María Matute decía que un cuento debe ser breve, redondo y jugoso como una naranja. ¿Con qué imagen describiría usted un cuento?

—Lo describiría recurriendo a una imagen también redonda: un blanco de tiro. El cuentista tiene enfrente un blanco de tiro. Y en sus manos, dispuesta en el arco, la flecha que contiene todos los elementos de su historia. Mientras más cerca de la diana llegue su flecha, mejor será el cuento.

Todos somos capaces de gestas y de gestos heroicos.

—¿Puede existir la tradición de lo heroico sin un sustento mitológico?

—Creo que el comportamiento heroico es intrínseco a la condición humana, de no ser así no fuera un tema tan preciado en cualquier mitología. Todos somos capaces de gestas y de gestos heroicos. Pequeñas y grandes hazañas son hechos constantes en nuestra vida cotidiana y en la historia de la humanidad.

—Si existiese un tipo de épica contemporánea en la narrativa, ¿qué características tendría?

—Si de épica y de héroes se trata, la narrativa contemporánea se caracteriza por su desmitificación; es decir, estamos ante personajes que pueden o no ser protagonistas de acciones que podrían convertirlos en verdaderos héroes, pero lo cierto es que en lo más profundo de ellos lo que domina es el desencanto y una gran sensación de derrota. No conocen el triunfo, son en esencia seres condenados al fracaso existencial.

—¿Cree que actualmente contamos con suficientes hechos con valor histórico para establecer una cuentística heroica?

—Sí, claro, a lo largo de la historia siempre vamos a encontrar a hombres y mujeres realizando hechos dignos del calificativo de heroicos. En estos momentos, por ejemplo, el fenómeno de la migración asoma rasgos ciertamente épicos. Sin embargo, para hacer literatura no basta con tener una buena o excelente anécdota. Por otra parte, el espíritu de nuestra época tiende más a diseccionar el lado adverso de la realidad que el de una posible heroicidad.

Desde sus inicios el cine comenzó a recorrer los caminos que ya la literatura llevaba siglos transitando.

—¿Considera que el lenguaje narrativo tiene limitaciones que no tiene el lenguaje cinematográfico?

—Una película también es narrativa, por eso ambas artes poseen muchas técnicas y estructuras comunes a pesar de que sus lenguajes y medios de expresión son muy diferentes. Desde sus inicios el cine comenzó a recorrer los caminos que ya la literatura llevaba siglos transitando, se alimentó de sus formas literarias y muchas veces las desarrolló más allá de donde la escritura podía llegar. A lo largo de estos ciento treinta años, una y otra arte se han ido alimentando y estimulando mutuamente. Es obvio que hay posibilidades narrativas en el cine que la literatura ni siquiera puede soñar con alcanzar, pero de igual forma el cine jamás podrá comunicar la emoción o el placer estético que produce la lectura de ciertas frases o párrafos de un gran cuento o novela, por ejemplo.

—Usted escribe a través de las escenas que se conforman en su mente. ¿Se sorprende al descubrir y desplegar múltiples visiones e incógnitas?

—A decir verdad, de lo que me sorprendo (siempre, porque no me acostumbro a ello) es de lo difícil que generalmente me resulta convertir en palabras las imágenes (gestos, acciones, diálogos, paisajes…) que se agolpan en mi mente.

—Leyendo su cuento “Recuerdo de París” me ha surgido la siguiente inquietud. ¿Existen lugares en los que aparezcan con más naturalidad sus historias?

—Yo diría, más bien, que los lugares ajenos estimulan mi imaginación, desde una ciudad lejana muy distinta a la mía hasta la casa de un vecino visitada por primera vez. Pero no creo que eso sólo me suceda a mí, por algo los viajes son tan importantes para la mayoría de los escritores. En cuanto a ese relato en específico que estás citando, muy difícilmente se hubiera podido desarrollar en Caracas, que es mi ciudad; para que sus personajes pudieran develarse y revelarse era necesaria la distancia, un espacio libre de otras posibles historias compartidas.

Karen Lentini Gómez

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