De lunas y deseos
De las lunas de tus ojos emerge una fuente que gotea deseos
anaranjados que resbalan hasta tu boca
y salpican tu rostro,
…………..meciendo tus pecas,
……………………….removiéndote hasta dentro y por dentro…
La distancia no olvida nunca
cuando el amor es verdadero.
La distancia te amarra,
te agita..y..te araña con sus uñas.
Las
…… distancias
…………………… no
………………………….. existen
cuando el amor late lunas y deseos
y te siento
tan cerca
………….. que te puedo tocar.
Te toco.
En las lunas de mis ojos acaban de acampar unas gotas:
desveladas,
.. hambrientas,
……..sinuosas,
…………provocativas,
…………………………….verdes y
……………………………………….amarillas,
……………………………………………………que esparciéndose
……………………………………………………te buscan.
Una de ellas cruje,
le tiembla la vida.
Luego se abre,
………………..me trae tu voz:
“Te sigo esperando”, me dice
mientras me observa
y yo la acuno con mimos y ternuras,
………………………….. la acaricio con miradas, le doy mi vida.
“Y yo a ti, amor”, le contesto en silencio.
Te quiero tanto, tanto
En la lejanía y en la cercanía,
desde cualquier lugar,
viajo por el océano selvático de tus ojos,
me detengo en las tiernas montañas de tus labios
y acaricio tu cuerpo de sabrosas amapolas.
Junto a tu piel florecida de antojos
y el tacto sedoso de tus manos
me silba el alma.
Te quiero tanto, tantísimo, que
me gustas despierta y dormida,
por la mañana, a media tarde y por la noche,
cuando en tu mirada se reflejan lunas o mieses.
He caminado a través de mil vidas hasta dar contigo.
Por fin,
te encontré.
Ahora,
quédate conmigo,
instálate en mis deseos.
Solo
Solo, navego en silencio
por las agitadas aguas
de mis pensamientos.
Me sumerjo en las profundidades
de mi memoria acuática,
de mis mareas más oscuras:
Mi fondo es negro azabache
y está rebosante de piedras y conchas
sumergidas en la arena.
Pero, como ola encrespada, me agito,
y voy desenterrando lo enterrado,
voy removiendo el limo
buscando llegar hasta la playa en medio
de rocas, salitre y espuma.
Y, al final, lo consigo,
emerjo pletórico y renovado
en un mar de olas radiantes
que me llevan hasta las costas,
donde me deshago en salobres estelas,
que se pierden en un mar de brillos.
Luz
Eres como una candela en la oscuridad,
una fuente en medio del desierto.
La luciérnaga de mis sentidos y
el aliento que germina en mis entrañas.
Tú, amigo mío, me eres tan necesario
como las sales al mar.
Incansable,
tendiéndome un camino,
una salida, una puerta, un bastón,
un sofá, un millón de promesas,
un silencio acogedor y un abrazo
que me resguarda del ruido
de la soledad y del vacío.
Tus palabras son caricias transitivas,
consejos de viento; amistad marinera,
que vuela y vuela, pegadita a mi vera.
En presencia del aire
Rodeo el sonido del aire
para darte un beso de jazmines y rocío.
Tú, ebria de olores y noches,
me recoges en tus labios y
me pides silenciosa
que beba de ti
pasiones y pétalos.
Quiero quedarme a vivir en tu boca,
aterciopelada y desnuda.
—Sí, quédate —me susurras.
Y mi alma voladora
aleja sus furias
y se entrega a ti,
en presencia del aire.
Oscuridades
Me siento partido en dos mitades,
creo que he llegado a la frontera
y me parece que está entera
y ensangrentada de soledades.
Qué hacer con tantas oscuridades,
necesito que prenda la hoguera
que me insufle pasión verdadera
llenándome el alma de verdades.
Busco que mi corazón sea riada
que finalice con tantos temores
sumergiéndolos debajo del agua.
Y cada llaga sea anulada
brindándome por contra mil amores
que me hagan sentir una fragua.
Latidos
Hoy me siento
latido de tu corazón,
y respiro cuando
tú respiras:
tictac… tictac…
tictac… tictac…
Nos deslizamos al unísono:
tú, mi amor
y yo, que te amo.
Sí y no
Entre un “sí” pletórico y un “no” letárgico,
corre el aire al encuentro del mar.
Entre un “sí” que acaricia silencios de lunas azules
y un “no” hundido en lo agónico de un fondo marino:
me voy, te vas, vengo, vienes, venimos, vendrán y se irán
nuestras palabras y nuestros cuerpos como las olas.
Agua
Cerca del mar
sosegadamente murmura la tierra
mientras la madrugada melancólica
humedece y da vida a mis recuerdos.
El silencio me embarga
y respiro ansioso este vívido momento
entre haces de luz.
Una serie continua y arrulladora
de olas baña mis pies y enciende
mi mirada hasta terminar por rodear a
mi alma con una espléndida aurora boreal.
El cielo, enigmático y mudo,
guía mis pasos hacia mis encendidas aguas.
Y yo suspiro y vuelvo a suspirar de nuevo
divisando estrellas que se alejan
entre las olas de mis recuerdos.
La tregua
Con la calma de las montañas
cargada en mis espaldas,
y el aroma de un amanecer
prendido en mi piel,
un buen día
salí a buscar la razón de las cosas.
En mi camino
hallé:
lloros y risas,
caminos soleados,
lluvia,
tristezas y alegrías,
solidaridad,
guerras,
paz,
riquezas y pobrezas,
amor,
prisas y pausas,
desencuentros,
compromisos y traiciones,
altibajos y tormentas,
manos llenas y manos vacías,
alboradas agitadas
y frescas rosas en invierno.
Pero nadie,
nadie,
me supo explicar las razones de las cosas.
Yo alcé mi voz
para pedirle al mundo,
a los hombres,
una tregua;
y la tierra me mostró,
de par en par,
sus entrañas
y sus musgos.
Pero no me quiso dar
ninguna explicación de porqué son
como son las cosas.
La mar enamorada
Llevo la cara vestida de azul
para anunciar que
la mar está enamorada.
Y la brisa
—vaivén va,
vaivén viene—
asegura que su amor
está inédito,
hambriento de soles y sal.
Las palabras
Antes de las palabras:
Silencio.
Después de las palabras:
Silencio.
A dónde van las palabras mientras tanto.
Ahora viajo en mí, y ahondo en este viaje
lleno de frondosos valles de conocimiento,
y escucho en silencio su no ruido,
su absoluto y revelador mensaje.
Trato de encontrar entre todas las palabras
las que ahora quiero, las que necesito
para expresarme.
Pero a veces se me resisten,
se me escapan, corren como el agua
de cascadas entre las rocas,
rápidas fluyen hacia algún destino
que desconozco y no puedo atraparlas.
A dónde vais, les pregunto.
Esperad, os necesito para saber
lo que quiero…
lo que siento…
Y detengo su paso y el mío
en el silencio.
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