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Cuatro sonetos de Francisco Cuaresma Borrero

viernes 23 de diciembre de 2022
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Despedida

Cauterizar la herida del olvido
es como machacar el hierro frío.
Aunque tu corazón nunca fue mío,
prefiero mi condena a este despido.

Percibo cómo un ángel se me ha ido,
quien me trajo tan dulce desvarío,
ya nada ha de ocupar ese vacío,
más que el tiempo, caduco y aburrido.

Si tú no estás conmigo y a mi vera
así, el abatimiento se derrama
sobre mi corazón, que no es quien era,

porque cuando le quitan a quien ama,
no se siente venir la primavera,
aunque florezca el lirio y la retama.

 

Náufrago

es como un mar, sin viento ni marea,
es como espiga, sin fruto maduro,
camino en la tiniebla, no seguro,
como llama en el aire, sin su tea.

como decir verdad, sin que lo sea,
como vil aquelarre, sin conjuro,
como en camino, inexorable muro,
como saber que estás, sin que te vea.

Dios mío, qué tedioso y aburrido
me resultan estos días sin color,
donde las cosas nacen sin sentido,

donde el protagonista es el dolor
donde mi mejor tiempo, se me ha ido
detrás de lo que fue mi gran amor.

 

Instante

Aquel día que en mi recuerdo mora
sólo tiene la luz de tu semblante,
una pizca de ti, un solo instante,
un revuelo de mar que me enamora

no dejo de pensar a toda hora
aquella luz de cielo tan radiante,
tus dedos y mis dedos, como un guante
sacudido de ciencia embaucadora.

toma mi pobre corazón herido,
y sácalo de mí para quedarte,
con ese fuego lento, enardecido

inflado de amargura, siempre hundido
en esa sima negra que me parte
por el hecho de haberte conocido

 

Mayo

Yo recordé tu vientre tembloroso,
rebosante de perla nacarada,
saturado de vida derrochada,
entre los dulces valles de tu embozo.

Herida restañada por el gozo,
vertida miel, en sábana empapada,
somnolienta después, alma abrazada
y expulsado al final, de tu reposo

Si me quisieras como yo te quiero,
¡Ay, mugido sin cuernos! ¡Mi secreto!
Mayo fue como el pájaro agorero

a cuya sombra, encojo y me someto
a este puñal doliente, mi Lucero,
que cada día, contra mi pecho aprieto.

Francisco Cuaresma Borrero
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