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Cuatro sonetos de Francisco Cuaresma Borrero

miércoles 22 de marzo de 2023
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Tu palabra alegre

Tu palabra me alegra la existencia
en un recuadro blanco cada día.
Hace poco sentí que te perdía
pero de nuevo llenas mi conciencia.

Quisiera conocer la procedencia
de este oscuro sentir que a ti me guía,
que cuanto pienso en ti es poesía,
sin que te estime como pertenencia.

Dulce palabra que de ti proviene,
y me riega la arena de mi pecho
mi púrpura violeta me contiene,

aunque mi corazón siga deshecho,
eres lucero que de día viene
para sacarme alegre de mi lecho.

 

Virgen chiquita

No sé cómo decirte que te quiero,
como la fría escarcha ama al invierno,
prefiero consumirme en el infierno,
que dejar de mirarte, mi lucero.

En este mi pensar yo desespero,
consumido por este fuego interno,
que pone mi cordura en desgobierno
y me traspasa el corazón entero.

Le pido a Dios que ya llegue la hora
que de esta transgresión pronto me absuelva
o no vivir, ni conocer la aurora

y en esta eterna noche me disuelva.
con devoción lo pido a La Señora,
que en una capillita encierra Huelva.

 

Llagas que duelen

Se ensañó ayer el día, y yo lloraba
como una vieja tarde y canción triste,
sin dejar de pensar en lo que hiciste,
cuando yo, tanto y tanto te ignoraba.

Mientras mi hilaridad se arrebataba,
gimiendo, repetía lo que dijiste,
como escozor de llaga que tú abriste,
y de ese modo abierta se quedaba.

Es ése el aguijón de sangre y fuego
que nunca ha restañado mi amargura
por eso apártate, ya te lo ruego

No quisiera sufrir esta locura
deseo terminar con este juego
y olvidarte, o cavar mi sepultura

 

Fruto del amor, la primavera

Se iba la tarde del solsticio lenta
prestando al cielo una caricia de oro.
Bajo la sombra, en el frescor sonoro,
el trino en las umbrías se lamenta.

Desciende el aguacero en la tormenta,
desde aquel cielo gris, casi incoloro,
el que moja la mies, como tesoro
de la tierra a la vida que alimenta.

La entrada del verano, repetida,
siempre deja detrás la primavera,
en obsequio que el tiempo en su medida,

regala como grito que supera
al germen escondido de la vida,
siendo fruto y amor a su manera.

Francisco Cuaresma Borrero
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