El desconcierto ante los horrores del mundo, la tragedia, la resignación de quienes “somos astillas de huesos que se resisten / al polvo”, pero también la admiración por una tierra en la que “todavía es posible tenderse bajo los árboles”, son algunos de los hitos vitales de los que escribe la venezolana María Clara Salas (Caracas, 1947) en 1606 y otros poemas. “Todo el libro es un acontecer frágil”, escribió Alberto Hernández en su reseña de este poemario. “Todo este libro es una lectura pensativa. No es una lectura intrincada: es una lectura para rehacerse, para permanecer, ser siempre. Es una lectura oración”. Hoy ofrecemos a nuestros lectores uno de los cinco conjuntos poéticos de los que está compuesto este libro.
Paso y tomo las frutas que hacen falta
Llegará el tiempo de oírse
como si fuéramos música
Flores púrpuras y azules se ofrecen sobre las calzadas
no en vano las vidas de tantos hombres
han regado los tallos con su sangre
Demasiados ángeles se han sentado aquí
a esperar el último suspiro
de los mártires
Todos los días
se repiten injusticias
que dejan un número
inconfesable de víctimas
Los alimentos de Maubert
no son suficientes
Alzamos las voces
por los que perdimos
eran jóvenes
de fuertes ideales
Azotados
creyendo que este era un lugar
de liberación
dejaron la tierra
Los que traían mensajes distintos
tragaron polvo y
tinieblas
sus lenguas ahogadas en
algarabías de sangre
Aquí
en la plaza universal
donde se oían palabras
de amor y de justicia
fue arrasada el alma de Dolet.
Qué has hecho
para estar encadenado
qué dices entre dientes
El perro da vueltas a tu alrededor
creyéndose de tu especie
No vi su cara
ni escuché
la cuerda letal de su pregunta
¿Pueden responder por
los cantos perdidos?
El tambor anuncia la entrada
de los jueces
Hoy es día de mercado
de juegos
y espectáculos
canta antes de que la próxima ejecución nos
sorprenda será un hombre de bien
el que traerán
teñirá de nuevo la plaza con su sangre
Canta
no dejes pasar el día
sin que el atardecer nos cubra
con tus versos
Nostalgia de lo ausente
estrella danzarina
del vino
que nos derrota
sin probarlo
Labios cerrados
pierden los manjares
De noche
bajo el peso de las hojas
hablan las aves muertas
Esperamos que la lluvia
barra la sangre
de la plaza
El silencio no se retira
ni el olor punzante
de las carnes incineradas
La orden del tiempo
es el olvido
paso a paso
con las manos atadas detrás de las espaldas
avanzamos
Sus textos publicados antes de 2015
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- Maubert
(selección de 1606 y otros poemas, de María Clara Salas) - viernes 10 de marzo de 2023