Pantoum I (Murallón)
La marea que forja su vestigio
bajo lunas de sales y de algas
oscuramente escribe nuestros signos
en dáctilos que sueñan y que danzan.
Bajo lunas de sales y de algas
el murallón acuña un palimpsesto
en dáctilos que sueñan y que danzan
como sombras que tejen su secreto.
El murallón acuña un palimpsesto
cribado de conchillas que se adhieren
como sombras que tejen su secreto
al secreto sin voz que te sorprende.
Cribado en conchillas que se adhieren
nos aferra el temblor de la memoria
al secreto sin voz que te sorprende
cuando invoca y anuda lo que toca.
Nos aferra el temblor de la memoria
(rotación permanente de los signos)
cuando invoca y anuda lo que toca
la marea que forja su vestigio.
Pantoum II (Cementerio de micros y chatarra)
Aquí terminan todos los caminos.
Aquí se inicia el óxido del hierro.
Acosados por lluvias y por grillos
las osamentas callan sus desvelos.
Aquí se inicia el óxido del hierro…
En la noche feroz de los despojos.
las osamentas callan sus desvelos
como un muerto sin luz sobre los ojos.
En la noche feroz de los despojos
todo el silencio agita su blancura
como un muerto sin luz sobre los ojos,
como el muerto que siempre nos deambula.
Todo el silencio agita su blancura
bajo la luna cóncava del llano…
Como el muerto que siempre nos deambula
el micro sueña el viaje que fue en vano.
Bajo la luz cóncava del llano,
acosado por lluvias y por grillos,
el micro sueña el viaje que fue en vano.
Aquí terminan todos los caminos.
El suicida
Al alba despertó con su secreto…
Lo de siempre: el frío, la tinaja,
el perfume, la brocha, la navaja.
(Al hombre le conviene ser discreto.)
Se afeitó por decoro y por respeto
y luego puso todo en una caja.
El detalle mi tema no rebaja:
lo que habría de hacer ya era un decreto.
Tranquilo cebó el mate poco a poco.
De la noche anterior limpió algún vaso
mirando fotos viejas y reversos.
Nunca podré saber si lo que evoco
fue tal como lo dicen estos versos…
Y así brotó el final y el fogonazo.
Walter Benjamin
No es nuevo ser judío y estar triste;
no es nueva la barbarie ni la ofensa.
Yo elaboré, como única defensa,
un tejido de libros que me asiste.
No hay crimen realizado sin señales
para el frágil misterio de los ojos.
Estas calles acunan los despojos
de pálidas monedas infernales.
Progreso. Maquinarias. Impudicia.
Discursos oficiales. Cruz esvástica.
Lo que ellos consideran la victoria
se me aparece como la dramática
forma en que he de cerrar mi propia historia.
En la muerte los venzo con justicia.
Arañas
Hijas del mar, prodigio de la espuma,
en la noche, sus danzas malabares
traman sutiles formas auxiliares
que unen botellas, clámides y bruma.
Sin pensar en la historia y la conciencia
de quien mira el blanco devaneo
nos sabe transmitir su balanceo
el íntimo secreto de una ciencia.
Se ha llamado a silencio el campanario;
la tarde se hizo náufraga de luces.
Nada las interrumpe en su porfía
de enhebrar una lábil geometría.
Prosiguen ellas su devocionario
de círculos, de rombos y de cruces.
Las ratas
Ocultas en la noche, son odiadas
por las generaciones de la historia.
Las vemos como hijas de la escoria
y de casas que han sido mancilladas.
En álgebra de vigas y tirantes
fluye la obscenidad de sus chillidos.
Sombra y horror desnudan sus quejidos:
un mundo de temores palpitantes.
Afines a la danza de la peste
bailaron en el íntimo granero
o en la bodega cóncava de un viaje.
Compañeras del Este y del Oeste,
hijas donde se escurre lo salvaje:
son ellas nuestro rostro verdadero.
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