Contestaciones
Rafael Cadenas
Fundación para la Cultura Urbana
Colección “Cuadernos de la Intemperie”
Caracas, 2016
ISBN: 978-980-7309-24-0
74 páginas
La lectura no termina cuando el lector ha asimilado la información contenida en el texto: la lectura es una entidad bifronte que con igual intensidad es mirada y nos mira. Las ideas del autor hacen contacto con el bagaje del lector y este proceso despierta recuerdos, enciende emociones y produce respuestas.
Tal es la premisa sobre la cual descansa el más reciente libro del poeta venezolano Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930). Contestaciones reúne textos breves con los que el autor de Los cuadernos del destierro responde a escritores, filósofos y políticos que han pasado por sus lecturas.
En la mayoría de estas contestaciones de Cadenas es posible apreciar su visión descarnada de la realidad, no desprovista de sarcasmo y un humor negro con el que se permite señalar falacias o extender los dichos a los que responde, según el caso. La política, el amor, la poesía, son algunos de los temas por los que se pasea el maestro mientras dialoga con personajes como Cervantes, Borges, el Che Guevara o monsieur Guillotin.
Cercanas al aforismo y a la poesía pero resistentes a la urgencia de ciertos críticos por encuadrarlo todo en géneros, las contestaciones pueden ser amables, como cuando ante estos versos de Darío Jaramillo, “Sé que el amor / no existe / y sé también que te amo”, responde Cadenas: “Venturosa contradicción que hace huir dulcemente a la lógica”.
Abundan las respuestas severas, también. Cuando Cadenas lee a Claes Andersson, “No idealices el silencio, / hablar es oro”, él responde: “Sí. Pero a veces no de buena ley”. Deng Xiaoping dice: “Ser rico es glorioso”; Cadenas contesta: “Tal vez, pero los chinos de antaño también querían ser sabios”.
En ocasiones las respuestas son parcas, definitivas. Al poeta cubano Nicolás Guillén, que escribe “Stalin, capitán, / a tu lado, cantando, los hombres libres van”, Cadenas contesta: “Al Gulag”. Y a Artur Lundkvist cuando dice: “Estoy con los revolucionarios hasta que llegan al poder”, el poeta replica: “Cuando ya no hay remedio”.
Me animó la idea de que las contestaciones pudieran tentar a otros a hacer lo mismo, dialogar con autores, responderles en cualquier forma.
Hay un Cadenas juguetón que suele sorprender a quienes sólo lo conocen como el autor de ese poema mayor que es “Derrota”, y que se manifiesta en varias de estas contestaciones. Al poeta griego Meleagro, quien escribe “Eros, gran cocinero del alma”, le responde de esta forma: “A él también se le quema la comida”. E incluso se permite una travesura autorreferencial: ante las palabras de Gösta Ågren, “Él / era su propio enemigo y escribía / libros para derrotarse a sí mismo”, Cadenas hace un guiño: “Se parece a alguien que conocí hace tiempo”.
Contestaciones viene precedido de una breve introducción con la que Joaquín Marta Sosa pondrá al lector en contexto respecto a este trabajo singular de nuestro poeta mayor. El presentador propone llamar “cotextualidad” a la relación entre los textos del libro y sus contestaciones, “pues no se trata, como en la intertextualidad, de usar un texto ajeno para sumirlo en el propio, sino de tomar ese texto para enfrentarlo con uno distinto que lo cuestiona e interpela”.
El lector agradecerá, asimismo, la breve entrevista que bajo el título “Las palabras van y vienen” sirve de colofón al libro, y en el que Cadenas nuevamente contesta, pero esta vez a las preguntas que le hace Andrés Boersner. Aquí el poeta cuenta cómo surgió lo que hoy tenemos en nuestras manos en la forma de una muy cuidada edición de la Fundación para la Cultura Urbana. Dice Cadenas que las Contestaciones se le ocurrieron “de pronto” durante la lectura de un poema de Jan Erik Vold que hoy encabeza este libro. “Fue el primero que contesté y pensé que podía seguir haciéndolo con otros y con textos en prosa, incluso políticos. También me animó la idea de que las contestaciones pudieran tentar a otros a hacer lo mismo, dialogar con autores, responderles en cualquier forma”.
Ganador del Premio Nacional de Literatura 1985, el Premio FIL 2009 y el Premio García Lorca 2015, Rafael Cadenas es hoy por hoy el más prestigioso de los poetas de Venezuela. Ya en mi blog he propuesto que ciertos sectores venezolanos de la cultura y la academia formalicen en algún momento la postulación de nuestro poeta al premio Nobel de Literatura. Una idea que nos parece justa aunque quizás contraríe la proverbial humildad de Cadenas, patente cuando, hablando de su obra, le responde a Makoto Ooka: “Nos falta pues mucho para estar satisfechos con nuestros pequeños artefactos”.
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