|
En los 70 estuvo exiliado en Caracas.
|
El cantautor y dirigente boliviano Nilo Soruco murió el pasado 31 de marzo
a los 76 años de edad, a causa de una bronconeumonía. Premio Nacional de
Cultura 2003 en su país, compuso más de 250 canciones y enfrentó con su
arte a la dictadura.
"Nací en Tarija, en el barrio de San Roque, al norte de la calle
Ancha. Ahí tengo una anecdotita de la vida que me contaba mi madre: el 6 de
julio de 1927, en el momento en que salía a la vida, qué tal sería el
llanto que tenía en el pecho que mi madre había dicho: este mi hijito parece
que va a ser músico", recordó Soruco en la última entrevista concedida
a la prensa boliviana, en diciembre pasado.
El vaticinio maternal se había materializado el año 1940, cuando Nilo
Rixio Soruco Arancibia, enamorado de su río natal, compuso su cueca A
orillas del Guadalquivir. Hijo de un zapatero remendón y una cigarrera,
desde joven se aventuró en la vida del dirigente sindical. "Puedo
afirmar con certeza absoluta que su entrega a la lucha social de su pueblo fue
íntegra, de una consecuencia y lealtad que nos enorgullece", expresó su
hija Zemlya.
Se inició en 1952 como profesor de música y organizó y dirigió el Coro
Polifónico Universitario. En mayo del siguiente año ingresó en el Partido
Comunista, del que fue miembro del Comité central. En los años 70 trabaja
con músicos como Ernesto Cavour y Luis Rico. En 1990 recibe el nombramiento
de director de la Escuela Municipal de Música, donde se dedica al rescate y
difusión del folklore.
Soruco fue también ferviente dirigente del magisterio, músico defensor de
las tradiciones y militante fundador del Partido Comunista. Sus convicciones
políticas le condujeron al exilio en los años 70, cuando se trasladó a
Venezuela.
En su vida profesional produjo 253 canciones: 63 cuecas, de las cuales 7
son recopilaciones y 5 son compartidas en letra y/o música; 5 bailecitos, 36
canciones compartidas con Óscar Alfaro, 21 canciones compartidas con otros
autores, 7 himnos y 33 rondas. Quedan 103 temas inéditos.
Entre los más importantes reconocimientos que recibió figuran el Premio
Nacional de Cultura (2003), Personalidad Distinguida de la ciudad de Tarija
(2003), Medallas de Honor al Mérito Sindical (1991-2003), Gran Maestre de la
Orden Simón Bolívar en el grado de Gran Cruz y Primer Premio
"Forjadores de la Educación".
Las honras fúnebres de Soruco se realizaron con su música de fondo. Sus
seres queridos lo acompañaron en la capilla ardiente que se instaló en la
sede de la Central Obrera de Tarija, luego de que el velorio comenzara en su
residencia de la calle Ballivián en el barrio de San Roque, donde familiares,
amigos y alumnos de la Escuela Municipal de Música de Tarija le brindaron una
última serenata con el sonido del erque y las guitarras. Finalmente, fue
sepultado el 1 de abril en el Cementerio General.