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Palazuelo: caminar contra la noche.
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El pintor y escultor español Pablo Palazuelo fue galardonado el 1 de abril
con el III Premio Velázquez de las Artes Plásticas, que pretende ser en su
área un equivalente al Cervantes, en reconocimiento a su trayectoria
artística y a su aportación a la cultura española y latinoamericana.
Según el acta del jurado, Palazuelo, de 87 años, fue premiado "por
la singularidad de una obra secreta que se inscribe en las coordenadas de la
abstracción europea y ya reconocida por el premio Kandinsky". El
galardón, dotado con casi 111.000 dólares, incluye la organización de una
exposición del artista galardonado en el Centro de Arte Reina Sofía de
Madrid. Además, el premiado tiene la posibilidad de designar a un artista
menor de 35 años como destinatario de los 37.000 dólares de la beca
Velázquez.
El presidente del jurado y director de la Academia española de Bellas
Artes, Ramón González de Amezúa, no quiso dar los nombres de los candidatos
de esta edición, entre ellos varios artistas latinoamericanos, más que en
las ediciones anteriores. Añadió que, si hubiera podido, habría entregado
"dos o tres premios" Velázquez con "gran satisfacción",
aunque calificó la entrega de esta distinción a Palazuelo como "muy
justa, ya que es un gran artista, de una reputación extraordinaria y de una
originalidad y una categoría personal singulares".
El director del Museo del Prado de Madrid y miembro del jurado, Miguel
Zugaga, se refirió a Palazuelo como un "pintor casi secreto, cuya obra y
trayectoria han sido tan importantes para la formulación del arte
vanguardista de la posguerra. El propio Chillida fue uno de los que recibieron
su fecunda influencia", explicó Zugaga, quien destacó del premiado
"la radicalidad y juventud con que siempre afronta el arte".
El jurado también estuvo integrado, entre otros, por el director del
Centro de Arte Reina Sofía, Juan Manuel Bonet; el ex ministro de Cultura de
México y actual embajador en Italia, Rafael Tovar y de Teresa; el presidente
de la Fundación Amigos del Museo del Prado, Carlos Zurita, y el filósofo
Eugenio Trías.
La candidatura de Palazuelo fue propuesta por Antoni Tàpies (que obtuvo el
galardón en la edición anterior, la primera edición recayó en Ramón
Gaya), la Academia de San Fernando, la Asociación Española de Críticos de
Arte y Pablo Rico, entidades y personas que formaron parte del jurado, según
cuyo fallo Palazuelo habría ganado "por amplia mayoría".
Pintor, escultor y grabador español, Palazuelo estudió Arquitectura en
Madrid y en el Royal Institute of British Arquitects de Oxford. Regresó a
España en 1936 y en 1939 se dedicó exclusivamente a la pintura. De 1948 a
1969 residió en París, donde conoció a Chillida, y donde en 1955 se produjo
su primera exposición individual. Posee el premio Kandinsky (1952) y el
premio Carnegie (1958). A partir del año 1979 comenzó una mayor dedicación
a la escultura. En 1982 le fue concedida la Medalla de Oro de las Bellas
Artes.
Además de su dedicación a las artes plásticas, Palazuelo también ha
teorizado en ensayos como El cuerpo del geómetra, y aunque no los ha
publicado escribe "versos que son muy malos", ha dicho en alguna
ocasión. Pero lo que más le subyuga como creador es lo que está por hacer,
"caminar de frente contra la noche". Así que no es extraño
escucharle decir que le hubiera gustado ser un fantasioso explorador.
"Siento una necesidad interior de hacer algo nuevo, diferente de lo que
se hacía porque la imaginación trabaja constantemente y va viendo cosas
nuevas que hay que realizar".