Publica tu libro con Letralia y FBLibros Saltar al contenido

La ternura en las cosas más sencillas de Aquiles Nazoa

martes 8 de septiembre de 2020
¡Comparte esto en tus redes sociales!
Aquiles Nazoa
Aquiles Nazoa es un poeta de ternura infinita. Sus textos remiten al corazón, a la imagen pura del ser, a los predios de la emoción, a la ciudad donde la imaginación asienta sus poderes creativos.

La ternura se traduce en un sentimiento único, cercanía con el ser que se ama y que provoca sentimientos puros. El poema expresa la vivencia de la ternura. El poeta escribe para afianzar los caminos del amor filial. Aquiles Nazoa (1920-1976) trazó en su poesía diversas vertientes para que sus lectores pudiesen desde las cosas más sencillas acercarse al mundo. Todo lo que parece nimio, extemporáneo, simple o inimaginable, es transformado por Nazoa en poemas que cautivan al niño y le introducen en un laberinto de imágenes para su disfrute.

La poesía de Aquiles Nazoa brinda a los pequeños la posibilidad de adentrarse en los mundos fantásticos que ofrece en sus textos poéticos.

En la infancia, la poesía se convierte en un faro cuyas luces trascienden la edad temprana para desplegar sus velas en los mares de la existencia. Gabriel Mantilla Chaparro, en su libro Viaje al poema, dice: “A los ojos del poeta, la Realidad y la Infancia son como el gigante Anteo, el hijo de Gea (la Tierra), un ser que crece cada vez que hace contacto con su madre. Por ello, la Poesía nunca se extinguirá, y crecerá donde quiera que haya un hombre que la percibe… aun en el más alejado lugar y en el más solitario de los hombres. Ella es la roca manante, a cuyas orillas nos sentamos” (p. 26). Desde la niñez, la poesía arropa; acerca a la intimidad de la palabra; protege de los miedos y las incertidumbres.

Aquiles Nazoa es un poeta de ternura infinita. Sus textos remiten al corazón, a la imagen pura del ser, a los predios de la emoción, a la ciudad donde la imaginación asienta sus poderes creativos. Su poesía es sencilla, con un ritmo desbocado, cargado de imágenes sugerentes que enamoran al lector y lo hacen partícipe de sus visiones del mundo. Nazoa es conocido fundamentalmente como humorista. Sin embargo, esta es una de las tantas aristas de su trabajo poético. En el texto “Cuna, poema de las manos”, la palabra filial se desgaja, acerca al niño al lugar poético, a la voz de la madre que le arrulla mientras mece su cuna o lo balancea entre sus brazos. Canción de amor para celebrar la vida; poema que relampaguea en el sueño infinito del querube. La madre es fuente de inmenso amor, la misma que inicia al niño en los senderos de la poesía. Sus cantos de cuna tranquilizan al infante y le protegen de las amenazas. En duermevela, lo arrulla, le canta, improvisa con el lenguaje maternal.

Nena
—chocolatín para la niña buena.
Nena, mi amor
—un guante azul para la flor.

Esa, para mis cabellos;
esta, para mi corazón;

¡qué bien se siente mi tristeza
entre las liebres del señor!

El juego en la niñez ocupa los espacios del ocio y del aburrimiento. El niño juega y se divierte sin grandes limitaciones. Cualquier objeto desenfrena la imaginación y entonces construye universos donde se refugia y disfruta de sus invenciones. La poesía de Aquiles Nazoa brinda a los pequeños la posibilidad de adentrarse en los mundos fantásticos que ofrece en sus textos poéticos. “Juego, poema de la plaza”, es un ejemplo:

Vamos a jugar
a que vivimos en un palomar.

Ala, de espuma, tú;
ala, de nube, yo.

Vamos a jugar
a que el aire juega con nosotros dos.

De las cosas sencillas, Nazoa hace poesía. Artesano de la escritura, pulimenta la palabra y hace de ella un bastión donde se ocultan las imágenes para sorprender a los lectores cuando osen acercarse al poema. Poesía simple habitada por la algarabía de voces y pasiones. En “Adivinanza de la lechuga”, dice: “La mañana tiene plata / porque ha llovido; / la mañana / se compró un sombrerito”. Textos breves que referencian sucesos con la sobriedad y belleza que permite el lenguaje. El poema “Edgar Degas”, conciso en su estructura, remite a la obra del gran pintor francés y su trabajo con la danza. La gelatina se convierte en el elemento sobre el que se proyecta el referente del texto. “En el verdirrojo de la gelatina / hay dos niñas: / la de verde ensaya a ser un sueño, / la de rojo quiere ser bailarina”. En “Muñeca criolla”, Nazoa reivindica la belleza de las muñecas de mecate. Las mismas que fueron desplazadas por las provenientes de fábricas y que poco a poco pasaron al olvido. Contraste de imágenes para llamar la atención de quien disfruta del texto. “¡Qué fea la muñeca de mecate! / ¡Quién que la ve diría / que tiene adentro una alcancía / llena de moneditas de chocolate!”.

La ternura como referente está presente en los poemas de Aquiles Nazoa. Textos íntimos y afectuosos con elementos autobiográficos que señalan el amor a la familia, la devoción al hogar y los recuerdos de la infancia. “La abuela” vista desde la nostalgia trae las tristezas y los recuerdos que quedaron en el devenir del tiempo.

La dulce abuela, corazón de alubia,
es menuda y es clara como la lluvia.

Arañita de plata, teje violetas
en el pañuelo, pañolín de la nieta.

Cuando llora la abuela,
sus lágrimas antiguas mojan la tela
de un aroma sencillo de yerbabuena.

Y sus ojos reflejan
la ventana, el molino, el campanario
y unas niñas jugando a la rueda.

Escribe a la madre con emoción. Los textos dedicados a ella desbordan de belleza y de imágenes. Lenguaje vinculado a los recuerdos de la infancia. “Mi madre es un pueblo de recuerdos” representa un canto al amor filial.

Mi madre vive en un pueblo de recuerdos; yo algunos domingos me subo en el elefante del Libro Mantilla para ir a visitarla. Allí vive mi madre entre las cuentas de colores que con los años se le han ido cayendo como hermosas gotas de sangre de su corazón.

Yo que siempre amé la tarde, pienso que a la envejecida luz de esa hora mi madre es el alma misma de la tarde, y cuando en esa actitud la he encontrado, me vuelvo de puntillas y llego a casa contando que en el pueblito de recuerdos donde vive mi madre, la tarde permaneció hoy largo rato con la mano en la mejilla.

Aquiles Nazoa le canta a la muerte desde la vida poética. Sus versos versionan la partida como un suceso natural al tiempo que poetisa las causas de un deceso.

También escribe al padre. Con un humor pleno de ternura contextualiza los recuerdos de infancia. Incluso la muerte de su hermana, y el sufrimiento que origina a su padre, es vista en el poema con vehemencia y aceptación. En el poema “Pasa mi padre” Aquiles Nazoa describe la niñez con su progenitor.

Ahí va mi padre pedaleando su bicicleta de jardinero.
Él lleva sin saberlo la poesía como una violeta en el sombrero.
Y a mi niñez le gustan entusiastamente sus zapatos
que son como unos caballos viejos y cariñosos.

En aquellos tiempos estaban muy baratas las cosas.
Teníamos una casa de flores que sólo nos había costado a razón de un sufrimiento insignificante el metro cuadrado.

Figúrense como estarían las cosas de tan baratísimas entonces,
que yo tenía una hermana llamada Lilia
a la que no llegué a conocer porque se murió aprovechando lo barata que se había puesto la muerte por aquellos días.
Mi padre pagó en cómodas cuotas la muerte de aquella niña.
Todos los días, al llegar del trabajo, lloraba un poquito sobre el hombro de mi madre.

La muerte impenitente no deja de asomarse entre los niños. Reverbera con su luz fantasmal los cuerpos inertes de quienes ha tocado para llevarlos más allá del mundo humano. La misma que causa dolor y pena entre los que quedan viviendo la angustia de saberse solos y abandonados por el ser querido. Aquiles Nazoa le canta a la muerte desde la vida poética. Sus versos versionan la partida como un suceso natural al tiempo que poetisa las causas de un deceso. En “La muerte de Mambrú”, que hace referencia a la canción de origen francés con tintes de guerra y que terminó siendo entonada en casi todo el mundo, Nazoa desestima el dolor y mira a los ojos de la muerte como una compañera inexorable de la existencia. “Si lo encuentras, mañana, dormido en el camino, / alísale el cabello con tus dedos de lino. / Dale colcha de brisa, colócale en almohada / de jazmín inocente, de hierbita mojada. / Arómale los labios de limón y de rosas / y cántale con flautas y abejas rumorosas. / Cúbrelo con tu leve faldellín de diamela, / llévatelo en pequeño cochecín de canela. / Ponle siete enanitos de olor en el bolsillo / y en su mano el fragante corazón de membrillo. / Y cuando en casa fresca lo reciba la tierra, / guárdale en una almendra su espadita de guerra”.

“Canción con una estrella”, con música de Juan Carlos Núñez, es un texto poético que se inscribe en este tema. Nazoa versiona el pasaje de un niño que viaja por el firmamento con una estrella. Aunque está implícito el tema de la muerte, ésta no aparece delineada como un hecho sombrío y oscuro tal como se le considera siempre sino como un paseo del niño de la mano de una estrella. Ronda por el cielo que el niño hace con deleite y gusto mientras un dejo de ternura despega del poema. “Al cielo de diciembre le ha nacido una estrella; / por las calles del alba juega un niño con ella. / Como el mundo es tan grande, y él tan pequeño, / ella lo lleva en brazos como en un sueño. / Y con rumbo a la luna del peregrino, / los escolta un cocuyo por el camino. / Al pasar por la casa del niño Dios, / un pañuelo de nube le dice adiós. / Por las calles del viento cantando van / una estrella y un niño de nombre Juan. / Al cielo de diciembre le ha nacido una estrella; / un niño entre la noche va cantando con ella”.

La poesía de Aquiles Nazoa recrea el amor filial a las cosas sencillas. La ternura permea el corazón de sus lectores y recobra la vida que el poeta induce a sus textos. A decir de Octavio Paz: “El poeta crea imágenes, poemas; y el poema hace del lector imagen, poesía”. Nazoa no es sólo poeta del humor, también lo es de la ternura.

 

Notas bibliográficas

  • Mantilla Chaparro, Gabriel (2012). Viaje al poema. Mérida: Ediciones Actual.
  • Nazoa, Aquiles (1983). Papeles líricos. Obras completas. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Ediciones del Rectorado.
  • Paz, Octavio (1973). El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica.
José Gregorio González Márquez

¡Comparte esto en tus redes sociales!
correcciondetextos.org: el mejor servicio de corrección de textos y corrección de estilo al mejor precio