
La Ludoteca Tepui, ubicada en la calle Bilbao de Ciudad Guayana-Los Olivos, celebró el Día del Libro, el 23 de abril de 2023, con una exposición de libros de artistas con los trabajos de los niños que asisten con regularidad a sus actividades: Sara, Fabián, Harela, Axel, Camila González, Samantha Romero, Javier, Mauricio, Samantha Guevara, Luis Ángel, Marvin, Demifer, Aranza, Luis Manuel, Valeria, César, Pierina, Sebastián y Camila Casares.
El libro de artista no es un libro sobre arte, tampoco es un libro ilustrado por un artista. Es más bien un objeto anfibio que se mueve a dos aguas entre la palabra escrita y la pintura. A veces se puede leer y en otras ocasiones convierte los signos ortográficos en imágenes estéticas.

Magia y juego son inherentes al libro de artista que se despliega, se mueve o se está quieto como una escultura de palabras y colores.
En distintas circunstancias otros libros destinados al olvido o a la basura (en el más triste de los casos) son reutilizados, cortados, redibujados para darle un nuevo uso estético y conservacionista.
A veces el libro viene en los envases más inesperados: una caja de zapatos, una lata de sardinas, un recipiente de mantequilla, un tubo de la pega en barra. Cualquier recipiente desechable es útil para que un libro de artista florezca.
Sus tirajes varían de un ejemplar único a ochenta (o doscientos) ejemplares todos hechos de manera artesanal. Todos iguales, pero distintos. El lector del libro de artista puede jugar con él, algunos son rompecabezas, otros son un cuerpo descompaginado. El lector puede leerlo, o interpretarlo, como mejor le parezca/apetezca.

En la muestra se exhibieron libros de artistas con cuentos breves escritos e ilustrados por sus autores. Así, Luis Ángel escribió un relato acerca de un esqueleto que bebía agua y tenía un florido y policromo jardín. El cuento de Javier refiere la historia de un niño lobo que se escapa por la ventana para contemplar la luna. La breve historia de Sara refiere el acoso de un elefante que se llama Maíz y de un pollito que se lo quiere comer.
La importancia del libro de artista (a mi parecer) consiste en que es una forma sencilla de acercar a cualquier lector al sorprendente universo de un libro que rompe todas las convenciones e inquieta a la administración atareada en destruir bibliotecas, universidades y cualquier trinchera donde la inteligencia y la palabra creadora pueda ser una expresión más bella que el silencio.

De igual modo, es ineludible mencionar que la moderadora de la actividad fue la señorita Camila Casares Morales. También estuvo el intercambio de experiencias lectoras con la muchachada por parte del escritor Diego Rojas Ajmad, de la poeta Carmen Rodríguez, del periodista Ramón Rivera Verde y de la pintora y escritora María Eugenia Catoni.
Celebrar el libro es celebrar la memoria y la sensibilidad escrita. Celebrar el libro es auspiciar el discurso de la escritura en contraposición al silencio (o la censura) que siempre se impone desde el poder político.
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