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Juan Friera, autor de Sartenes, cacerolas y un desatornillador:
“El libre albedrío se cultiva”

martes 9 de febrero de 2021
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Juan Friera
Juan Friera: “Antes que médico soy hombre y antes persona. Vengo a la poesía para contar las cosas que se me ocurren, a mi manera”.
“Sartenes, cacerolas y un desatornillador”, de Juan Friera
Sartenes, cacerolas y un desatornillador, de Juan Friera (Multiverso, 2020). Disponible en Amazon

Hace algún tiempo, el Colegio de Médicos de Asturias le ofreció a Juan Friera —neurocirujano nacido en León en 1955— la posibilidad de publicar un libro, con la única condición de que tuviera carácter científico. Eran muchas las preguntas que se hacía Friera en torno al origen de la conciencia, el surgimiento de la vida, la conexión que tiene cada ente —persona, animal, planta, organismo unicelular— con el universo.

Friera se considera un autor vago, pues se le hace difícil comenzar a escribir, aunque admite que una vez puesto a la tarea lo disfruta. Así que tomó sus preguntas y armó con ellas un libro de cerca de un centenar de poemas en los que exploró un camino que ya había prefigurado él mismo en los versos de un texto suyo anterior: “Si las Ciencias hablasen poéticamente / podrían ser más exactas”.

Ese libro es Sartenes, cacerolas y un desatornillador, un poemario que hurga en muchos de los misterios que la ciencia aún no ha logrado desentrañar y estimula al lector a imaginar respuestas. Friera finalmente descartó la publicación con el Colegio de Médicos; en 2019 envió el manuscrito al VI Premio de Poesía Multiverso y, logrando entrar al grupo de finalistas, fue publicado por la editorial convocante.

No era la primera vez que Friera, el médico y poeta, destacaba en un certamen literario. Su libro anterior, La mirada extrema (cuentos poéticos), fue finalista del premio de Ápeiron Ediciones y publicado por esta casa en 2016. Y mucho antes, en 2008, obtuvo el Primer Premio de Poesía de la Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes (Aefla), por lo que su obra “Formas” apareció en la revista Pliegos de Rebotica en agosto del año siguiente.

“Este libro que titulo con nombre de utensilios y herramientas pretende asemejarse a los apuntes de un aficionado a la cocina o a la mecánica, y no son más que una invitación a dejarse llevar por la curiosidad y las preguntas, cualesquiera que sean”, ha escrito Friera sobre este poemario singular del que hablaremos hoy.

 

El libro expresa las preguntas que los hechos que observo me plantean y las respuestas que la naturaleza parece dar.

Las preguntas de la poesía

Sartenes, cacerolas y un desatornillador es un libro fascinante en el que combinas preocupaciones científicas y filosóficas a través de la poesía. Sabemos que ganaste con él el VI Premio de Poesía Multiverso 2019. ¿Cuál es el origen de tu libro?

—Me hubiera gustado ganar ese premio pero sólo fui finalista, me halaga tu error. El libro expresa inquietudes que surgen en la práctica de la medicina “dura”. Y llamo así a las especialidades médicas en las que tenemos alrededor, demasiado a menudo, a la muerte y a personas a las que les ha tocado vivir circunstancias muy difíciles, extraordinariamente difíciles algunas veces. En fin, que esos contactos me hacen agradecer constantemente la buena suerte que hasta hoy estoy teniendo. También expresa el libro las preguntas que los hechos que observo me plantean y las respuestas que la naturaleza parece dar.

—El libro abre y cierra con una higuera, árbol que históricamente ha encarnado representaciones simbólicas positivas o negativas. ¿Hay alguna razón por la que sea una higuera la que abre y otra higuera la que cierra el poemario?

—No, es casualidad. Pero tiene varias intenciones: la primera que en el libro de alguna manera viviera un recuerdo para aquellos que han tenido hambre. La segunda, medio en broma o medio en serio, dar vida y consciencia a un árbol (otro ser), llevándolo así a un estatus de no inferioridad a la del hombre.

 

No sé imaginar respuestas. Parece que existen muros que muchas veces son infranqueables.

El misterio de la conciencia en Sartenes, cacerolas y un desatornillador

—Llama la atención en este libro la reflexión persistente en torno a la conciencia y el libre albedrío, algo que puede resultar natural si se considera que eres médico neurocirujano. ¿Consideras que pueden tener una respuesta filosófica algunas de las inquietudes que planteas desde el ámbito científico?

—Como neurocirujano muchas veces he estado en quirófano ante el cerebro de una persona y algunas me he preguntado: ¿está aquí la conciencia (el alma) de esta persona? La respuesta para mis adentros ha sido que no. He jugado con la idea que tenían en la antigüedad, cuando se creía que el alma estaba en el hígado. Y no me ha parecido mucho mejor que la que damos ahora. Creo que la conciencia o el alma está en la totalidad del cuerpo de cada uno. Del otro tema te digo: creo que el libre albedrío se cultiva, si lo cuidas y lo desarrollas se hace ostensible. Si no lo practicas se convierte en vestigial.

—Hay una idea que recorre el libro y que podría resumirse en estos versos: “Dicen algunos que desde los primitivos gruñidos / hasta las palabras de relación gramatical compleja / contienen ideas que nos trascienden”. Pero es que incluso abordas el surgimiento de la conciencia, de esas ideas, en el hecho en apariencia simple del organismo unicelular que comienza la vida al establecer conexiones con su entorno y al adquirir la facultad de dividirse. ¿Qué puedes decirnos sobre este tema?

—Son varios los temas que me señalas, todos complejos. Los poemas en los que expreso ideas al respecto, dejan ver (a mí) una belleza arrebatadora del concepto. Cuando hablo de ideas que nos trascienden pienso que las ideas son como nubes que transitan por la tierra y por el tiempo. Cuando ellas nos “empapan” ellas existen. Se mueven por aquí y por allá. Las creemos nuestras pero nos “vienen”. Se desplazan por la historia.

—Por tu especialidad profesional sabes bien que la conciencia del entorno no es la misma entre, digamos, un hombre y una cucaracha, como dices en uno de los poemas, pero ni siquiera entre una persona y otra. “Las sensaciones se transmiten con dificultad / a quien no las vivió previamente”, dices en uno de los poemas. ¿Qué puede decirnos esto sobre el misterio de la conciencia?

—Es el misterio de la empatía. No sé imaginar respuestas. Parece que existen muros que muchas veces son infranqueables. Creo que alguien habrá que encontrará la respuesta.

—Creo que uno de los principales aciertos del libro consiste en la condensación de lo trascendental en lo cotidiano, como cuando hablas del surgimiento de la vida, la conciencia del yo, y luego arrastras la atención del lector hacia la lluvia que cae en determinado momento. ¿Qué tiene que decirnos la cotidianidad acerca de los grandes misterios del universo? ¿Está aquí quizás la clave para entender el título del libro?

—Eso que observas como cotidianidad, es también perspectiva. Es el verse a sí mismo como algo pequeño dentro de algo muy grande. Creo que eso hace sentirnos bien. Y quizá, en una segunda ojeada, ver mejor. Y no está ahí la clave del título del libro.

 

Escribo en un cuadernillo que llevo encima o grabo en el móvil ideas, cuando se me ocurren y puedo. Transcribirlas, desarrollarlas y modularlas ya es otra cosa.

Juan Friera, un médico en la poesía

—¿Cómo es atraído hacia la poesía un médico neurocirujano? ¿Qué posibilidades creativas te ofrece tu bagaje intelectual y científico?

—Antes que médico soy hombre y antes persona. Vengo a la poesía para contar las cosas que se me ocurren, a mi manera.

—¿Cómo es Juan Friera al escribir? ¿Te ciñes a una rutina de trabajo o escribes de acuerdo a como se te presentan las ideas?

—Escribo en un cuadernillo que llevo encima o grabo en el móvil ideas, cuando se me ocurren y puedo. Transcribirlas, desarrollarlas y modularlas ya es otra cosa. Soy muy vago en esto, me exige mucho esfuerzo empezar. Una vez que lo consigo disfruto haciéndolo.

—¿Cuáles son tus lecturas? ¿Cuáles son esos autores de los que se ha nutrido tu estilo?

—Me gustan las novelas de ciencia ficción. De poesía leo y he leído muy poco. Si empiezo un libro y no me gusta lo dejo muy rápido. Si es bueno y me gusta, me hace sentir tan inferior, tan incapaz de llegar allí, que no me aguanto y también lo dejo muy rápido. Encabezan la lista: W. Szymborska, W. C. Williams, E. Cardenal, C. Alegría, I. Vilariño, Gamoneda, C. P. Cavafis, G. K. Gibran, R. Graves, R. Cadenas, J. Gil de Biedma.

—¿Qué otros proyectos tienes en mente?

—Mi plan es seguir escribiendo y mandando lo escrito a certámenes, pues a mi modo de ver es la única manera de publicar.

Jorge Gómez Jiménez

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