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El 18 brumario de Luis Fortuño, de Daniel Nina

sábado 15 de abril de 2017
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“El 18 brumario de Luis Fortuño”, de Daniel Nina

Nota del autor

Esta reseña fue escrita a finales de marzo de 2011. Al 2 de abril de 2017, el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, eje central de la huelga que trata el ensayo reseñado, ha vuelto a ser el frente del movimiento estudiantil, el que le mantiene cerrada. Hoy, una nueva generación de estudiantes retoma tras hacer suya la lucha por el derecho a una educación terciaria pública, de calidad y no sectaria. Le retoman, no se equivoque nadie, en el pleno ejercicio de su derecho de libertad de reunión (asociación) y de exigir al Estado reparación de agravios. Fue, precisamente, el ejercicio de ese derecho por sus antecesores del 2010, inicio del 18 brumario de Luis Fortuño. Tener perspectiva sociohistórica de los sucesos huelgarios del 2010 no vendría mal a los estudiantes, pero tampoco al gobierno de turno. Luis Fortuño no tuvo los pies en tierra, y no sobrevivió políticamente su 18 brumario. Se debió a que si bien venció en el 2008 no convenció en el 2010, y en política, de la suave o de la dura, no basta con vencer, se necesita saber convencer, tal como advirtiera algún tiempo antes don Miguel de Unamuno.

El 18 brumario de Luis Fortuño
Daniel Nina
Ensayo
Pasillo del Sur Editores
San Juan, Puerto Rico, 2010
ISBN: 9781615050352

Escrito de sobremesa, es decir, en el momento o al momento en que culminaba la huelga del movimiento estudiantil de la Universidad de Puerto Rico, Daniel Nina escribe y publica lo que él califica como “pura ideología” o un “panfleto político en la tradición del siglo XIX de la cual Carlos Marx fue un gran seguidor” (p. 6). Nina se refiere a la huelga iniciada el 21 de abril de 2010, culminada según su análisis unos sesenta días después con “la victoria más importante para el movimiento estudiantil de Puerto Rico, desde que se iniciaron las pugnas y luchas sociales en el sistema de la Universidad de Puerto Rico, siendo su primera huelga sistémica la de 1948” (p. 5).

La antedicha es, pues, la tesis central que Nina elabora en un texto político cuyo título hace referencia directa al principal actor político de Puerto Rico, el gobernador Luis G. Fortuño. Tal referencia deviene en la que podríamos considerar la tesis secundaria o el planteamiento secundario que realiza el autor para dar contenido político a su tesis central. Para Nina, la victoria del movimiento estudiantil es la “mayor derrota política y social” del gobierno o gobernante de turno. De ahí que “la huelga estudiantil se impone ante el gobierno de Luis Fortuño como su 18 brumario” (p. 5).

Nina recurre a esta analogía con el análisis realizado por Carlos Marx sobre las luchas sociales en la Francia del siglo XIX, para establecer que el gobierno de Luis G. Fortuño (2009-2012) pasa tras la victoria del movimiento estudiantil por “una crisis de legitimidad y de autoridad en el seno de su propio partido y sobre todo le produce una crisis de gobernabilidad” (p. 6). Así, haciendo uso de una analogía con un proceso histórico de golpe de Estado dado en la Francia que le tocara vivir al joven Marx, Nina nos brinda su análisis de “una administración que ha cometido profundos errores políticos, debido a la ausencia de un entendido histórico del país” (p. 5).

El análisis de Nina de la huelga es uno coyuntural. Para fundamentar su análisis, Nina utiliza o se vale de sus propias observaciones del proceso huelgario recién culminado y bajo su observación. En cuanto análisis de coyuntura, existe relación lógica entre lo que Nina observa entre abril y junio de 2010, que no es otra cosa que una victoria del movimiento estudiantil y una crisis de legitimidad en el gobierno de Luis G. Fortuño. Hoy, tal vez donde Nina vio una victoria, Mayra Montero vía blog nos diga que ella ve una derrota.

El ensayo de Nina se divide en cinco capítulos. Contiene una introducción y un prefacio, ambos por separado. El quinto capítulo, intitulado “Otro horizonte” (pp. 57-61), es su conclusión o lectura del futuro. En su prefacio e introducción, Nina logra transmitirnos con claridad su tesis o sus tesis, las cuales logra elaborar a lo largo del texto del ensayo. Estamos ante un texto en el que el autor logra narrarnos su lectura de lo que llama “una huelga histórica” (p. 11). En el primer capítulo (“La crisis se afianza”, pp. 12-20) trata de los acontecimientos públicos acaecidos antes del inicio de la huelga estudiantil, mientras que en el segundo (“La huelga digital”, pp. 21-36) nos ofrece una crónica detallada del proceso.

Es, sin duda, una aportación de la que también tiene mucho que aprender el movimiento estudiantil de hoy.

En el tercer capítulo (“La quiebra soberana”, pp. 37-43) aborda los efectos de la huelga en la capacidad de legitimidad del Estado. Es decir, del efecto que el ejercicio de la soberanía reservada por el pueblo tiene sobre la soberanía delegado al gobierno en cuanto representante legítimo del primero. En el capítulo cuarto (“Radio Huelga-Frecuencia Cultural”, pp. 44-56) explora el cambio cultural demarcado por los estudiantes en o durante la huelga.

Ciertamente, los capítulos uno al tres son algo más que pura ideología, dado que son la única publicación sistemática (teórica-metodológica) sobre el movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico y la huelga de entre abril y junio de 2010. Por ello, este ensayo es una gran aportación al esclarecimiento de lo acontecido antes de la huelga y durante ésta. Se trata, en su conjunto, de un ensayo del cual el gobierno de turno tiene o podría tener mucho que aprender si quiere pasar del 2012.

Su enfoque interdisciplinario de lo político o a lo político de la huelga le podría dar al gobierno de turno la perspectiva sociohistórica que Nina aduce no tiene o no ha tenido del país. Sobre este particular debo admitir que difiero de Nina, aunque estimo y valoro su original aportación. Es, sin duda, una aportación de la que también tiene mucho que aprender el movimiento estudiantil de hoy, si es que es uno distinto al de la huelga de entre abril y junio de 2010. Así, tal vez su lectura le pueda venir mejor al segundo que al primero, aunque su lectura no viene mal que ambos la realicen. Si posible, en una mesa de diálogo, con un trago de paciencia, prudencia y determinación.

Wilkins Román Samot

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