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Cabronerías, por Daniel Torres

sábado 8 de julio de 2017
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Cabronerías: historias de tres cuerpos
Daniel Torres
Isla Negra Editores
San Juan, Puerto Rico / Santo Domingo, 2016
ISBN: 9945581720

Daniel Torres (1961) ha forjado su quehacer literario como hispanista dentro de los Estados Unidos. Se ha destacado como novelista, ensayista, poeta, cuentista, crítico literario y antólogo. También es docente e investigador de Español y Estudios Latinoamericanos en Ohio University. Torres es egresado de la Universidad de Puerto Rico (Literatura Comparada y Estudios Hispánicos, B. A.), de la Universidad del Estado de Nueva York (Español, M. A.) y de la Universidad de Cincinnati (Español, Ph. D.). En 1995 salió la primera edición de Cabronerías: historias de tres cuerpos. A decir de Torres:

Cabronerías: historias de tres cuerpos es la historia de amores poliamorosos, entre tres, son cuentos que nunca envejecen porque en la cultura del Caribe y en la cultura del mundo hay personas que aman a más de una persona al mismo tiempo. Llámesele adulterio también desde la tradición judeocristiana: “No cometerás adulterio”; o llámesele triángulo amoroso, en estas historias se explora un primer triángulo de dos mujeres y un hombre (en los primeros tres cuentos), y luego, tres triángulos entre hombres en Puerto Rico, Yucatán y Estados Unidos. Seis cuentos que matemáticamente reproducen esa combinación de seis entre dos, tres. Yo soy el producto de un triángulo amoroso, el de mis padres, y a su vez también he reproducido triángulos en mis relaciones amorosas. Y en todo este entramado triangulero se alza el dolor de la traición como eje del melodrama para contar estos relatos. Fíjate que nunca he dejado de pensar en el dolor tan grande que mi nacimiento le ha de haber causado a la esposa de mi padre cuando supo que yo venía en camino… De ahí también nace el exorcismo que es Cabronerías: historias de tres cuerpos todo.

La nueva edición de las cabronerías contadas de Daniel viene acompañada de un prólogo de Max Chárriez (1968) y de una breve nota técnica de su editor, el poeta-embajador Carlos Roberto Gómez Beras (1959).

También, sería historiográficamente pertinente señalar que en esta nueva edición el título original del texto (Cabronerías) regresa al lugar protagónico original en la portada que el autor había concebido para su libro pero que, ante una anticipada censura del Estado y de los medios de comunicación, le propusimos acompañar por un subtítulo (Historias de tres cuerpos) que abriera las puertas que el primero, en aquel momento histórico de 1995, no cerraría. El resultado final fue un diseño de cubierta donde el (provocador) título quedaba colocado como una línea, casi imperceptible, entre el nombre del autor y el subtítulo.

Pero ahora estamos en otros tiempos; por lo menos en lo que a la sexualidad, la otredad y el papel del arte se refiere. Algunos muros de ignorancia, prejuicios y falsos saberes se han derrumbado para dar paso a una sociedad, quizás igualmente imperfecta, pero más consciente de la diversidad que, como un mosaico, compone cada uno de nosotros.

En su prólogo Max Chárriez interconecta las cabronerías de las que trata Daniel Torres con “nuestra cultura occidental, hispana y puertorriqueña”. Chárriez nos resume los cuentos de Torres así:

Este libro está doblemente titulado: Cabronerías: Historias en tres cuerpos. Por un lado se nos presentan como las hechuras entre personajes en cuyas historias obra una o uno; por otro lado, una o uno hace el papelón de cabrón, o sea, el que deja, traiciona o engaña. Espacio los hay de todo tipo, porque la diversidad está la sazón.

Las tres primeras historias a tres cuerpos cuentan, desde diferentes focalizaciones, los triángulos amorosos entre Manolín, Cecilia, su esposa y Vivian, su amante; entre Manolín, Vivian y Sandra; y, el subrepticio, entre Cecilia, Sandra y Manolín. Los textos entrelazados en personajes y tramas deben ser leídos con cuidado porque cada uno aporta diferentes datos ocultos y es el lector quien debe armar, construir, montar la secuencia correcta para entenderlos. Es una cabronería al cuadrado. Cada uno de estos personajes engaña a otro, es engañado y, a un nivel más profundo, se engaña a sí mismo.

En “Consejos de una mala mujer”, Daniel construye su relato amortajado por “Puro teatro” de La Lupe (Lupe Victoria Yolí Raymond, 1939-1992). La trama tiene base, realidad, entre Santurce y Miramar. Vivian controla, y lo hace con maestría. Manolín se lo vive, se lo cree. Al creérselo, cae en la trampa de la propia Vivian. Sandra, la amante de su mujer, Cecilia, habría sido contratada por Vivian con tal de que Manolín tarde o temprano le llamara para compartirle su decisión, dejarle por Sandra.

En “Cogí a Manolín fuera de base” será “Este amor que hay que callar” de Yolandita Monge (1955) el que servirá de telón de fondo al cuento de Torres. Contrario a en “Consejos de una mala mujer”, en este cuento no es Vivian quien relata, es Cecilia. Le hace a tono de conversación con Vivian. Le cuenta que ha cogido a Manolín, su esposo, con su corteja. Le preocupa que sea una corteja, pues a fin de cuentas reconoce que Manolín es hombre, y en cuanto tal, tiene derecho a una que otra aventura. Se delata en su relación con Sandra, la que no cuenta en los asuntos para los que cuenta la infidelidad, los sexos opuestos.

En “A lo hecho, pecho”, Daniel se vale de “Ahora que te vas” de la India (Linda Bell Viera Caballero, 1969) para enmarcar su relato, el cual dedica a “todos los cabrones como los de esta historia”. El relato se inicia con el dato base que entrelaza con el primer cuento, “Consejos de una mala mujer”, la relación de Manolín con Sandra. En este tercer relato, sin embargo, es Sandra quien corta su relación con Manolín, y no Manolín quien toma la decisión de dejar, de poner fin a su relación con Vivian. Manolín “le confesó todo” a Cecilia. Al final, Cecilia le advierte a Manolín que sale para buscar un hombre con el cual serle igual de infiel que lo fuere él.

En “Delirio, Playa del Atlántico” la punta del iceberg literario de Torres lo será un extracto de La tejedora de coronas, una novela de Germán Espinosa (1938-2007). En este cuento, Daniel trata de la vida efímera, de la vida nocturna, de la vida dura pero vida al fin de Delirio, oriundo de Moca. La trama relatada se desarrolla entre Santurce, Condado y el Viejo San Juan. Es la historia una historia de los chicos de ojos azules que pasaban a formar parte del harem.

En “Que me perdonen los dos”, Daniel retoma el inicio de la trama teniendo como base una canción de Nydia Caro (1948), la cual le sirve de nombre al cuento. Se trata de un triángulo amoroso entre Miguel, Carlos y el narrador, yo, cuya trama transcurre entre California y Ohio, en lo fundamental. Carlos y el narrador son pareja, pero residen distantes por razones de trabajo y estudio. Miguel y el narrador trabajan juntos en un hospital que sirve de hangar de encuentro. Miguel y Carlos, no obstante, terminan conociéndose al parecer “en una de esas jugarretas de la pasión”. De ahí que Miguel era el centro del triángulo amoroso que llevaba al narrador a Carlos, mientras que Carlos le llevaba a Miguel. El narrador a su vez, sin saberlo ni proponérselo, era el centro de otro triángulo amoroso, el de Carlos con Miguel en él (el narrador) y el de él a Miguel con Carlos. Termina el narrador matando a “los dos hijos de puta que me habían hecho uno más de sus objetos del deseo mutuo”.

Finalmente, en “Equinoccio”, Torres parte de “Si nos dejan”, de José Alfredo Jiménez (1926-1973), para montar la trama de su relato. Se trata de un triángulo amoroso entre Pablo, Eduardo y Omar. Resulta que Omar o es olvidadizo o bruto, pues olvidó que tenía previsto encontrarse con Pablo en el preciso lugar y a la misma hora en que compartía con Eduardo en el piso 21 del Hotel Caribe de la ciudad. Pablo y Eduardo se conocían desde hace un año, a por lo menos, cuando se conocieron y Eduardo concluyó que Pablo era ese “alguien con quien decididamente no hay química”. Eduardo y Omar llevaban compartiendo desde hacía un año. En fin, un desencuentro del cual Eduardo salió por la puerta en busca de una revancha.

En los seis cuentos previos, a decir de Luis Negrón (1970) en la contraportada de la presente edición, Daniel “nos atrapa con su narrativa ingeniosa, nos encanta con su delicioso fraseo y nos confirma que es sin duda una de las voces imprescindibles de las letras queer del Caribe”. Las historias de Torres son relatos que rescatan y elevan a literatura cabronerías cotidianas, de lo cotidiano de la vida. Si bien no se deben ver como realidad, se pueden leer y cruzar en la memoria de sus lectores. Son cuentos que se leen con el sabor de sabernos, de encontrarnos o, de encontrar a uno que otro desamor conocido o del que sin duda hemos oído. Sirven, pueden servir a uno que otro para aprender o para comenzar a hacerlas con ritmo e imaginación literaria.

Wilkins Román Samot

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