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Un acabado elegante

viernes 5 de octubre de 2018
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¿Cómo se debe terminar algo?

En una guerra los aspectos políticos dejan de importar; cuando uno ve a un ejército en frente, cuando lo que separa la vida y la muerte es la fortaleza y maestría de una espada, cuando debes confiar en que la estrategia del general en jefe sea lo suficientemente buena para que las avalanchas de violencias te dejen con vida.

No se lo dijeron a Laclau, pero su ejército nunca tuvo oportunidad de sobrevivir.

En una guerra lo que importa es salir con vida.

Cuando Inglaterra y Francia se enfrentaron por territorio santo en el siglo XV, Francia tenía en sus filas a un general muy joven. La historia no recuerda a perdedores y este general para la historia sólo significó un peldaño más en lo que iba a ser la victoria inglesa. En sus manos y decisiones descansan la muerte de todo un batallón francés. Francia ni siquiera lo recuerda por su incompetencia, simplemente lo borró y su presencia es dificultosamente comprobable. Pero su vida se conoce, o más bien su muerte se conoce, por lo que contó un soldado inglés. Quien recuerda la elegancia del final del general Laclau.

Al general Laclau se le asignó la infantería de primera línea y su deber consistía en debilitar al máximo al ejército inglés para que cuando éste llegue a Francia los batallones de defensa puedan contener la invasión inglesa. No se lo dijeron a Laclau, pero su ejército nunca tuvo oportunidad de sobrevivir. Su tarea era morir y llevarse consigo la mayor cantidad de ingleses. Pero Laclau tenía otros planes; él no iba a permitir que sus soldados sean tratados de esa manera e ideó estrategias tan quirúrgicamente precisas que su ejército sobrevivió a las primeras oleadas inglesas con relativa facilidad.

Fue entonces que se transformó de una molestia a una preocupación para los ejércitos ingleses, que después de seis meses de lucha aún no superaban la primera línea francesa. El general inglés Tornell recibió la misión de eliminar a dicho ejército, que tenía la osadía de enfrentar con tal nivel de inteligencia a las fuerzas inglesas. Tornell entendió perfectamente la estrategia de Laclau. Sus soldados no tenían experiencia ni habilidad, no tenían ventaja geográfica y no tenían refuerzos. La estrategia de Laclau consistía en medio de la batalla dividir a los ejércitos ingleses, separarlos de su general y que cuando éstos se encuentren sin timón, cuando se encuentren perdidos, aprovechar esto y buscar la victoria.

Laclau dividió a su ejército y logró resistir por otros dos meses hasta que todo su ejército junto con él fueron aniquilados.

Tornell no era un novato y prefirió una estrategia casi diplomática. Mandó un emisario con una carta escrita en francés para Laclau. En ella Tornell descifraba la estrategia de su enemigo y le advertía que la próxima batalla se iba a realizar en dos frentes. Laclau sólo tenía armamento para defender uno. Entonces Tornell hábilmente le presentó una decisión terrible a Laclau. Si se mantenía en un solo frente de batalla él y sus soldados iban a sobrevivir, pero las fuerzas inglesas se iban a adentrar por el frente no defendido a territorio francés. Si dividía sus fuerzas se condenaba a él mismo y a sus soldados a una muerte segura pero cumpliría su misión de proteger a Francia.

La respuesta de Laclau era la de alguien que había aceptado su muerte. Sus soldados también la habían aceptado. Y en su carta, escrita en inglés, la elegancia es algo que resalta. En ella escribió:

Querido señor Tornell:

Usted ha descifrado mi estrategia y se ha mostrado superior en inteligencia a mi persona. Cuando llegué, mi temor más grande era el de morir sin honor. Que una flecha perdida atraviese mi pecho y que eso fuera todo. Francia no me recordará en sus libros de historia. Espero que usted me recuerde en los suyos. Usted y yo formamos parte de juegos infantiles de personajes poderosos, no somos nada más que juguetes. Pero incluso entre juguetes podemos alcanzar algo de honor ¿O usted cree que no? Mi honor no es haber muerto por Francia, mi honor está en haber muerto por su espada. Elijo la muerte para huir de la vergonzosa vida. Muero en el campo de batalla. Muero siendo un juguete feliz. Le deseo que usted llegue a tener un honor semejante.

Hasta el día de mi última batalla.

Su amigo.

Von Laclau.

Laclau dividió a su ejército y logró resistir por otros dos meses hasta que todo su ejército junto con él fueron aniquilados. Tornell guardó la carta de Laclau y la publicó una vez la guerra terminó. Francia afirmó que se trataba de una carta falsa, pero Tornell hizo que 600 años después la voz de un juguete de guerra siga hablando de las terribles e innecesarias que son las guerras. Sólo somos juguetes y alguien juega con nosotros. Pero entre juguetes podemos tener honor.

Álex Samaniego
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