Max Aub es uno de los escritores de mis amores, desde que lo leí por primera vez. Es el verdadero intelectual, aquel intelectual que no renuncia a la defensa de la libertadf y la verdad. Cambió la comodidad por el destierro y el exilio, todo por la defensa de sus ideales. Aquellos intelectuales españoles, que no escritores, que cambiaron sus ideales por un plato de lentejas que les ofreció el dictador y asesino, general Franco, los miraba con desprecio como a un manojo de cobardes.
Lo que dijo Máx Aub sobre la pobreza intelectual de la España franquista es una verdad sin tacha. Los únicos que mantuvieron en lo alto la literatura y el idioma español, durante la dictadura Franquista, fueron los escritores exiliados. Baste mencionar a Juan Ramón Jimenez, Premio nobel de literatura en 1956, quien falleció en Puerto Rico, en el exilio, en 1958. El cineasta, Luis Buñuel, un eximio director de cine, quien puso en alto el nombre de España en el ambito internacional y quien murió en el exilio en ciudad de México, donde había tomado la nacionalidad mexicana. En general, a través de la historia, los verdaderos intelectuales, son aquellos que defienden la libertad y los derechos humanos por sobre sus intereses, comodidades y hasta su propia vida. Como Max Aub y muchos otros que viven y mueren en el exilio, sufriendo la soledad y las penurias de vivir lejos de la patria donde se nace.

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