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La rampa en forma de celuloide desplegado, parte del diseño contemporáneo de Juan Carlos Araníbar y Cecilia Scholz
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La mayor parte de la construcción del complejo que albergará a la Cinemateca de Bolivia ha sido
concluida, según informaron funcionarios gubernamentales de ese país el pasado 28 de abril, día en que
empezó a levantarse la parte más llamativa de la obra de detalle: la rampa que une los tres niveles y que
tiene forma de celuloide desplegado.
Después de una etapa de severas dificultades después de que se iniciara el proyecto en 1996, año del
vigésimo aniversario de la Cinemateca, finalmente el edificio —que debía estar plenamente construido en
1998— estará listo en poco tiempo, después de ocho años de postergaciones.
Uno de los artífices de la Cinemateca, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa Gisbert, estuvo en el acto
de inicio de la última construcción, durante el cual recordó la habitación de dos y medio metros por
cuatro donde, en 1976, se materializó el anhelo de tener en Bolivia un archivo de imágenes en movimiento
cuando, en el quinto piso de la Casa de la Cultura, se depositó la primera cinta donada: Laredo de
Bolivia.
Hoy, 80 mil unidades de películas bolivianas y extranjeras aguardan el momento en que tomarán su lugar en
ambientes adecuados a las normas de seguridad internacionales.
En el acto, que tuvo una mesa ceremonial en honor a la Pachamama, estuvieron los autores del diseño, los
arquitectos Cecilia Scholz y Juan Carlos Araníbar. "Íbamos a ser padres jóvenes, pero ya no",
bromearon. Dijeron que es la obra suya que más tardó en realizarse, pero que es la más querida. "Nos
permitió seguir su avance ladrillo por ladrillo y adaptar materiales según las nuevas tecnologías".
Es decir que, al menos en esto, la tardanza fue bien aprovechada.
La última parte de la construcción es la rampa central, que tiene forma de celuloide desplegado. De
inmediato se revestirán los muros por fuera y dentro. La obra fina, explicó el director ejecutivo Eduardo
López Zavala, tiene varios ofrecimientos de apoyo. La empresa Entel comprometió 50 mil dólares para
concluir los espacios de la biblioteca-hemeroteca y el archivo.