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Fito en la Palabra.
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El Festival de la Palabra, muestra editorial en la Ciudad de México fundada como una escisión de la
Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, se realizó entre el 23 de abril y el 2 de mayo con la
presencia de 300 sellos editoriales, entre ellos los más importantes de España, ocupando una superficie de
más de 20.000 metros cuadrados en el recinto ferial más moderno y mejor equipado de la capital mexicana.
La organizadora del evento, María Luisa Armendáriz (Comitán, Chiapas, 1963), dirigió la Feria del
Libro de Guadalajara hasta el año pasado, cuando fue obligada a dimitir tras denunciar presuntos desvíos
de recursos de la feria y de que la Universidad de Guadalajara interpusiera dos demandas judiciales contra
Armendáriz por supuesto abuso de confianza y fraude. "Como buena librera, sé dar vuelta a la
página", afirma Armendáriz, quien añade que se ha lanzado a esta aventura aprovechando su buena
relación con los principales sellos editoriales en español.
Señala la organizadora que el propósito del Festival de la Palabra es romper con los esquemas
tradicionales de las ferias de libros y explotar el lado lúdico de la lectura. En su opinión, no existe
confrontación con la muestra de Guadalajara. "La FIL es una feria para profesionales, es internacional
y tiene 17 años de trayectoria. La nuestra es una feria para la Ciudad de México, apenas estamos
comenzando y tenemos la vocación de convertirnos en una gran muestra librera".
La lista de los sellos editoriales que participaron avala el poder de convocatoria de Armendáriz. Stands
del Grupo Planeta, Santillana, Random House Mondadori, Anaya y Ediciones B, además de las principales
editoriales y librerías mexicanas y la Universidad Autónoma de México, hicieron vida común en el evento.
Para conseguir atraer al mayor público posible se realizaron conciertos con Joaquín Sabina, Luis Eduardo
Aute, Fito Páez y Silvio Rodríguez, además de programar mesas redondas simultáneas con escritores
mexicanos y presentar actores interpretando a Cervantes, Shakespeare, sor Juana Inés de la Cruz y
Sherezada. El acceso a la feria fue gratuito y los visitantes sólo debieron mostrar un billete de autobús
o metro.
Roberto Banchi, director general de Grupo Planeta en México, opina que la FIL y el Festival de la
Palabra pueden coexistir sin problemas ya que la primera es una muestra dirigida principalmente a los
profesionales, mientras que el segundo ha venido a satisfacer la demanda por la falta de librerías en la
Ciudad de México y el área al norte de la capital mexicana. "La falta de público nos desanima,
claro, pero el potencial es enorme", dice. Banchi comenta que el evento tuvo buena organización, pero
es necesaria más difusión y dar tiempo a que el festival se haga un evento de tradición.
La noche del viernes 30 se celebró, en el marco del festival, el concierto del cantante argentino Fito
Páez y el grupo mexicano Los de Abajo, en una actividad que tuvo como peso en el ala una lluvia vespertina
que amenazaba con regresar en cualquier momento, y que fue criticada por el mismo Páez a causa de la
indisposición del público.
Rezumando humor y sarcasmo, Joaquín Sabina acudió al Festival de la Palabra para intervenir en una mesa
redonda. El cantautor de Úbeda definió a los poetas como médiums cuyas palabras en realidad no son suyas,
cuyos mejores sueños transcritos al papel parecen ser fruto del dictado de "alguien", de un ser
externo, supremo, desconocido. "Ese alguien no es Dios. Ese alguien es la imaginación acumulada en
tres mil siglos de historia; todo lo que uno ha leído, todo lo que uno ha vivido", dijo. Rodeado de
libreros y editores, Sabina comentó que la obra de Miguel de Cervantes Saavedra es una de las lecturas que
han cambiado su vida, junto a la obra de Quevedo, la poesía de Tirso de Molina y la mística de san Juan de
la Cruz, Neruda y Buero Vallejo.
Con sede en el Centro Banamex del Hipódromo de las Américas, la jornada de clausura de este encuentro
libresco tuvo entre sus principales atracciones una charla con el cantautor español Luis Eduardo Aute, a la
1 de la tarde. Y, a las 6, se realizó el homenaje "Rius: 50 años de caricaturista", en el que el
público gozó del ingenio punzante y crítico de varios maestros de la caricatura política, comenzando por
el mismísimo homenajeado, cuyo nombre verdadero es Eduardo del Río, y quien estuvo acompañado por sus
colegas El Fisgón, Helguera, Patricio y José Hernández.