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Pedro Grases: una avenida de Caracas llevará su nombre.
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El domingo 15 de agosto falleció el historiador, escritor, crítico, bibliógrafo, docente y filólogo
Pedro Grases, el primer bibliógrafo venezolano del siglo XX en palabras de su colega Guillermo Morón, y
cuya labor en pro de la educación de este país ha sido ampliamente reconocida.
La actividad de Grases se hizo sentir en instituciones de la magnitud de la Universidad Católica Andrés
Bello, la Universidad Central de Venezuela, el Instituto Pedagógico Nacional, el liceo Fermín Toro, el
Colegio América, la Universidad Metropolitana y el liceo Andrés Bello, entre otros.
Grases nació en Vilafranca del Penedés, provincia de Barcelona, España, el 17 de septiembre de 1909.
Se doctoró en filosofía y letras, así como en derecho, por la Universidad de Madrid (1932). Contrajo
matrimonio con Asunción Galofré (1933), de cuya unión nacieron cuatro hijos. Se radicó en Venezuela en
1937, cuando llegó a este país escapando de la Guerra Civil Española.
Profesor en universidades como Harvard, Cambridge y Bloomington, se desempeñó en las áreas de
filosofía, letras y derecho, y fungió de secretario de la Comisión Editora de las Obras completas
de Andrés Bello. Fue también investigador y defensor de los valores culturales. Su obra ha sido recogida
en veintiún volúmenes que dieron paso, en 2002, a la creación de una fundación que lleva su nombre y
cuyo objetivo es proyectar sus logros y dar continuidad a sus proyectos y estudios. Actualmente esta
organización, que ya ha publicado cinco títulos, es coordinada por María Grases, su hija.
Entre sus escritos destaca el último volumen editado, Temas para el estudio de Iberoamérica:
correspondencia de Pedro Grases con intelectuales de Venezuela, América y Europa, 1948 1994
(Caracas: Fundación Pedro Grases, 2002). Investigadores de la talla de Alexis Márquez Rodríguez y Oscar
Sambrano Urdaneta fueron sus alumnos. Según Arturo Uslar Pietri, "la historia de la investigación en
el país se divide antes y después de Pedro Grases".
El historiador muere antes de que sea inaugurada una placa que dará su nombre a una de las avenidas de
la caraqueña urbanización de La Castellana —donde vivió por más de medio siglo—, lo cual se hará
ahora a manera de homenaje póstumo. También quedó por realizar la presentación de los dos tomos de su Andrés
Bello, documentos para el estudio de sus obras completas,
que recogen un segmento epistolar de una de las investigaciones más prolongadas y de mayor rango que se han
realizado en toda América.