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El viejo hotel Apolo fue construido a principios del siglo XX.
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Antropólogos, arquitectos y estudiantes bloquearon el pasado 19 de agosto las obras de demolición del
edificio que albergó el viejo hotel Apolo de Chihuahua, con el propósito de impedir la destrucción de una
serie de frescos pintados en los muros del vestíbulo.
Durante varias horas los inconformes se plantaron frente a los restos del edificio, situado a un costado
del Palacio Federal, e impidieron que la maquinaria de la Secretaría de Obras Públicas del gobierno
estatal continuara la demolición para despejar el área donde se planea construir una plaza pública
contemplada en el proyecto de remodelación del Centro Histórico desarrollado por el gobernador Patricio
Martínez.
En una carta abierta apoyada por 150 firmas, un grupo de artistas e intelectuales de la entidad condenó
la destrucción del patrimonio arquitectónico y urbanístico de la capital del estado ocurrida en el
último cuarto de siglo, en lo que llamaron "un malentendido afán de modernización" de la que
fuera considerada todavía hasta las primeras décadas del siglo XX una "villa espléndida".
En opinión de los intelectuales, esta ciudad ha sido "convertida ahora por las autoridades y por
muchos particulares en un verdadero amasijo de construcciones improvisadas, sin ningún estilo ni sentido
estético". Aseguraron que ahora es difícil cuantificar las pérdidas que se han causado al patrimonio
cultural de los mexicanos y chihuahuenses, refiriéndose a las recientes intervenciones en el palacio de
gobierno y la devastación de algunos barrios de la ciudad.
Aseguraron que los gobiernos estatal y municipal actuales hicieron a un lado la normatividad creada por
un grupo de especialistas para salvaguardar los pocos ejemplos de arquitectura tradicional y monumental de
la ciudad, e inició "un descomunal proceso de acciones de transformación urbana que incluía
demoliciones masivas en un área de miles de metros cuadrados, sin contemplar un proyecto integral
adecuado".
Acusaron al gobierno estatal de usar el control de la prensa local y la presión política para impedir
que la opinión de los expertos fuera atendida.
"El último de los inmuebles que están intentando rescatar la sociedad civil y especialistas es el
hotel Apolo, una construcción de principios del siglo XX que alberga en su interior decoración mural con
estucado y pintura mural al óleo en estilo modernista".
Al frente del grupo de intelectuales que firma la carta abierta a la ciudadanía, la escritora Micaela
Solís expresó que en su momento tanto el Colegio de Arquitectos de Chihuahua como el Consejo Internacional
en Monumentos y Sitios intervinieron para que el edificio Apolo fuese excluido de las demoliciones y que,
por el contrario, fuera integrado a un "auténtico" proyecto de consolidación y conservación del
patrimonio chihuahuense.
En respuesta, el gobierno del estado anunció en agosto de 2003 que la parte antigua de la construcción
iba a ser conservada. No obstante dicha declaración pública, el lunes 16 de agosto se inició la
demolición del inmueble, sin previo aviso a los interesados en su preservación, quienes respondieron
solicitando la aclaración de la actual situación del inmueble y exigieron un alto total a los trabajos de
demolición del edificio del hotel Apolo.
En el marco de estas protestas, denunciaron omisiones de la delegada del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (Inah), Elsa Rodríguez, quien eludió intervenir en defensa del edificio del hotel
Apolo. En rueda de prensa realizada el viernes 20, Solís, acompañada de la historiadora Alma Montemayor,
informó que la funcionaria incumplió con su responsabilidad de vigilar y salvaguardar el patrimonio
cultural y arquitectónico para impedir la demolición del edificio histórico, a pesar de que arquitectos,
antropólogos y estudiantes le pidieron su intervención desde hace varios meses.
Aseguraron que el gobierno del estado violó una serie de normas, entre ellas las leyes de Desarrollo
Urbano y de Patrimonio Histórico, al demoler más de 20 manzanas del Centro Histórico para construir una
macroplaza en un proyecto que nadie conoce hasta ahora. "Ese proyecto llevado a cabo en forma
completamente cerrada y sin asesoría especializada o consenso social, ha conducido a la demolición total
de varios edificios que abarcan el siglo XVIII al XX", sostienen los intelectuales.
Aseguraron que la delegada del Inah, los secretarios de Obras Públicas y Desarrollo Urbano del gobierno
estatal y el director del Instituto Chihuahuense de la Cultura deben responder por la omisión de su
responsabilidad pública al afectar gravemente el patrimonio cultural e histórico de los chihuahuenses.