Mira que has estado veces con los éticos y nunca te hacen el favor completo.
Yo no busco a nadie que pueda sacarme de mi nave de tungsteno.
Después de un análisis ebrio de la cuestión pareció el palmar de una
tristeza narrable,
aunque también insoportable por rural y opaca.
¿No quisieras usar lo que te queda de cordura para un alegato cuando en la
factoría
ha entrado un flujo de esclavos y ha salido otro?
Resquebrájase el cielo con tanta prédica y se extiende fractal la
desgracia.
La mente se anuncia con arcos reflejos: no sale oro y hierro ningún cortejo.
Y la amenaza de la materia cobra forma de padre o guardián.
Nos corrompen según las órbitas de sus destinos.
El caballo niño se alza inmediatamente
cuando hay vidrios niños que se rompen inmediatamente.
Pesó instanciarnos en el territorio de las bofetadas.
Y fue terrible haber tenido que cortar el "japi": haber tenido que
"darle tijera".
Los sesos no se devanan a sí mismos. Si acaso se desparraman
Como las estrellas cuando son avellanas.
Pesarosa es la infantilidad
de los pájaros que no vuelan.
El día es un pantano lleno de secuencias.
Empero vengo de parte de mis partes pudendas para decirte que soy un todo.
Los padres abren para los niños valles de lágrimas.
La parte de la rueda que descansaba debe bajar a crear fricción.
No es en el cielo donde una oscura presencia vive en la nieve.
Las ventanas están de reclusas en nuestras categorías.
Ya vienen las buenas noticias de las escrituras
a darles cuerda a quienes no nos convienen.
Si tienes las ropas empapadas no te las quites hasta que no sepa qué eres.
Es imposible derrotar la inexplicable reputación de la realidad.
Soleado patio policíaco: si hay un transformador que no funciona
pero hay personas coquetonas, eso lo hace paradisíaco.
Se esfumará mi señal sin haber probado que lo sagrado de las montañas
les viene por su densidad y su peso.
No es un alivio pensar que mi ridiculez es efectiva contra el
"paso" del tiempo.
Mas no de mí es el robot que vive en el edificio embrujado de mi alma.
La tierra yace a la orilla de los pies.
No quiero probar que ningún patio nos recuerda.
No me han dado lo que me toca y no me han dado en verdad
Nada de lo que he tocado.
Hemos llegado para irnos. Aumenta la disminución.
Sépalo el sépalo: soy pétalo. Pero dice el sépalo: Un pétalo más es un
pétalo menos.
Corren las sombras y las fuentes de su opacidad
Bajan juntas al pavimento donde se estrellan.
Nada oscurece más nuestros deseos que lo transparente.
No te preocupes de catalogar las secreciones de mi voluntad.