En algún momento de la historia, el latín fue invadido por el habla popular y
se bifurcó en lo que posteriormente fue conocido como lenguas romances.
Una de éstas es el español, o castellano como aclaran quienes no dejan de lado
las precisiones sociopolíticas de España.
Tal parece que esto está ocurriendo actualmente con nuestra lengua en
Estados Unidos, donde cada vez más toma forma el fenómeno idiomático que hace
años se ha convenido en llamar spanglish. Los movimientos migratorios de
latinos al coloso norteño han agregado a ese país un bloque demográfico
compuesto por más de cuarenta millones de personas con sus propias necesidades
expresivas.
Hay que comprender que en este universo social, que ya abarca más de una
generación, son muchos los individuos que no se despegan por completo del
español pero tampoco terminan de aprender el inglés. La fuerza de este
movimiento demográfico ha terminado por fusionar palabras de los idiomas de
ambas culturas hasta producir una nueva lengua, el spanglish, en la que
algunos investigadores creen detectar ya ciertos esbozos de un comportamiento
regular. Lo que, opinan, sirve para calificarla como una lengua que nace y se
desarrolla de manera natural.
A finales de agosto, la profesora Raquel León, de la Universidad Nacional de
Educación a Distancia, de España, salió al paso al mismísimo Víctor García
de la Concha, director de la Real Academia, quien opina que el spanglish es
un fenómeno pasajero. Según León, el spanglish podría convertirse en
una lengua culta del futuro si continúa expandiéndose como hasta ahora.
Sin embargo, no son los puristas del español los más preocupados por esta
realidad. La investigadora sostiene la tesis de que el spanglish no le
roba terreno a nuestro idioma, sino al inglés. León, quien prepara una tesis
doctoral sobre el tema en la Universidad de La Rioja —institución que acaba
de publicar su libro Identidad multilingüe. El cambio de código como
símbolo de la identidad en la literatura chicana—, le confiere al nuevo
idioma una gran versatilidad sintáctica.
León advierte que día a día se incrementa la cantidad de páginas en
Internet, programas radiales y televisivos y hasta diccionarios en spanglish.
Según ella, "las lenguas tradicionales a veces restringen nuestras
posibilidades lingüísticas. El spanglish, sin embargo, ha demostrado
que es capaz de adaptarse a todas las novedades que estamos teniendo,
principalmente en el campo tecnológico, sin por ello perder de vista la
tradición".
Hay otra realidad que es afectada por el fenómeno, y es la política. León
lo señala: "Desde España se piensa que el spanglish puede impedir
que el español sea la segunda lengua de Estados Unidos, cuando no hace sino
reforzarlo. Desde la comunidad anglosajona estadounidense, acostumbrada a
imponer sus criterios al mundo, se muestra un rechazo aun más profundo, porque
cree que pone en duda su poder".
De cualquier manera, es inútil que los estudiosos rasguen sus vestiduras,
publiquen libros y conjuguen esfuerzos para la salvación del idioma. Nada hay
que salvar. La biología social terminará por imponer sus propias leyes,
decidiendo la suerte del inglés, del español y, en suma, de todos nosotros. Es
el arrollador paso del tren de la historia.
Jorge
Gómez Jiménez
Editor
"Estaba
enamorado de las palabras. Me creía un gran escritor y eso
significaba que tenía que emplear grandes palabras. Y cada vez
que me ponía a escribir tenía delante de mí, en las paredes,
alrededor, por todas partes, todas las palabras que quería insertar en
lo que escribía. Y las acumulaba haciendo un revoltijo con ellas. Ahora
me producen risa: era tan ridículo".
Henry Miller, Conversaciones de París, entrevista con
Georges Belmont (1970).
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